Dos años habían pasado de la última visita de Bon Jovi a la Península, si bien en aquella ocasión Barcelona fue la ciudad escogida para celebrar el concierto de presentación de su anterior disco, “Lost Highway”. Con el nuevo “The Circle” bajo el brazo, y con su single “We werent born to follow” sonando a todas horas en las emisoras de música mainstream, Jon y sus huestes se acercaron a Madrid (o mejor, dicho, a la Ciudad del Rock, ubicada en Arganda del Rey), donde les esperaban con los brazos abiertos.

Para entrar, colas quilométricas y guardias civiles a caballo intentando que la gente no se desmadrara. Misión imposible a todas luces. ¿Cómo vas a hacer que la gente siga una fila que va serpenteando en eses en medio de un descampado desértico sin poner una sola valla para organizarlo? Lo dicho, esos dos guardias con esos magníficos jamelgos de estampa cervantina iban de un lado a otro dando órdenes mientras la gente correteaba a centenares por ahí.

Curioso como mínimo el recinto de la ciudad del Rock. Muy espectacular, dos escenarios muy alejados entre sí, uno en cada extremo del recinto, y montados encarados el uno al otro, y una avenida de fuentes con chorros de agua que por la noche se tornaban de colores gracias a vistosos juegos de luces.  Además, las construcciones para comida y bebida, entretenimientos, etc… situadas a los laterales del recinto se veían muy consistentes, si no directamente de obra. Me refiero que daba la impresión de algo duradero. Digo todo esto porque mi sorpresa fue mayúscula al hablar con una oriunda de Arganda, a quien pregunté qué hacían en esas instalaciones cuando no había Rock in Rio (que es la mayoría de días del año). Respuesta: “Nada, y además la concesión del Rock in Rio a Arganda es para dos años, o sea que cuando acabe éste, todo eso queda inútil”. Después la retahíla de quejas: que si en este país todo es igual, que cuántas Expos y festivales se montan (y se pagan barbaridades por ellas) para cuatro días y después dejarlos morir en ruinas… Bueno, investigaremos este tema. Eso sí, en otro momento…

A mi llegada al recinto, descargaban Mägo de Oz, ante una respetable audiencia para la temprana hora (serían las 8 de la tarde). Me refiero a que los grupos metaleros tocarán el próximo fin de semana, y Bon Jovi no lo haría hasta las 24:00, o sea, que reunir a la gente que se veía tuvo su mérito. Acabando (cómo no) con su “Fiesta Pagana”, y la gente coreando la melodía, fuimos a por una porción de pizza para encarar la noche.

Vimos a Macaco, y también a Pereza. Mucho de ellos no os puedo decir: Macaco es una especie de Manu Chao para que nos entendamos, a quien yo sólo conocía de una colaboración que hizo en una canción de un grupo catalán, “Corren” de Gossos. Pues se ve que el hombre toca la famosa “Movin”

Pereza son unos retro-rockeros con sus enormes gafas de sol, su alergia a las gillettes, sus peinados setenteros y sus alfombras persas sobre el escenario. Sacaron músicos invitados a escena y la verdad es que hicieron las delicias de la concurrencia, al menos en la zona donde yo me encontraba. Muy a mi pesar, no puedo nombrar ni un solo tema, siento decir que tampoco conocía a ese grupo.

Y finalmente, sobre la medianoche, saltaba a escena la banda de New Jersey.  El inicio fue a base del “Blood on Blood” (una de mis preferidas de su “New Jersey” del 88), “We werent born to follow” y “You give love a bad name” de su álbum de explosión “Slippery when wet”. Arranque por todo lo alto: la gente tenía ganas de Bon Jovi, y eso se notaba en el ambiente. A esas horas el recinto contaba con una mucho mayor asistencia que a las 7 de la tarde, y muchos de los que allí se encontraban venían para verlos a ellos, cosa que se nota con  los decibelios que salían de la muchedumbre, especialmente en los estribillos. Temas hubo muchos, y la elección de los mismos siempre puede despertar alguna que otra queja, pues no siempre tocan el que uno desearía, pero vamos, si una cosa tiene Bon Jovi son himnos: “Bad Medicine” y “You were Born to be my baby” son otras dos que sonarían del “New Jersey”, sonó también el tema título de “Lost Highway”, nos deleitaron con una versión acústica entre Jon y Richie del ”Wanted dead or alive” del “Slippery…”. Hicieron también una supuesta improvisación con el guitarrista de apoyo que lleva el grupo, versionando algún viejo tema rockero. Y Jon con su carisma fuera de toda duda, consigue completar un “Hallelluja” lento, solemne, acompañado sólo de Brian al teclado sin que la audiencia se impaciente ni se ponga a silbarle. Que en un festival de Rock es bastante admirable. Sonó “Keep the Faith” del álbum homónimo, y de ahí también rescataron “I Will Sleep when Im dead”. La (para mí) canción gemela de ésta, “Someday Ill be Saturday night” sonó para recordarnos también ese recopilatorio “Crossroads” con el que la banda dejaría las melenas para centrarse en su etapa adulta. Y es que Bon Jovi mismo comentó en una entrevista de la época: “Tengo 32 años, ya no puedo ir por la vida con unas greñas hasta el culo ni con una mierda de perilla como si fuera Pearl Jam”. Bueno, son opiniones. A él no le ha ido mal, desde luego. No me veo a Joey DiMaio siguiendo esos derroteros…

Me sorprendió la acogida espectacular que tuvo “Runaway”, la más añeja que tocaron. Pero lo cierto es que entre el respetable se veía mucha gente de más bien 30 o 40 años, cosa que me imagino cambiaría al día siguiente o el domingo, cuando las estrellas respectivas serían Shakira y Hannah Montana, anunciada como Miley Cyrus. De momento, ese primer viernes de Rock in Rio se veía poblado de parejas añorando sus años mozos con esos temas que marcaron su (o nuestra) juventud, y veíamos camisetas de giras de los 90 por doquier, e incluso alguna ochentera que a buen seguro recaudaría algo en el ebay.

Otro tema que se ha ganado ya el calificativo de clásico es el “Its my life” del “Crush”. Aun siendo de la etapa “nueva” del grupo, lo cierto se que el estribillo que tiene está hecho para ser coreado a pleno pulmón. En esto sí que han conservado (junto con su mano derecha Desmond Child) el “punch” a la hora de componer. A parte de un ligero bajón al encadenar 3 temas nuevos, el público lo pasaba de maravilla.

Para los bises se guardaron la imprescindible “Livin on a Prayer”, y es que es evidente que (como decía antes) por mucho que puedas tener unas canciones favoritas u otras, las hay que no faltarán nunca en el set-list del de New Jersey: Livin on a Prayer, You give love a bad name, Keep the Faith,  It´s my life, y un largo etcétera componen una serie de éxitos asegurados para una velada de concierto. Lo que se echó en falta, y me pareció incluso extraño, fue que no sonó ninguna balada. Como lo leen: ni “Bed of Roses”, ni “Always”, ni “Ill be there for you”… nada, ni una sola. Dato curioso, pues estos temas también tienen su cuota de público, y a buen seguro serían recibidos con fervor.

Hablando un poco de la actuación de la banda, a mí personalmente me pareció algo más floja que la de hace dos años en Montjuïc. A ver, incluso yo estaba cansado a esas horas, o sea que quizás era comprensible algo de falta de vitalidad, pero sí es cierto que vi algo menos teatral a Jon respecto a la última vez. Decir también que en prácticamente todas las canciones Jon tocó la guitarra acústica, y eso le limitaba también un poco en su actuación. Para los pasajes más agudos de los estribillos sigue recurriendo al público y a sus compañeros. Tampoco se le puede objetar: tocando más de dos horas, ya hace más que muchos otros. Y de su grupo qué decir: cada vez son más Jon y sus muchachos, y Richie Sambora es el único que comparte con el maestro la parte delantera del escenario. Sus solos, muy bien ejecutados, y sus coros hacen las delicias de los que disfrutamos de los juegos de voces, y es que el sonido también acompañó. Tico Torres tiene su batería y David Brian (a quien también pudimos escuchas en los coros) sus teclados en una tarima detrás, donde también toca su bajista de sesión, que les acompaña desde la marcha de Alec y un guitarrista de apoyo a quien no recordaba haber visto antes.

Y si hemos de escuchar al sector femenino, para Jon no pasan los años. Aunque los debe tener, su sonrisa “profidén”, sus ojos azulísimos, y su mata de pelo rubio imperecedero parecen no declinar… Los hay con suerte. Otros seguro que necesitaríamos de cirugía…

En general, un buen concierto, por lo clásicos que ahí sonaron, pero con la sensación de que a estos músicos los hemos visto en mejor forma.  

Texto: Joan Pau Iglésias / Fotos: EFE - Reuters - Andrea Comas

Promotor:N.D.

Asistentes:5000

Día:04/06/2010

Sala:Ciudad del Rock

Ciudad:Arganda del Rey, Madrid

Puntuación:9