Fiesta absoluta con un escenario lleno hasta la bandera y la sensación de que todo el mundo lo pasaba a lo grande. Completísima noche de punk folk con un llenazo total, muy buenas vibraciones y con la sensación de que lo de esta gente va a crecer más y más.

Muchos vemos a esta banda de Boston como uno de los próximos “grandes”. Lo tienen todo para ir ganando público y para conseguir buenas entradas en listas. Incluso ya forman parte del círculo “guay” de amiguetes de los que mandan en el negocio musical en Estados Unidos. Y es que cuanto más grande es una banda menos se acuerda de sus errores, y en Barcelona lo demostraron… Del concierto poco tengo que criticar, la verdad, pero alguien debería recordarles que la última vez que vinieron a la Ciudad Condal vinieron sin su cantante y sin avisar. Desde el escenario ni un “lo siento”, o un gracias por estar allí la última vez. Lo dicho, estos detallitos hacen que les podamos considerar ya unos grandes.

BRYAN MCPHERSON y BLOOD OR WHISKEY

Pero todo esto queda como anécdota después de la fiesta de folk punk que vivió Barcelona. La Razz registró un lleno hasta los topes. Era precioso ver la sala desde arriba con todo el gentío apretujado. Poco a poco la gente iba llenando el recinto pues ya a las siete de la tarde Bryan McPherson estuvo calentando el ambiente con sus canciones de autor. No se caldearía la cosa hasta el show de Blood or Whiskey. Espectacular concierto y sonido demostrando que sabían como convencer. De estilo mucho más folk que los Mahones pero con un tipo que combinaba acordeón y whistle y que le daba todo el peso tabernario. Canciones entretenidas y con un frontman que supo agradar. Hubo un par de circle pits que tuvieron más de Wall of death y que encantaron al respetable. A eso hay que añadir que todos hicieron coros y que el material con el que juegan engancha y gusta a la gente. Lejos están de los Dropkick, pero tocará reivindicarlos.

THE MAHONES

Los canadienses venían a Barcelona siendo bastante conocidos, con más de dos décadas a sus espaldas y con su acordeonista estrella “Kaboom” McConell. Desgraciadamente el sonido fue un desastre y la mandolina apenas llegó a sonar en casi todo el concierto. Mucho más directos y contundentes que Blood or Whiskey aunque entretenidos y festivos. Disfrutamos “Shakespeare Road” o “Prisioner 1082” pero en ningún caso llegaron a convencer como esperábamos. Buenos intentos de un competente Finny McDonnell pero es la Kaboom la que acapara todas las miradas. Ellos juegan con su imagen sexy y está en el centro del escenario arengando a las masas. Gritó más que cantó, y eso es de lo que adoleció todo su concierto: una argamasa de sonido con gritos, más que coros. Quienes les han podido ver en buenas condiciones nos aseguraron que lo de esa noche fue un accidente.

¡LET’S GO MURPHYS!

Esta vez llegaban a Barcelona con toda la artillería, y a pesar de que muchos discuten el set list de la gira, demostraron que son una banda especial y que están en su mejor momento. Sólo tocarían hora y 30 minutos, pero fue un espectáculo. Un manual perfecto de entrega, ganas y saber satisfacer a tu público. Entraron con esa preciosa balada enlatada, cantada por Sinead O’Connor y con las letras de su logo en el telón de fondo. Posteriormente llegó el tsunami sónico con “Out of Our Heads” y la tremenda “Citizen C.I.A.”. Con ese inicio empezaban con material fresco seguido de uno de los clásicos más punks, más fieros y directos de toda su discografía. Tremenda reacción en la gente y unos Al Barr y Ken Casey al frente combinando voces protagonistas. Pogos generalizados, tímidos crowd surfings y con una sala repleta hasta la bandera con muchos asistentes vistiendo de verde, su color corporativo. Otro viaje al pasado con “The Gang’s All Here” y unos de sus singles más exitosos: “The Warrior’s Code”. Este inicio matador es lo mejor que les he visto en estos últimos años, y es que el sonido era perfecto.

Los parlamentos caerían a cuentagotas y dieron todo el protagonismo a su música. “Prisioner’s Song” y “Rose Tattoo”, ambas de su última obra, fueron tan bien recibidas como la mayoría de clásicos. Quizá “Signed and Sealed in Blood” sea su obra más comercial, pero musicalmente es una maravilla. El detalle genial fue la inclusión de la maravillosa tradicional “Rocky Road to Dublin”. Fue sólo un minuto y medio, pero se agradece el recuperarla. La gaita iba apareciendo en el flanco derecho de la escena cuando la canción lo requería y la sensación de dinamismo y de que en todo momento pasan cosas sobre escena es total. Se estancó algo el concierto tras “Walk don’t Run”, con cortes como “Cruel”, “The Auld Triangle” o “Famous for Nothing”, pero pronto “Peg O’My Heart” nos devolvió al cielo del punk folk. Y tras “The Walking Dead” caería otro de los himnos tradicionales como es “The Wild Rover”. Una de las más famosas canciones de taberna irlandesa. Fue tras “Going Out of Style” que nos regalarían la gran sorpresa de la noche, pues nadie la esperaba: “The Fields of Athenry”. Inmensamente coreada, aunque en otros conciertos ha sonado mejor.

Quedaban lo mejor de su discografía y “Johnny I Hardly Knew Ya” desató al público. La célebre canción antibelicista es mundialmente conocida, pero los Dropkick le han dado un toque realmente personal y efectivo. De “Barroom Hero” obtuvimos una tapa, no cayó entera, pero sí lo hicieron “Boys on the Docks” y la celebérrima “I’m Shipping Out to Boston”, Como suele ser habitual subieron todos los miembros de las bandas teloneras para sumarse a la fiesta. Este himno es ya un clásico absoluto, y no del estilo, sino de la música en general. Siempre es maravilloso vivirla en directo, aunque afortunadamente los Dropkick son mucho más y poseen himnos a la altura de este súper hit. La pausa para los bises fue breve y “The Boys Are Back” parece hecha adrede para volver a tocar el material restante.

Como viene siendo habitual “Kiss Me I’m Shitfaced” permite a que toda fémina que lo quiera se suba al escenario, quedando una estampa espectacular. La gente lo agradece. En la apabullante y durísima “Skinhead of the MBTA” se abre la veda y ya podían subir los varones. Pero el punto final lo puso su versión de Sham 69 “If the Kids Are United”. Fiesta absoluta con un escenario lleno hasta la bandera y la sensación de que todo el mundo lo pasaba a lo grande. Completísima noche de punk folk con un llenazo total, muy buenas vibraciones y con la sensación de que lo de esta gente va a crecer más y más. Son aptos para todos los públicos, auténticos a más no poder, tienen singles perfectos capaces de llegar hasta públicos alejados del rock y parecen una versión 2.0 de los Pogues, salvando las distancias, claro. A diferencia de los de Shane McGowan no son tan autodestructivos y su evolución comercial no les está bajando ni un ápice la calidad, cosa que de la que sí adolecieron los irlandeses. A todo lo genial del concierto sumadle que algunos de sus miembros estuvieron firmando entradas y discos hasta que la gente de seguridad nos echó a todos. ¡Chapeau!

Día:2015-02-17

Hora:19:00

Sala:Razzmatazz

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Bryan McPherson Blood or Whiskey The Mahones

Puntuación:9