Con la banda engrasada al máximo y unas condiciones sonoras excelentes, el público se entregó a RHAPSODY, no cabe decirlo. Dos horas de concierto, que sirvieron de repaso a parte de la discografía de la banda italiana, y en las que no faltaron sus canciones más míticas. Ciento veinte minutos, llenos de recuerdos, precedidos por las actuaciones de SCARLET AURA y BEAST IN BLACK, dos formaciones que bien encajaban en el cartel con su propuesta.

Ya han pasado más de veinte años desde el primer lanzamiento discográfico de RHAPSODY, y es por eso que Fabio Lione, Luca Turilli, Dominique Leurquin, Patrice Guers y Álex Holzwarth anunciaban el año pasado una reunión de los miembros “originales” para ofrecer su particular tour de despedida. En un principio, lo hacían interpretando de forma íntegra el aclamado “Symphony of Enchanted Lands” (1998), pero, según nos comentaba el propio Luca en una entrevista que nos concedió horas antes del concierto, el público no acababa de responder del todo, así que se decantaron por la otra opción: elaborar un repertorio con material publicado entre 1997 y 2002. ¡Éxito asegurado!

Rhapsody (Foto: Sergi Ramos)

Como siempre digo, cuando me refiero al combo de Trieste, RHAPSODY son atemporales. En su época, se desmarcaron astutamente de aquella hornada de bandas power metal surgidas a finales del siglo XX, que no hacían más que copiarse unas a las otras, y fueron capaces de llegar hasta aquí por una razón bien sencilla: porque han sido precursores de un estilo único. Con su autodenominado “Hollywood symphonic metal”, RHAPSODY plantaron una semilla que les ha permitido mantener viva la llama, una llama que, tras el concierto que pudimos disfrutar en Barcelona, podemos asegurar que seguirá siendo eterna.

Rhapsody (Foto: Sergi Ramos)

Es empezar a sonar “Dawn of Victory” y venirse abajo la sala, literalmente. No hay un alma que no cante aquello de “for Ancelot, the ancient cross of war, for the holy town of gods, Gloria, Gloria perpetua…”. Porque empezar con ese clásico significa garantía de éxito, como así fue. Poco importa la puesta en escena a estas alturas, menos espectacular que antaño, ahora prevalece, más que nunca, la música. Acordes mágicos capaces de erizar el vello con temas de la talla de “Wisdom of the Kings”, “The Village of Dwarves”, “Power of the Dragonflame” o “Beyond the Gates of Infinity”, en el primer tramo de concierto. Fabio Lione, por su parte, demuestra un estado de forma espectacular; igual te canta un exigente “Knightrider of Doom” que se atreve con el “Time to say Goodbye” de Andrea Bocelli, poniéndose en la piel de un tenor. Eso sí, hay veces en que hablas demasiado amigo Lione. En ese sentido no tiene remedio, es más, hasta ejerció de sacerdote al dar su bendición a la pareja de fans que subió a escena para oficializar su particular petición de mano… Con el sentido discurso dedicada a Sir Christopher Lee, al cual el voceras dedicó el siguiente “Riding the Winds of Eternity”, nos hubiéramos conformado.

Rhapsody (Foto: Sergi Ramos)

Patrice Guers (bajo) y el batería Alex Holzwarth, también tuvieron sus respectivos momentos de protagonismo, con sendos solos… mientras que Luca Turilli corría arriba y abajo del escenario, como es habitual en él. En cuanto a lo musical, cada uno de los instrumentos sonaba a la perfección: los habituales coros y orquestas se limitaban a respaldar a la banda, no a empañarla, y eso es de agradecer. Daba gusto escuchar el potencial vocal de Fabio de forma tan cristalina, interpretando cortes como “Wings of Destiny”, “The Wizard’s Last Rhymes”, “Symphony of Enchanted Lands” o “Lamento Eroico”. Con la banda engrasada al máximo y esas condiciones sonoras excelentes, el público se entregó a RHAPSODY, no cabe decirlo.

En total, dos horas de concierto, que sirvieron de repaso a parte de la discografía de la banda italiana, y en las que no faltaron las míticas “Land of Immortals”, “Holy Thunderforce”, “Rain of a Thousand Flames” y “Emerald Sword”, con la que se concluyó la velada. Ciento veinte minutos llenos de recuerdos, precedidos por las actuaciones de SCARLET AURA y BEAST IN BLACK, dos formaciones que bien encajaban en el cartel con su propuesta. Los primeros no pudimos verlos, por lo comentado anteriormente en el primer parágrafo, y los segundos, deciros que siguen subidos al carro de formaciones como SABATON, POWERWOLF o BATTLE BEAST: mucha melodía, coros pregrabados y protagonismo de teclado, pregrabado también. De hecho, el guitarra Anton Kabanen formó BATTLE BEAST tiempo atrás, antes de ser expulsado, así que todo queda dicho.

Rhapsody (Foto: Sergi Ramos)

Cabe destacar que Kabanen se ha rodeado de músicos experimentados para esta nueva andadura al frente de BEAST IN BLACK, destacando Yannis Papadopoulos a las voces, una garganta con personalidad muy propia, cuyo potencial principal recae en alcanzar agudos imposibles y despistar al oyente con su voz afeminada. Sin innovar demasiado con su propuesta discográfica, el grupo consiguió sacar adelante una actuación corta pero intensa en Barcelona, elaborada a base de temas de su único disco, “Berserker” (2017); canciones de la talla de “Beast in Black”, “Blind and Frozen”, “Blood of a Lion”, “Born Again”, “The Fifth Angel”, “Crazy, Mad, Insane”, “Eternal Fire” y “End of the World”, con la que terminaron. Así es como BEAST IN BLACK se despedían de la Ciudad Condal, faltando un cuarto de hora para las nueve… El resto ya os lo hemos contado.

Promotor:Madness Live!

Día:2018-03-18

Hora:19:00

Sala:Razzmatazz

Ciudad:Barcelona

Teloneros:SCARLET AURA y BEAST IN BLACK

Puntuación:9