A veces las expectativas son malas consejeras. Basta con que uno vaya a un concierto esperando encontrarse con una gran noche de hard-rock para terminar volviendo a casa aburrido y deseando haberse quedado en el sofa viendo CSI, que al menos entretiene más. Y es que los conciertos en día laborable siempre suelen ser agonizantes. De entrada, porque acude menos gente y es infinitamente más difícil recrear el ambiente de un gran concierto en el cual el público está totalmente entregado y la banda se nutre de esa energía y la escupe de vuelta a través de sus instrumentos. Con honrosas excepciones, cada vez queda más patente que los shows en días entre semana –aunque sean vispera de festivo- son aburridos, muy aburridos.

La gracia en ésta ocasión era que, por una parte, DOKKEN venían sin nuevo disco que presentar, por lo que el set-list iba a estar plagado de grandes exitos de arriba abajo. Por otra parte, el grupo que les acompañaba era KINGDOM COME, la mítica banda que en los 80 fue acusada de ser cualquier cosa excepto originales. La idea era buena. Una banda de versiones de LED ZEPPELIN con temas propios – o tan propios como sea posible en ese caso- y una gran banda de los ’80 tocando sus éxitos. Poco sabía un servidor que la tediosa actuación de KINGDOM COME terminaría por hundir la noche y provocar el hastío mas terrible a los asistentes al concierto. Tanto que, cuando DOKKEN salieron a escena, fueron recibidos como si de la reencarnación de Jesucristo se tratase.

A aquello de las 20:30 salieron a escena Lenny Wolf y sus compañeros de banda. A modo informativo diremos que su banda actual está formada por Eric Foerster a la guitarra, Frank Binke al bajo, H. Thiesbrymmel a los teclados y batería y el propio Lenny Wolf a la voz y guitarra rítmica. Y la verdad es que es una banda impersonal, poco dada a animar al público y totalmente eclipsada por un Lenny con poca capacidad de liderazgo, que apenas se comunica con el público y que se entretiene simulando que toca la batería o un violín en determinados momentos del concierto en los que no está cantando o tocando la guitarra. Quien esperaba con Kingdom Come un concierto de hard rock y alguna versión de LED ZEPPELIN debió conformarse con “Get It On”, que sonó en la cuarta posición del set-list. A partir de ahí, el concierto perdió todo interés posible y solo la balada “Ain’t Crying For The Moon” hizo recuperarlo vagamente. El público no prestó demasiada atención y se limitó a generar un murmullo constante, con decenas de conversaciones en marcha que evidenciaban la poca conexión entre banda y público. Y en un caso como ese, un set de hora y pico es excesivo. Más de uno y más de una terminó arañando las paredes cuando cada vez que parecía que todo acababa, la banda hacía otro bis.

Cuando se acercó el momento de DOKKEN, la cosa mejoró sustancialmente. La sala tenia mejor aspecto y probablemente ya había unas 400 personas congregadas, aunque fueron muchas menos que las que hubo en la sala Bikini en el 2003, cuando DOKKEN volvieron a España por primera vez en más de una década y se encontraron con recintos hasta los topes. La banda apareció en escena alrededor de las 22:00 con un trío inicial de temas que dejó claro que iban a defender su legado con uñas y dientes: “Kiss Of Death”, “Into The Fire” y “Dream Warrior”.

Las primeras impresiones –que son las que cuentan- denotan que pese a que la banda que lleva Don Dokken tras de sí es mastodóntica, el sigue siendo la parte menos excelente del grupo. Con una voz cada vez más limitada, Don se esforzó a lo largo de los primeros temas, intentando llegar a las tonalidades de antaño, pero finalmente dejandolo en la que mejor se adapta a su voz actual. Especialmente fría fue la interpretación de la clásica “Dream Warrior”, que quedó algo deslucida precisamente por la escasa voz que tiene actualmente Don. No obstante, el hombre tiene una edad y hasta hace unos años fumaba hasta sobre el escenario, así que saquen sus propias conclusiones.

Los héroes del concierto fueron dos, y ninguno de ellos es Don Dokken. El guitarrista John Levin volvió a demostrar su valía, con un repertorio de poses de guitar hero que parecían sacadas de un libro didático sobre el tema y una cantidad de riffs y solos interpretados con la máxima fidelidad que salvaron la noche. El otro fue, sin lugar a dudas, Mick Brown. El batería sigue gozando de una pegada extrema e intensa y es uno de los pocos baterías que a día de hoy no llevan un sistema de triggers para mejorar su sonido. A lo largo del show se pudo comprobar como Brown sigue tirando del sonido acústico de su batería y los resultados fueron más que óptimos gracias a su fuerza tras los parches.

Respecto al set-list, el show fue corto y directo a los clásicos. Tras el triplete inicial, llegaron “The Hunter”, la aplaudida “Paris Is Burning” , el hit “Breaking The Chains” y el baladón antológico que siempre ha sido “Alone Again”, nuevamente algo frío y distante debido a la voz de Don. Por una vez, “Too High To Fly” no fue tan intensa como cabia esperar. John Levin soltó demasiada tralla guitarrera en el inicio de su solo y luego se quedo redundando una y otra vez hasta cumplir con el minutaje previsto. Para terminar de comprender a lo que me refiero, lo mejor es escuchar el directo “Live From The Sun” – donde toca John Norum como guitarrista-  para comparar o haber asistido al concierto que la banda hizo en el 2003, donde Levin despertó los más salvajes aplausos entre el respetable tras dicha canción.

El show siguió adelante con “Unchain the Night”, recordando a todo el mundo que los ’80 fueron una decada muy grande musicalmente, “Just Got Lucky” y para finalizar “Heaven Comes Down” y la rockera “It’s Not Love”. No se demoró mucho la banda a la hora de volver para los bises. Interpretaron “Tooth And Nail” y, como punto y final, la esperada “In My Dreams”, donde lejos, muy lejos estaban aquellos coros estratosféricos de la versión original. Aunque también dudo que aquellos fueran realizados por humanos.

En resumen, una noche algo apática que se vio salvada únicamente por el peso específico del que goza el catalogo de canciones de DOKKEN. Si no hubiera sido por eso (o si hubiera sido un concierto de KINGDOM COME en solitario!) allí no se habrían salvado ni los muebles.

Texto y Fotos: Sergi Ramos

Promotor:RM Concert

Asistentes:400

Día:11/10/2007

Sala:Razzmatazz 2

Ciudad:Barcelona

Puntuación:6