Barcelona era una de las diez ciudades elegidas para una escueta gira mundial en la que se había tenido que elegir con bisturí cada una de sus paradas, de modo que la cita era ineludible... Absolutamente espectacular cómo consiguieron darle una nueva dimensión a sus temas y dejar claro que esta banda está lejos de ser una simple aventura más de Mr. Portnoy.

Aunque parezca que sucediese ayer, hace ya cuatro años que Mike Portnoy dejó Dream Theater. Cuatro años desde un terremoto cuyas ondas sísmicas tomaron forma de, entre otras cosas como declaraciones desafortunadas en un constante fuego cruzado, infinitos nuevos proyectos con el sello del carismático baterista neoyorkino. Infinitos proyectos que es fácil que den la sensación de que ninguno acaba de convencer, que tan sólo son otro de los caprichosos arranques de Portnoy, que no ofrecen nada especial y que tan sólo llaman la atención de un colectivo muy concreto: los seguidores acérrimos del propio Mike. ¿Qué queremos decir con esto? Que The Winery Dogs no se han convertido en una banda excesivamente relevante en el mundo del hard rock. Que Flying Colors no se han convertido en una banda excesivamente relevante en el mundo del prog rock. Que Adrenaline Mob (aunque ya no forme parte de ello) no se han convertido en una banda excesivamente relevante en el mundo del groove metal. Que por lo general, los seguidores de estos conjuntos son en esencia los mismos: aquellos devotos del barbiazul que comprarán (prácticamente) cualquier cosa en la que ponga su sello.

Pero tengamos cuidado. En esta semana se me ha sorprendido más de una vez demostrándome lo equivocado que estoy, y Flying Colors forman parte de ello, así como The Winery Dogs hicieron lo propio con mi compañero Sergi Ramos el año pasado. Y es que, al igual que en su banda con Sheehan, si bien «Second Nature» ya apuntaba maneras (mucho mejor que el álbum debut), donde esta banda consigue trascender sobre lo anecdótico es en el directo. Barcelona era una de las diez ciudades elegidas para una escueta gira mundial en la que se había tenido que elegir con bisturí cada una de sus paradas, de modo que la cita era ineludible aunque en un principio tan sólo se tratase de mera curiosidad. Más tarde se convertiría en mucho más que esto, pero no adelantemos acontecimientos…

El encargado de abrir la velada era John Wesley, ex-guitarrista y segundo vocalista de Porcupine Tree en directo, que venía presentando su último trabajo en solitario. «Disconnect» ha sido una de las decepciones mayúsculas de este 2014 (podéis leer la reseña aquí), por lo cual la cita no era especialmente emocionante, pero lo cierto es que en directo el bueno de John consigue hacer sonar esos desaliñados temas algo mejor que en disco (al menos ahí se libran de la horrible producción a la que fueron sometidos en el álbum). Acompañado por grandísimos músicos como el enorme Sean Malone (Cynic, Gordian Knot) al bajo y el chapman stick, Wesley ofreció una actuación de unos 45 minutos que se hizo algo tediosa y poco interesante. Había buena madera sobre el escenario, pero simplemente las canciones no daban para más. Una auténtica lástima.

A las 21:20 los cabeza de cartel iniciaban su actuación con «Open Up Your Eyes», el fantástico corte que abre su nuevo álbum y que incluye probablemente mejor prog que el mostrado en cualquiera de las canciones del último trabajo de Transatlantic… Precisamente el gran acierto de Flying Colors es su versatilidad para combinar el progresivo con facetas más pop o hard rock, y esto trasladado al directo pasa por crear un setlist perfectamente diseñado (esto evidentemente es obra de Mike, a quien siempre se le han dado muy bien estas cosas) para que vayamos visitando paisajes distintos sin perder un horizonte en común. Sólo así se explica que 105 minutos de actuación se pasasen en un suspiro y que lograsen deslizarse con sorprendente facilidad entre temas como el mencionado, la rockera «Bombs Away» que cayó en segundo lugar o momentos más melosos como la coreada «Kayla» que ocupó el tercero. Un concierto extremadamente fresco y divertido, que difícilmente se podría hacer largo para nadie pese a su nada desdeñable duración.

Y es que ¿qué esperábamos? Ya sabemos las maravillas que hacen Neal y Mike sobre un escenario. Los hemos visto infinidad de veces, y sabemos que funcionan como una auténtica bomba de emoción y potencia. Si a esto añadimos un gran frontman con excelente voz como es Casey McPherson y dos perros viejos que tienen muchos escenarios quemados a sus espaldas e irradian virtuosismo como Steve Morse y Dave LaRue, el resultado en vivo no podía ser sino excelente. Evidentemente los temas de «Second Nature» fueron los que con más fuerza brillaron, puesto que su mediocre predecesor palidece en comparación… pero incluso así ese trabajo ofreció algunos muy buenos momentos como la movida «Shoulda Coulda Woulda» o la final «Infinite Fire».

LaRue estuvo impecable durante toda la noche, inquebrantable en segunda línea y gozando de algunos momentos puntuales de protagonismo que brillaron con luz propia. A Steve lo vimos algo más cansado, pero desde luego hizo una labor excelente con sus característicos solos. Canciones como «The Fury of My Love» o «Peaceful Harbor» fueron de los mejores momentos de la velada, así como la emotiva «Peaceful Harbor» precedida por «Colder Months» con Casey en solitario sobre el escenario o una «Mask Machine» que nos hizo saltar a todos. Absolutamente espectacular cómo consiguieron darle una nueva dimensión a sus temas y dejar claro que esta banda está lejos de ser una simple aventura más de Mr. Portnoy.

Promotor:Rock n Rock

Día:2014-10-07

Hora:19:00

Sala:Razzmatazz 2

Ciudad:Barcelona

Teloneros:John Wesley

Puntuación:8