Crónica | Kadavar: Los '70 en Murcia

El grupo Aleman de Rock Psicodélico y retro formada en 2010, regresaba a España para seguir con la presentación de su última obra, “Rugh Times”, editada el año pasado y acompañados esta vez de Monolord, que también pisaron la península recientemente, para obsequiarnos con un viaje en el tiempo y retroceder cinco décadas. Fuimos muchos los que quisimos ver a éstas dos bandas en auge que seguro conseguirán más adeptos en los próximos años.

Monolord: masa sonora

Segunda vez que veo a Monolord en pocos meses tras su paso junto a Black Label Society por Barcelona, y la propuesta de esa noche no iba a cambiar mucho respecto a la anterior descarga, solo el tamaño de una sala más pequeña, porque en cuanto al apartado musical, el muro sonoro al que nos empuja, poco varió. El ritmo pesado de su stoner/doom, no es muy popular por estos lugares, e incluso le parecerá aburrido a alguno del público de esa tarde, pero a los que sí disfrutamos de esa cadencia y lentitud en los riff, agradecimos el buen sonido que iban a tener. Tocaron temas de su nuevo disco “Rust” como la poderosa e hipnótica “Where Death Meets The Sea” o la homónima “Rust”.

Monolord (Foto: Jesús Martínez)

La densa “Lord of Suffering” deja ver la potencia y distorsión brutal del trío sueco, donde destaca la pegada de Esben Willems tras los platos, sencillos, pero que encajan muy bien con su propuesta. Suenan los acordes de “Empress Rising “ de su primer disco donde los riffs de Thomas V. Jäger suenan desgarradores, y que tras 12 minutos de duración, sirven para despedirse caldeando una, ahora sí, abarrotada sala.

Monolord (Foto: Jesús Martínez)

Pana y campana de Kadavar

Con ese panorama de local lleno, salían a tablas los berlineses Kadavar para trasladarnos a los sonidos setenteros a los que nos tienen acostumbrados. Ataviados con pantalones de campana, chalecos de pana y camisetas semitransparentes, parecían sacados de algún armario olvidado de sus padres y sin ningún tipo de decoración, solo una buena ristra de amplificadores apelotonados unos encima de otros, dan comienzo con “All Our Thoughts” de su primer disco y en donde ya pudimos ver el incesante bailecito de Simon Bouteloup a lo Chiquito de la Calzada, pasitos p’adelante pasitos p’atrás durante toda la noche.

Kadavar (Foto: Jesús Martínez)

La rítmica “Vampires” es la siguiente en sonar, y es cuando te das cuenta de la importancia de Christoph “Tiger” Bartelt a la batería acaparando toda la atención del público, y es que su kit se encuentra montado en primera línea, a escasos centímetros de la gente, además de ser el encargado de dar ritmo a la noche, regalando una serie de posturas, muecas y espectáculo sin cesar, sonando por encima de sus compañeros, todo un showman el talentoso músico.

Con “Living In Your Head” retoman su primera obra, pudiendo ser un tema perfectamente editado hace 50 años y en el que Christoph Lindemann, guitarrista y cantante de la banda, por mucho que moviese locamente la melena, no consiguió hacerse notar en su trabajo vocal, ni en este tema ni en todos los siguientes, toda una pena que no se supo subsanar, pero que con su gran final, no parecía importar mucho a sus seguidores.

Kadavar (Foto: Jesús Martínez)

“Into the Wormhole” es muy bien recibida, al igual que la magnífica “Tribulation Nation” de su último disco “Rough Times” plenamente coreada por todos y que nos deja destrozados con su chirriantes riffs finales, luces estroboscópicas y donde el “tigre” se despacha a gusto a los parches. El siguiente corte “Eye of the Storm” y su épico estribillo pone más calor si es posible a una abarrotada sala donde no cabe ni un alma amante del stoner y rock añejo.

La parte central del show destaca por su carácter psicodélico con temas como “Broken Wings”, “Purple Sage” y “Doomsday Machine” y su estridente solo de guitarra mientras el frontman se acerca al público para que puedan tocar el instrumento. La Hard-Rockera “Thousand Miles Away From Home” sirve para que una espectadora suba al escenario y se lance a un baño de manos y es que la gente lo estaba disfrutando mucho con la energía que trasmite el trío en cada concierto, momento en el que Lindemann intercambia una palabras con el entusiasmado público, que serían pocas, eso sí, algunas en un perfecto Castellano.

Kadavar (Foto: Jesús Martínez)

Luces fuera y todo se centra en Bartelt mientras golpea sus tambores dando comienzo la enérgica “Into the Night” donde el humo se apodera de la sala como en casi todos los temas y en donde no puedes dejar de mirar la hipnótica forma de tocar del Alemán.

Llega la hora de un breve descanso y retirada del grupo, que vuelve a la carga regalando botes de cerveza a los sedientos fans de las primeras filas, instante que sirve para anunciar el primero de los bises “Die Baby Die” ese riff oscuro que se te mete en la cabeza y se repite una y otra vez donde Simon se despoja de la camiseta empapada y es que el bajista no dejó de moverse y de tirar gotas de sudor a lo largo de la actuación.

Con un público totalmente entregado era el momento de meter la puntilla con “Black Sun” para finalizar tras hora y media, despidiéndose previamente, agradeciendo a los presentes la asistencia y dejando a Bartelt manteniendo la mirada fija con un desbocado seguidor que estaba delante de él, y a Lindemann enloqueciendo y tropezando con todo lo que tenía alrededor, teniendo un final arrollador. Kadavar cumplen en la noche aunque nunca pudiéramos escuchar al cantante como merecía. Pienso que es un grupo que gana enteros en directo y he de reconocer la maestría de los músicos, que con poco hacen disfrutar mucho.