Sôber rompió el hielo y el miedo en Coslada

Algunos de los ayuntamientos de la Comunidad de Madrid están apostando muy fuerte por la cultura y en concreto por la música en vivo, ya lo vimos hace unos días con Leo Jiménez en Fuenlabrada.

Ahora ha sido el ayuntamiento de Coslada quien nos propone un suculento cartel lleno de grandes nombres del pop, rock y metal de nuestro país, e incluso internacionales, con cada uno de ellos tocando cada noche al más puro estilo Starlite, cada artista tiene su día. En este caso, el combo encargado de abrir el festival que nos llevará de mediados de julio hasta la primera semana de agosto es Sôber.

Ayutthaya es el festival que se lanza con una propuesta muy interesante en Coslada, con un escenario de gran dimensión y gran equipo técnico, y en un Polideportivo de La Vía en el cual se puede disfrutar al aire libre de todos los conciertos desde una serie de palés a varias alturas de color blanco, que marcan a la perfección la distancia de seguridad entre cada par de asientos, establecidos con cojines, y con espacios marcados por lámparas esféricas que cambian de color durante la actuación. Un ambiente excelente y una organización muy buena y cuidadosa en estos momentos que atravesamos.

La profesionalidad y soledad del artista invitado

La noche arrancaba con Las Sexpears, combo de Barakaldo que nos trajo un rock potente con influencias tanto grunge como punk por momentos. El trío norteño se encontró con una situación un tanto difícil, y es que había más fotógrafos que público viendo su actuación en el inicio, pero es algo a lo que las bandas invitadas se van a tener que acostumbrar por desgracia con aforos reducidos.

Las Sexpeares (Foto: Óscar Gil)

Muy acertada su versión del “Bad Reputation” de Joan Jett, y hay que dar una buena nota a estos chicos que se subieron al escenario con una situación complicada, rompiendo el hielo de un festival que abría hoy sus puertas.

Una lejanía cercana

Y tras ello, turno para Sôber que aparecían con la caída definitiva del sol a eso de las diez y veinte de la noche. El cuarteto formado por Carlos Escobedo al bajo y voz, Jorge Escobedo y Antonio Bernardini a las guitarras, y Manu Reyes tras los platos arrancaban con “Sombras” y una magnífica “Vulcano”, con esas transiciones tan bien ejecutadas. La emotiva “Náufrago”, la poderosa “Animal” no eclipsaban ni desmerecían a clásicos como “Diez Años” o “El Hombre De Hielo”, magistral pieza con la que muchos crecimos y conocimos a Sôber.

Sôber (Foto: Paco García)

Otro de los temas especialmente recomendables fue “Lejos”, apasionante composición y ejecución en vivo, con algunos arreglos pregrabados orquestales que le dan ese toque épico que hace llevar a esta pieza a un nivel mucho más alto. Con “Estrella Polar”, Carlos bajaba al público para cantar frente a nuestras caras emocionadas por poder volver a ver un concierto en vivo, aunque sea con las limitaciones que hay que cumplir. El final llegaba con “Tic Tac” y cerrando definitivamente con “Loco”, con el público en pie por completo, eso sí, cada uno delante de su asiento, algo que se agradece.

Sôber (Foto: Paco García)

En definitiva, experiencia rara como decía el propio Jorge desde el escenario nada más saltar a él, pero convincente, con una banda entregada que no paró durante su show y con un público atento pero que realmente no sabía qué hacer por momentos. Esto es difícil y raro para todos, pero tanto este festival como la mayoría de eventos que se están realizando cumplen con todos los requisitos y seguridades para poder disfrutar de la música en vivo. Habrá mucha gente con miedo de ir a conciertos en este momento, pero lo cierto es que hay otras situaciones cotidianas mucho más peligrosas que asistir a un concierto. Un diez para la organización del festival, sabiendo lidiar día tras día con una importante afluencia de público y con todo en orden, así como a Sôber que mostraron una profesionalidad y un buen hacer como en ellos es habitual, haya doscientas o mil personas, chapeau.