Toundra: viaje al centro del sonido en Barcelona

El retorno de Toundra a los escenarios tiene como objeto la presentación de ‘Hex’, octavo trabajo de estudio de la formación madrileña, con fecha en diversas ciudades de la península.

El preludio orquestado por Ànteros, y su personificación de la venganza del amor no correspondido,  asaltó en primer grado al público de Barcelona. Con un arrollador directo, el hijo predilecto de Ares y Afrodita presentó un tracklist que oscila entre el post-metal y post-hardcore. La banda, integrada por miembros de Toundra, Syberia y Viva Belgrado, presentó un baile de “Espectros” y “Sombras” que desintegró los mecheros del público hasta las “Cenizas”.

Ànteros (Foto: Alex Barroso)

La titánica “Rhea” hizo acto de presencia con voluntad de no ser la tercera en discordia y, tras un tira y afloja con el siguiente track del setlist, las profundidades del mar Mediterráneo alcanzaron la superficie con “Nereid”. A continuación, los límites de la polaridad fueron barridos de la mano de “Polaris”, tema que desencadenó una furia guitarrera a modo de pasaje discontinuo hacia el foco de luz “Ultravioleta” con el que colapsaron los límites de la frecuencia.

Alto voltaje

Iniciando la introspección sonora instrumental con los tres temas encargados de abrir ‘Hex’ (2022), su última entrega discográfica, la larga marcha de Toundra sacudió el pasado sábado 30 de abril los límites de la Sala Apolo de Barcelona. Más concretamente, la formación madrileña estableció una divina comedia tripartita de versos insonoros en los que se materializó “El Odio”, con sus respectivas “Parte I”, “Parte II” y “Parte III”. 

En esta atmósfera sideral, el siroco sónico proveniente del Teide transportó a los oyentes hacia las arenosas costas de “Magreb”, track progresivo de corte post rock incluido en ‘II’, su segundo trabajo de estudio. A continuación, la búsqueda del tesoro continuó explorando los límites del marco espacio temporal con la mano firme en el cambio de marchas y las ruedas deslizándose sobre las ondas sinusoidales materializadas en “Oro Rojo”  (‘IV’, 2015).

Toundra (Foto: Alex Barroso)

La toma de contacto de la aguja y el vinilo pulieron el diamante en bruto de “Kingston Falls”, conduciendo a la audiencia por los surcos rotativos en busca de una nueva localización experimental “En ruinas” cual espejismo escondido entre las dunas del desierto de “Mojave”.

Toundra (Foto: Alex Barroso)

Como preludio de los bises, el hecatombe del Imperio de Bizancio supuso el primer cierre ilusorio del espectáculo, reabriendo la caja de Pandora con el baile de serpientes enmarcado en “Cobra”, en el que una atmósfera intrincada de núcleo eléctrico prenden la llama incandescente del directo de la banda.

Toundra (Foto: Alex Barroso)

Finalmente, la onda expansiva de “Watt” sumió al espíritu del técnico de luces en un cielo negro en el que hasta un avión blindado se vería obligado a realizar un aterrizaje de emergencia. Un homenaje de culto al sonido en el que la cara B supera al propio sencillo.