No presentaban disco nuevo pero siempre son bienvenidos. Sus excusas por salir de nuevo a la carretera son lo de menos, el caso es que volvían y en la sala anexa del Sant Jordi, todo un lujo. Las dudas lógicas nos asaltaban la mente de camino al recinto: ¿estaría Gillian a la altura, qué clásicos iban a caer, es Don Airey capaz de cubrir el hueco de todo un John Lord? Pronto serían despejadas y… con alguna más que notable sorpresa.

Tras la actuación de The Cannibal Queen y con un cuarto de hora de retraso respecto a la hora prevista, saltaba a escena este quinteto británico precursor de las sonoridades más endurecidas del rock clásico. Atacaron una intensa “Highway Star”, himno imperecedero con el que hace algunos años solían cerrar sus descargas. De entrada pudimos ver la excepcional forma de Ian Paice y Roger Glover, tan dinosaurios como metrónomos perfectos, luciendo siempre una amplia sonrisa y dejando patente en todo momento sus excepcionales dotes musicales.

Gillian está mucho más delgado que antaño y, aunque su voz es una sombra de lo que llegó a ser, es capaz de sacar adelante el concierto y lucir en momentos concretos sus capacidades vocales. A Airey el traje de Lord le sienta de maravilla y cumple sobradamente con todo. Morse está algo más musculado y sigue siendo el sustituto perfecto para otro de los célebres huidos: Blackmore.

El set list de la noche estuvo más que correcto y de entrada combinó clásicos con temas más contemporáneos. Mezclarían pues “Things I Never Said” y “Rapture of the Deep” con el “Strange Kind of Woman” en medio. El sonido acompañaba, el público estaba hambriento de clásicos (espectacular cómo se coreó el solo de “Highway Star”) y la banda lució como era de esperar. Gillian sigue siendo su punto más flaco, obviamente, pero también es de recibo comentar que estuvo mejor que en anteriores visitas a la Ciudad Condal.

Sorpresa superlativa la de “Fireball” con un Paice de cine y posteriormente primera instrumental (no sería la única) para dar descanso a las cuerdas vocales del británico. “Contact Lost”, última pieza del “Bananas”, sería la encargada para el lucimiento dactilar de Morse. La breve pieza terminaría con un solo a medio tiempo, intenso y muy aplaudido. Seguirían con la ya clásica “Sometimes I Feel Like Screaming”, pieza en la que Gillian se encuentra mucho más cómodo.

“The Well Dressed Guitar” fue otra de las piezas más aplaudidas de la noche, derroche instrumental y lucimiento por parte de todos mientras el cantante apoya el trabajo con la pandereta. Afortunadamente ya no le da a esas congas inaudibles que estuvo aporreando durante años. Consiguieron una de las ovaciones de la noche, y es que quizá la voz haya perdido, pero instrumentalmente la banda sigue sonando como siempre y su música lleva la impronta de un sonido propio, el que siempre les ha caracterizado. Continuarían con otra instrumental, esta vez esa pieza primeriza y casi arqueológica que es “Wring that Neck”, tema que les ayudo a conseguir ese sonido tan reconocible.

“The Battle Rages On” destacó por ser poco conocida entre la gente, que vibró con el posterior solo de Airey, que tuvo un amago al “Mr Crowley” de Ozzy para deambular por la clásica y terminar con un festival de programación y samplers. Afortunadamente ha dejado de lado el recurso de meter piezas de Star Wars para motivar al personal. Realmente o nunca lo necesitó o los mismos Purple han preferido que se mueva por terrenos más clásicos. La recta final encendió a la concurrencia, y es que si caen de un tirón “Perfect Strangers”, “Space Truckin” y “Smoke On the Water” es fácil que la gente alcance el clímax. Fue en estos temas cuando el respetable perdió más los papeles y cuando las pancartas y banderas más ondearon y algunas camisetas y chalecos llegaron al escenario.

La banda mantiene esos solos-piques de teclado y guitarra que tan célebres les hicieron y hasta Gillian imitó el sonido de las seis cuerdas de Morse recordándonos los tiempos de “Made in Japan”. Tras hora y cuarto de concierto pasarían a los bises con la sorpresiva (no estaba en sus últimos set lists) “Speed King”, presentada por su líder con un lapidario “Deep Purple tocamos Rock and Roll”. A medio tema empezó un pupurrí de viejos clásicos del rock de los 60 en los que Gillian se encuentra como pez en el agua. Hubo tiempo para que Roger Glover demostrara su nombre legendario y para que Ian Paice ofreciera un solo de batería ejemplar: intenso, espectacular pero breve y efectivo.

Lo siguiente estaba más que cantado, un “Hush” y un “Black Night” que nos hicieron botar y corear. Purple a la máxima potencia: profundos y púrpuras. La hora y cuarenta de concierto puede que a muchos les sepa a poco pero queda claro que Gillian tiene que cuidarse, por lo que tampoco no pueden alargar mucho el set. A eso hay que incluirle los muchos solos y las muchas instrumentales, pero no hay problema alguno, pues eso es algo que siempre ha caracterizado a los Purple.

Los que puedan pensar que este Mark VIII sin Blackmore ni Lord es una caricatura desdibujada de tiempos mejores puede que cambiaran de opinión tras el concierto, y es que estuvieron mucho mejor que en otras ocasiones. De hecho superaron con creces su última visita en la Vall de Hebrón o su ya lejano show del Doctor Music, y eso que han pasado más de diez años. Tal como están las cosas… dudo que podamos pedirles mucho más, pues “Child In Time”, desgraciadamente, ya es historia.

Jordi Zelig Tàrrega / Fotos: Sergi Ramos

Promotor:Rock N Rock

Asistentes:3500

Día:14/09/2009

Hora:20:00

Sala:Sant Jordi Club

Ciudad:Barcelona

Teloneros:The Cannibal Queen

Puntuación:8