BON JOVI + NO WAY OUT + SAVIA
Debo confesar que de no haber sido por las “exigencias” de terceras personas (cariño, lo digo con todo mi amor), ni me hubiera planteado ir desde Málaga a Barcelona para ver un concierto de BON JOVI. Que quede claro desde un principio, los de New Jersey me dejaron de gustar el día que malgasté el dinero con “Crush” (con mucha rabia además). Ni se me pasó por la cabeza repetir con “Bounce” ni con “Have A Nive Day”. Una y no más. Incluso su último “Lost Highway” me deja frío como el témpano, aunque hay que reconocerles el mérito de intentar reinventarse a estas alturas. Pero por otro lado, tampoco voy a negar que discos como “New Jersey”, Slippery When Wet” o “Keep The Faith”, los considero unos magníficos ejercicios de hard rock cargado de talento y que a día de hoy siguen sonando con cierta frecuencia en mi reproductor. Así que cuando surgió la ocasión de visitar la ciudad Condal para este único concierto que ofrecían en el país, una parte de mi ser me susurraba que no merecería la pena, y otra todo lo contrario. Sin ánimo de adelantar acontecimientos, puedo afirmar que sí, que oye, que no estuvo nada mal.
Antes de que Jon Bon Jovi, Richie Sambora y compañía salieran a escena, dos eran las bandas invitadas para caldear el ambiente. Todavía no estaba el recinto lleno (de hecho, no lo haría hasta que BON JOVI comenzaran), pero SAVIA, ganadores de un concurso para tocar aquí, aprovecharon la oportunidad para presentar “Fragile”, su último trabajo. Con su filosofía de no mirar atrás, cargaron su set list con el citado disco en detrimento de más lastre de sus dos anteriores obras. El sonido era el típico de una banda telonera que abre para una grande; no creo que sea necesario dar más detalles, pero aún así, la banda de Carlos Escobedo se dejó la piel en escena. Siempre lo hacen, ya sea para 20 personas o para 10.000. Temas como “Insensible” o la propia “Fragile” para cerrar, dejaron buen sabor entre los asistentes, y seguro que ganaron unos cuantos seguidores entre un público que, por mayoría, no era el suyo. Compactos y potentes en todo momento, dieron buena muestra de que las adversidades no pueden con ellos, y que sus ganas e ilusiones son el motor que los guía hacia adelante.
Tras un breve descanso, se preparaba el escenario para NO WAY OUT, banda barcelonesa desconocida por servidor. Pero después de presenciar su directo, tampoco creo que vaya a la tienda más cercana para hacerme con algún trabajo de su discografía. Lo siento por sus seguidores, a los que respeto, pero no voy a rellenar líneas sin sentido porque, ni me gusta el punk melódico (¿es ese exactamente el estilo que practican?), ni me gusta el pop con guitarras eléctricas (que viene a ser casi lo mismo) con unas letras que intentan ensalzar lo guay que es ser joven y lo diver que es la vida. Mi adolescencia, tristemente, hace mucho que pasó.
Con media hora por delante para preparar el escenario, ya se podía comprobar que Barcelona es una ciudad que siempre responde a BON JOVI. No hubo lleno absoluto, muchas gradas superiores estaban vacías, pero la entrada fue más que digna en una época colapsada por festivales. Según los periódicos y demás medios formales, casi 50.000 personas se dejaron caer para ver esta actuación. Técnicamente hablando, poco más de 46.000 personas de pago accedieron al recinto.
Sin hacer ninguna magnificación del monstruoso escenario que traían consigo los norteamericanos, salieron de forma sobria para comenzar con “Lost Highway”. Poco duraría el momento de incredulidad para algunos y de ciertas dudas para otros, pues arremetieron con un clasicazo como “Born To Be My Baby” que desató la locura a unos niveles estratosféricos. Pero venían fuertes y con ganas, porque sin preámbulos (y es que apenas los hubo en todo el show), siguieron lanzando clásicos como si quisieran dejar agotado al respetable con tan solo un par de interpretaciones. “You Give Love A Bad Name” continúo levantando los ánimos, y con “Raise Your Hands” se metieron al público en el bolsillo a las primeras de cambio. Una magnífica estampa fue la que se dibujo durante la descarga de éste último, pues ver miles de brazos alzados cubriendo la totalidad del recinto le llega a poner a uno la piel de gallina. Es lo que tiene el rock de estadios…
Creo que llegados a este punto, no hace falta decir que el sonido estuvo a la altura, que el juego de luces y las pantallas del escenario funcionaron de forma perfecta, pero que por otro lado, el señor John Bongiovi no posee el nivel vocal de antaño. Se le vio muy forzado en algunas interpretaciones, sobre todo en sus temas más antiguos, y su dinamismo en escena no es el que se esperaba de él. Por lo que es lógico que trascurridos unos cortes potentes, recurra a temas un tanto más asequibles y relajados vocalmente, caso de “Captain Crash & The Beaty Queen From Mars”. Seguidamente sacaron a lucir “I’ll Sleep When I’m Dead”, una canción que gana mucho en directo y que miren por donde, les sirve para introducir alguna que otra improvisación que siempre se agradece. En este caso, el archiconocido “Rockin’ All Over The World” que fue coreado hasta la saciedad.
Nuevamente destaparon el frasco de las esencias con “Runaway”, más pronto de lo que muchos imaginaban, aunque desde que BON JOVI son más o menos serios y se visten con cierta “dignidad”, parece que tienen metido un metrónomo en las orejas que les hace ralentizar su velocidad original. O por lo menos a mí me lo pareció. De todos modos, es un single que les sirvió de trampolín en su momento, y no está de más que nunca olviden cual fue la semilla de su fama. Otra sorpresa vino de la mano de “Blaze Of Glory”, que con la inclusión en su día en el recopilatorio “Crossroad”, la canción en sí es tan coreada como si un tema de BON JOVI se tratase. Calidad tiene para ello desde luego.
El ritmo del directo era ameno y dinámico, la banda casi no daba lugar al descanso, y los típicos solos de batería de Tico Torres, o de teclados David Bryan, o cualquier otra pamplina fuera de lugar, se ausentaron. Volvieron a hacer una parada en su último trabajo con “Whole Lot Of Leavin”, aunque era más que palpable que la reacción del público es incomparable cuando las notas de “In These Arms” inundan el escenario. Muchos medios han llegado a criticar que la banda echan mano de muchos de sus viejos hits para cubrir los shows actuales,(¿¿?) pero es que si así no fuera, no salvarían la papeleta. Con sus nuevas obras no podrían cubrir ni 20 minutos de concierto de forma decente.
Siguiendo con el hilo del concierto, Jon Bon Jovi y Richie Sambora, los dos en amor y compaña, comienzan a cantar de forma acústica una versión del “Can’t Help Fallin’ In Love With You” de Elvis como prólogo de la primera balada de la noche, una sentida y emotiva “Bed Of Roses”. Un verdadero regalo para los seguidores que gusten del lado sentimental de los de New Jersey. Sin cambiar la atmósfera cargada de magnetismo que se vivía en aquel instante, dejan caer la última interpretación de su último trabajo con “We Got It Going On”, que al lado de los grandes temas del listado que interpretaron, pasa por ser pura anécdota. Su éxito radiofónico “It’s My Life”, sería el encargado de volver a poner en revuelo a los asistentes del estadio. Con éste si que la gente brincó de lo lindo.
“Keep The Faith” vendría a reforzar el legado de la banda en tiempos pasados revitalizado para la ocasión. Y a continuación, Richie Sambora se convirtió en el protagonista para interpretar “I’ll Be There For You”. Tengo que decir que el guitarrista, o por lo menos desde mi punto de vista, sigue siendo el miembro de la banda que más pasión derrocha en escena. Es más, en términos generales, individualismos aparte, bordó una actuación a la altura. Lástima que el reclamo principal de BON JOVI para cierto sector de sus seguidores/as es el que es, y su aparente papel secundario ensombrece su talento. Aun así, se le reconoció su labor en este tema, y los aplausos de los que gozó fueron breves pero intensos. Seguidamente, los norteamericanos echaron más leña al fuego con “Hey God”, uno de los mejores temas de “These Days”, donde hasta el mismo Bongiovi se despeinó un poco al meterse de lleno en una interpretación llega de garra que, dicho sea de paso, se comenzaba a echar en falta. Acto seguido, repasaron su disco “Have A Nice Day” con el tema título que puso al público a cien (y es que la publicidad siempre juega a favor de un grupo), y una…em…prescindible “Who Says You Can’t Go Home”. No es que la canción no tenga su gracia, pero ya que nos estaban regalando verdaderas gemas de su discografía, la hubiera cambiado de lleno por “Lay Your Hands On Me”, “Living In Sin”, u otro corte de “These Days”, que aunque fue el disco que puso en tela de juicio la búsqueda de la comercialidad de la banda, le gana por goleada en calidad a sus últimas obras, y sólo tuvo una representación en toda la noche.
Se acercaba el final, y la llegada de los bises se palpaba en el ambiente, pero antes, “Livin’ On A Prayer” consiguió que percibiéramos un atisbo de grandeza pasada que, tristemente, nunca volverá. La acaramelada “Always” inició un bis mucho más largo de lo esperado, y ahí es donde BON JOVI dieron el do de pecho hasta el final. Con “Wanted Dead Or Alive” demostraron que con un poco de esfuerzo siguen manteniendo un gran nivel, y con “Someday I’ll Be Saturday Night” (con un frontman casi exhausto vocalmente), obtuvieron una respuesta de lo más entusiasta. Pero aunque pueda parecer lo contrario, BON JOVI dieron un ejemplo de cómo se hace un concierto de rock con todas las de la ley, y el cierre con “Bad Medicine”, en el que desde la parte posterior del escenario (que poco a poco se había comenzado a levantar), se alzaba con un panel cargado de luces, fue un petardazo final más que conseguido y un claro ejemplo de ello. Como viene siendo habitual, intercalaron en la interpretación del tema una versión del “Twist And Shout” de THE BEATLES con una clara apuesta por involucrar al público incluso en el más mínimo detalle.
Una vez terminado el concierto, y con la cabeza bien fría, uno llega a la siguiente conclusión: BON JOVI parece poseer dos personalidades. Una es la que se deja engatusar por la industria discográfica y que a lo único que aspira es a grabar un potente nuevo single que es lo que se demanda y poco más. Y otra es la que no olvida su pasado, ni reniega de él, pero a la que le cuesta recuperar su esencia más pura. Lástima que ambas partes no encuentren un equilibrio perfecto, y me da que llegados a este punto de su historia, nunca volverán a reconciliarse.
Hay que reconocer que fue un buen concierto, casi dos horas y media de duración, yendo directo al grano, sin marear la perdiz más de lo necesario, ¡e incluso se olvidaron de “Bounce”!, pero a uno le queda la sensación de que el momento pudo ser más grandioso. Aun así mereció la pena. Y mucho.
Texto: Satur Romero (satur@themetalcircus.com) / Fotos: Sergi Ramos (sergi@themetalcircus.com) / Fotos: Sergi Ramos
Promotor:Doctor Music Concerts
Asistentes:50.000
Día:01/06/2008
Sala:Estadio Olimpic de Montjuïc
Ciudad:Barcelona
Puntuación:8
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