Haken sumergió a Bilbao en un viaje sensorial de alto voltaje
Trasladarse de San Sebastián a Bilbao un miércoles, en plena jornada laboral, puede convertirse en tarea complicada. Con frecuencia, los horarios tempraneros de los conciertos entran en conflicto directo con el ritmo diario de los espectadores.
Se trataba de un evento en el que reinaban los pasajes progresivos, ambiciosos musicalmente pero arriesgados todavía por estos lares en lo que al aspecto comercial se refiere, en contraste con los sold out que esta misma gira triple ha colgado hace escasos días en Alemania y en los Países Bajos. Haken continúa con la presentación de su sexto trabajo, “Vector”, uno de los discos de metal progresivo más sensacionales de 2018. La cita de Bilbao, la segunda de sus dos actuaciones en el Estado español, resultó en una entrada discreta. La Sala Gold, la principal y más adecuada plaza de Santana 27 para acoger la producción completa del sexteto británico, se quedó semidesnuda. Pero el esfuerzo bien merece la pena.
Calidad desde el inicio
Las intensas lluvias y la densidad del tráfico de camino a la capital vizcaína impidieron que llegáramos a tiempo para la actuación de Bent Knee. Al entrar a la sala, Vola acababa de tomar el tablado. El cuarteto danés saltó en esta ocasión al escenario como trío. Su teclista y programador de sonidos electrónicos Martin Werner no ha podido estar presente en la actual gira y su ausencia escénica no pasa desapercibida, teniendo en cuenta que el seno creativo de la banda se nutre en gran parte de la su predominancia a las teclas.
A pesar de todo, bombazos como “Your Mind is a Helpless Dreamer” y “Owls” dieron buena muestra del poderío sonoro, la destreza interpretativa y el buen gusto que el grupo posee a la hora de estructurar canciones y construir enlaces que a priori podrían parecer imposibles. Ya que, precisamente, uno de los aspectos más destacables de la banda de Copenhague es su valentía para mezclar estilos.
La formación pasa en cuestión de segundos de partes melancólicas que rozan el pop al atrevimiento con sonidos electrónicos y la embestida despiadada de los ritmos djent más musculosos hasta la fecha. Todo ello, claro, rodeado por el halo de misterio que otorgan sus pasajes más ambientales de guitarras limpias en cortes como “Ruby Pool”, sus celestiales voces dobladas y un elegante despliegue de luces que no hace más que realzar el viaje atmosférico que la banda propone.
El cierre con “Stray the Skies” fue el momento álgido de su actuación, el instante en el que banda y público conectaron de forma más intensa. Un cuarto de hora más sobre las tablas les hubiera bastado para meterse en el bolsillo hasta al más escéptico.
El deleite de los sentidos
Pero uno puede intuir que esta no era una noche de escépticos y espectadores encasillados en sus gustos personales, sino justamente lo contrario. Aquel que acudía a la triple cita progresiva encabezada por Haken bien sabía de antemano que se trataba de un evento en el que la ambición creativa sería la mayor recompensada.
La banda londinense cuenta ya con un EP y cinco discos de larga duración en su haber, material más que suficiente para hacer vibrar de emoción a la entregada audiencia. Fue una lástima que sus dos primeros discos “Aquarius” y “Visions”, fueran sacrificados del repertorio íntegramente para dar mayor protagonismo a su flamante “Vector”, más orientado que nunca a poderosos riffs de metal. De todos modos, no queda otra que rendirse ante la genialidad de su trabajo más reciente, repleto de canciones tan memorables que hacen olvidar la propia ausencia de las obras mentadas.
Desde el arranque con la pegadiza “The Good Doctor” y la vigorosa “Puzzle Box”, el personal pudo percatarse del amplio amalgama de sonidos por el que estaba a punto de comenzar a navegar. Una de las principales virtudes de Haken es la capacidad de arriesgar e ir al extremo de la experimentación, sin perder en el camino el tacto por los pasajes memorables, aquellas secciones melódicas que penetran hasta lo más profundo del oyente.
Buena muestra de ello son el coro principal de “Veil” y el luminoso estribillo de “The Architect”. Ambos cortes, de 12 y 15 minutos de duración respectivamente, van mucho más allá de esos momentos señalados y abarcan pasajes fascinantes, no solo para los amantes del progresivo, sino para todo aquel que trate de aproximarse a la música de la banda inglesa sin prejuicios, dispuesto a sumergirse en su apasionante viaje auditivo.
Uno de los momentos estelares llegó de la mano de la épica “Falling Back to Earth”, rescatada del fascinante tercer trabajo de la banda, “The Mountain”. Después, su perla instrumental más reciente, “Nil by Mouth”, brilló con luz propia. El sexteto inglés volvió a dar una lección magistral de cómo combinar destreza interpretativa con la musicalidad más inspirada, sin perderse en el camino en pasajes sobrecargados de técnica.
Y, por si todo esto fuera poco, la banda redobló la apuesta en la recta final del concierto y clausuró su actuación con “Crystallised”, la canción más larga de su discografía, con casi veinte minutos de duración. El tema, extraído de su EP “Restoration”, fue magistralmente orquestada para cerrar el show en su punto más álgido, con el público rebosante de emoción.
Salvando los desajustes iniciales, Haken contó con un sonido estelar y una dramática iluminación, cuidada al milímetro, que transportó a los espectadores a una aventura sensorial llena de sentimiento. En ocasiones intimista, por momentos salvaje y apabullante pero, sobre todo, libre de toda atadura, inclinada a hacer de la música un espacio donde poder vibrar, flotar y disfrutar. La calidad se paga, suelen decir los más exigentes. Por veladas así pagamos y pagaremos gustosamente, todas las veces que haga falta.
Texto: Mikel Yarza | Fotos: Víctor Gallego
Promotor:Madness Live
Día:2019-03-13
Hora:19:00
Sala:Gold - Santana 27
Ciudad:Bilbao
Teloneros:Vola, Bent Knee
Puntuación:9
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.