Después de los shows de Bergara y Madrid de los dos últimos dias, Barcelona
era la ciudad elegida por Opeth para cerrar los conciertos de la gira de presentación
de su nuevo álbum “Ghost Reveries” en España.

Muchas eran las ganas de verles, tanto por gente que ya repetía show como por
otra que asistía por primera vez a un cúmulo de sensaciones de estas magnitudes.
Y es que Opeth no es un grupo de metal de corte típico, es un grupo donde emergen
verdaderas pasiones, donde todo tiene cabida con la finalidad de sorprender,
agradar y agradar a  los paladares de los gourmets que tenemos la suerte de
disfrutar de ellos.

Como bien decía, esta gira tenia la excusa del nuevo disco sacado al mercado
a finales de Agosto que demuestra con creces el gran estado de salud y de inspiración
por el que pasa y ha pasado la banda en toda su carrera, por lo tanto irles
a ver era la gran oportunidad de tener el gusto de compartir con ellos su nuevo
álbum y otras grandes canciones de su ya extensa discografía.

Empecemos por el principio. Opeth lleva en este recorrido europeo a sus amigos
suecos Burst que empezaron el concierto a las ocho y media aproximadamente.
El concierto duró unos cuarenta y cinco minutos más o menos y la banda nos brindó
siete u ocho temas que fueron bien recibidos por el público. Me dieron muy buena
impresión y aunque no gozaron de un sonido perfecto, estuvieron muy contundentes
y ejecutaron una gran actuación. La banda mezcla sonidos nuevos venidos del
metal alternativo junto con partes más propias del death melódico más famoso
de Suecia, con temas bastante largos y elaborados, de seis o siete minutos en
los que podemos encontrar algun tinte progresivo. Recorrieron nuevos temas como
“The Immateria” o “Where the Wave Broke” del nuevo disco que presentaban ,“Origo”,
editado por Relapse Record en este presente 2.005, y que es el cuarto disco
de su carrera. Un grupo bastante destacable y que de buen seguro dará de que
hablar en un futuro porque estan haciendo bien las cosas y este tour con una
banda del calibre de Opeth es una buena muestra.

Continuando con el hilo de Opeth, salieron a escena cuando el reloj marcaba
sobre las nueve y media y todo el público empezó a gritar de júbilo. Las primeras
palabras que pronunció Mikael Akerfeldt fueron “Ghost of Perdition” , y es que
sin darnos cuenta ya habían empezado a atronarnos los primeros compases del
tema  que abre “Ghost Reveries”. Tras una magnífica ejecución, Opeth nos ofrecieron
todo un clásico de la banda venido de uno de los álbumes “antiguos”:  “My arms,
your hearse”, uno de mis favoritos. “When” fue la elegida y como no, el público
respondió en buena manera.

Llegados a este punto todos nos habíamos percatado de varias cosas, primero:
el desparpajo con el que Akerfeldt se desenvolvía detrás del micro, ofreciendonos
bromas y comentarios de todo tipo que dejaron ensimismados a todos los allí
presentes, el público muy activo aplaudia después de cada parte de los intrincados
temas de estos dioses del nuevo progresivo y de ello bien se habian dado cuenta
Opeth que iban a darlo todo por un público tan entregado. Preguntas sobre acordes
de guitarras y demás ayudaron muchísimo a la interacción del público con la
banda, Akerfeldt sabió ganarse de buena onda a toda la multitud.

Opeth salía a escena básicamente como les encontramos en el DVD Lamentations,
con un telón de fondo con la O del símbolo de Opeth y con unos juegos luminosos
minuciosos, que acompañaban perfectamente el sonido y la música de estos suecos.
Otro tema a tener en cuenta fue el espacio elegido, el Teatro Apolo, a parte
de estar aquello más lleno que un partido de Boca – River, el sitio era altamente
adecuado, la escenografia propia del lugar parecía estar echa a medida para
ellos.

Otro tema también era la no incorporación de esta gira del batería que lleva
ya los últimos nueve años con la banda, Martín Lopez, que por problemas de salud
ha tenido que dejar tanto el tour de USA como el de Europa a Gene Hoglan (durante
los primeros conciertos en USA) y a Martin Axenrot (Finales de Usa y Europa)
a la batería. Muchas eran las dudas que me surgían sobre como podía tocar alguien
ajeno a Opeth sus canciones, debido a su extrema complejidad técnica, estructural
y rítmica, pues bien decir que Martin Axenrot se había aprendido todos y cada
uno de los fills, breaks, ritmos, cambios y partes de todos los temas en los
que duró el set list, y era todo un placer verle tocar con ese gusto los temas
de Opeth, se merece todo un gran reconocimiento porque hizo una labor inapelable,
de diez. Martín Lopez se prevee que estará totalmente recuperado en Febrero.

Después de este pequeño paréntesis literario retomamos el concierto desde el
punto desde donde lo habíamos dejado, “When”, después de deleitarnos con este
corte, Opeth volvia con un tema del álbum que dio paso a “My arms, your hearse”,
“Still Life”, y nos sorprendieron con “White Cluster”. El grupo estaba soberbio,
y el sonido estaba ya en un punto tan sublime de perfección que si cerrabas
los ojos te encontrabas escuchandolos desde el mismisimo paraíso, los pequeños
problemas de ecualización de volumenes que habían sufrido en pequeñas dosis
en “Ghost of Perdition” se habian solventado plenamente y se podía disfrutar
y degustar todo este conjunto de sensaciones en su máxima plenitud.

Cada nota, cada golpe conjugado con ese altísimo gusto, cada redoble, cada
nota armoniosa y bellamente coordinada, esa precisa y preciosa voz de Akerfeldt
que parecía no tener límites a la hora de cantar mostrandonos su amplísimo rango
de matices y tonalidades con la bella voz melódica y la endiablada gutural,
nos hacían merecedores de las dos orejas que el destino sabiamente nos había
dado.

Todo era perfecto, mucho más de lo que se podía esperar y el público estaba
disfrutando al máximo y es que era para hacerlo, todo iba como la seda, como
debe sonar el grupo que ha redefinido tanto al metal extremo como al progresivo.

Sin apenas poder dejar de sorprendernos, Opeth volvió con algo bastante nuevo,
de su penúltimo álbum “Damnation”, con el tema con raíces muy latin “Closure”
en el qual introdujeron en mitad del tema una parte totalmente Pink Floyd que
emocionó a la concurrencia. Sin parar la enlazaron con el grandisimo “Bleak”,
uno de mis temas favoritos sin duda de toda su amplísima colección de obras
maestras. El sonido, la calidad y la originalidad iban reinando nuestras mentes
que sólo podían parar para sonreir entre canción y canción con el carisma inusitado
de un genio, del genio Mikael Akerfeldt.

Llevabamos cerca de una hora que se habia pasado como medio segundo en un tiempo
que habiamos “perdido” para estar en el nirvana, “The Grand Conjuration” le
sucedió para recordarnos que a día de hoy son la banda más en forma del panorama
metálico y que son capaces de hacer enormes y grandilocuentes canciones.

Opeth es un grupo de aquellos en que o te gustan todos los temas o realmente
no te gustan ninguno y su guiño al primer disco “Orchid” con “Under the Weeping
Moon” fue bestial y hizo las delicias de los más románticos. Volvieron con la
última obra de su nuevo disco que tocarian esa noche, “The Baying of The Hounds”
que no hacía nada más que recorrernos en el cuerpo con esas brutales y extremas
melodias para pesar a bellos trozos progresivos.

“A Fair Judgement” el tema totalmente melódico de “Deliverance” cayó manteniendonos
en el nirvana en el que estabamos immersos con esas partes progresivas a lo
Camel, Genesis y demás y un final muy en onda doom gótica genial.

El grupo se despidió de la muchedumbre para volver con el bis “Deliverance”
no sin antes hacernos tres preguntas, como la esfinge, para obtener la canción
extra. Una vez acabado el concierto hablando con un amigo entendí la verdadera
e inteligente artimaña que había desarrollado el genio. Akerfeldt hizo 3 preguntas
relacionadas con Judas Priest, la primera fue el nombre del mítico cantante
de la banda, cosa que sólo era para animar al público a contestar, para preguntar
después dos preguntas sobre si nos parecían buenos o malos dos videoclips de
la banda, “Breaking the Law” era uno de ellos, a lo que él mismo respondió que
eran una completa basura y añadió inteligentemente “But we Still love Them”
(pero aún les continuamos queriendo).

Pues bien, yendo más allá en la cuestión y pensando, muchas han sido las críticas
vertidas contra el videoclip de “The Grand Conjuration”, ahora ya os podeis
imaginar por donde iban los tiros de las tres preguntas.

Volviendo con “Deliverance” que fue el tema que nos devolvió a la realidad
del mundanal ruido,  dejandonos caer del cielo, el grupo estubo soberbio acabando
totalmente clavados en el magnífico y progresivo riff final.

En otros shows de la gira europea habian interpretado antes de “Deliverance”
el tema “Demon of the Fall” que no se interpretó en Barcelona, pero eso ya era
lo de menos, la dosis de Opeth en estado lleno ya había sido inyectada en nuestros
cuerpos de una forma sensacional.

A algunos no les gustó demasiado el set list, a lo que yo les añado, para mi
todos los temas de Opeth son geniales, hubiesen tocado lo que hubiesen tocado,
yo hubiese disfrutado de la misma manera.

Todo un espectáculo para los sentidos que se quedará grabado en la mente de
todos los que asistimos durante mucho y mucho tiempo. Un rotundo diez.

Texto: Carlos Orellana / Fotos: Sergi Ramos

Datos:Apolo
Barcelona
Público: Casi lleno
Promotor: Cap-Cap / Gamerco

Día:10/12/2005

Puntuación:9