Cuando llegué a la sala Mephisto un cuarto de hora antes de que comenzaran los conciertos, el panorama era algo desolador: en el interior sólo había 9 personas y un gordo borracho que no hacía más que gritar “Are you ready?” y que no pararía de repetirlo en toda la noche, además de molestar a público y a músicos durante la velada y reírse constantemente (sí, bizarro a más no poder). Este ser, calvo, gordote y con chupa de cuero (parecía el hermano orondo de Rob Halford) y que de ahora en adelante llamaremos “Grasa Feliz”, me “atacó” ya nada más entrar y dirigirme a la zona de merchandising, pero de forma hábil y sibilina conseguí escaquearme para dirigirme a la parte delantera del escenario, pues no quería perderme ni un par de notas de la actuación de BATTLELORE.

Las condiciones, a priori, no eran propicias para que la sala registrara una buena entrada: un día entre semana (miércoles), un precio más bien caro y un mes plagadito de conciertos no eran factores que auguraran un sold out. Por contra, cierto es que el cartel se adivinaba sumamente atractivo: ATROCITY hacía unos cuantos años que no se pasaban por la Ciudad Condal, mientras que la expectación por ver cómo se desenvolvía Liv Kristine sobre el escenario una vez abandonado el barco de THEATRE OF TRAGEDY también era latente. Asimismo tanto DARKWELL como BATTLELORE tenían sendas interesantes propuestas que ofrecernos, partiendo de la premisa de que no son todo lo conocidos que deberían por estos lares, especialmente los segundos.

A causa de la hora intempestiva (rondarían las 19:20) dieron comienzo a su actuación BATTELORE ante un escaso público compuesto por unas 25 personas aproximadamente. Si bien me sorprendí gratamente cuando los organizadores del pasado Atarfe Vega Rock decidieron incluir a los finlandeses en su cartel, no fue menor mi beneplácito cuando me enteré de que iban a acompañar a Alex Krull y su troupe. Si bien su epic gothic metal no se caracteriza por una excelsa técnica ni por unos alambicados entramados compositivos, sí que destila ciertas dosis de originalidad, sentimiento y empatía. Por otro lado, BATTLELORE es una de esas formaciones que dotan de un atractivo especial a sus directos, ya que los músicos salen caracterizados como los distintos personajes a los que representan, compareciendo la dulce cantante Kaisa con su falda hecha harapos y sus orejas de elfa, sus guitarristas con ropajes sacados de algún medievo incierto o bien con el rostro salpicado de pinturas de guerra, etc. Tras la salida del grupo de su hiperactivo vocalista Patrik Mennander tuvimos la oportunidad de ver qué tal llevaba su cantante provisional Tomi Mykkänen lo de ejercer de co-frontman. Algo más sosegado que su predecesor, no dudó en salir también con los ropajes adecuados, maquillarse y levantar la espada continuamente, espada que, por cierto, tiene pinta de pesar bastante. Habrá que ir con ojo para no hacer pupita a nadie. Asimismo, tuvo una buena comunicación con el público durante toda la actuación. Con clase y buen hacer fueron interpretando algunos cortes tanto de “…Where the Shadow’s Lie” como de el posterior “Sword’s song”. Cómo no, destacó sobremanera “Journey to Undying Lands”, temazo del cual tienen un videoclip más que notable, y que nos hizo hundirnos en las frondosas colinas de los mundos de fantasía que con su música configuran. A lo largo de esta interpretación apareció el maldito “Grasa Feliz” para cogerme del brazo y no soltarme mientras chillaba, por lo cual tuve que zafarme de sus garras y empujarlo para que me dejara en paz. Por otro lado, también es menester destacar la maravillosa interpretación que hicieron de “Sons of Riddermark”, pegadiza composición que abre su segunda obra de estudio. Muy buena actuación de los finlandeses, que nos rebozaron con su agradable fantasía épica en su segundo periplo por tierras españolas, actuaciones que presumiblemente sirvieron para presentar su primer dvd, “The Journey”.

La verdad es que me defraudó que Sirenia se cayeran del cartel poco antes de que comenzara la gira, ya que todavía no he tenido la oportunidad de ver cómo se lo monta Morten Veland tras su salida de Tristania, pero bueno, supongo que tarde o temprano me los encontraré por algún festival. Para sustituirles se contó con la presencia de los más tranquilitos DARKWELL, segundo grupo austriaco que se subía al escenario de Mephisto en tan sólo cinco días, después de que VISIONS OF ATLANTIS nos hubieran mostrado su arte el domingo anterior. Si bien DARKWELL es un grupo cuyos discos siempre me parecen ligeramente aburridos en una primera escucha, reconozco que escuchando con algo de detenimiento sus composiciones consiguen seducirme bastante más. Si a ello le sumamos que los chicos tienen un buen directo y que sonaron impolutos y cohesionados, comprenderéis que la actuación me pareció lo suficientemente buena. Ya sabéis, gothic metal calmado, sin voces guturales ni orquestaciones, pero con unas composiciones bastante certeras a las que no harás asco si te gusta este estilo. Ésta era la primera gira en la que participaba la nueva cantante del grupo Stephanie Meier, que se dejó cuerpo y alma, moviéndose sin parar y bailando desde el mismísimo inicio de la actuación, hecho que hizo que la propuesta ganara enteros a nivel visual (además de que la chica está de muy buen ver). Como era de esperar, su repertorio se centró en su última obra de estudio, “Metat[r]ron”, de la que cayeron temas como el que abre el disco, “Fate Prisoner”, o bien algunos de los primeros cortes como son “Strange” o “Crown of Thorn”. A pesar de la nueva incorporación de Stephanie no olvidaron temas de ediciones anteriores, como “Two Souls Creature – The Salvation” (del cual hicieran en su día un videoclip en directo) o el que da nombre a su primeriza obra, “Suspiria”. Como detalle, añadir que también interpretaron una versión del grupo Simple Minds (“Don’t You Forget About Me”). Los únicos momentos en los que se rompió la tranquilidad imperante tuvieron lugar cuando a “Grasa Feliz” le dio por abalanzarse brutalmente contra las primeras filas, aplastando a los asistentes con su barriga. A pesar de ello, la actuación finalizó sin incidentes y con DARKWELL habiéndonos dejado un buen sabor de boca.

Ahora la sala se veía algo más llena (medio aforo), encontrándose ya en su interior todo el público que presenciaría las dos actuaciones principales de la noche. Si bien la actuación de DARKWELL me pareció bastante buena, con LEAVES EYES llegaría la apoteosis materializada en maravilla musical, cerciorada en las melodías de la voz más bella que haya brotado de las raíces de este estilo; Liv Kristine apareció sobre las tablas y nos encandiló con sus miríficas artes mágicas. Ya nos había sorprendido meses atrás con la publicación de un excepcional disco en solitario, “Lovelorn”, en el cual recuperaba las tonalidades más seductoras y características de los primeros discos de Theatre of Tragedy que parecían haber quedado olvidadas tras las últimas obras de los germanos. La verdad es que, visto lo visto, me alegro de que Liv haya salido de Theatre para así poder recuperar todo su esplendor.

Llegados a este punto, cabe recordar que los componentes de LEAVES EYES son los mismos que los de ATROCITY, por lo cuál la magnífica vocalista salió a escena con las espaldas bien cubiertas por los músicos de dicha formación. Con “Norwegian Lovesong” comenzó el hechizo. Su estribillo repetitivo, lejos de hacerse tedioso, nos hizo volar, erigiéndose su reincidencia necesaria cuales nucleares palabras de un conjuro que se repiten con firmeza para lograr el efecto deseado. Maravillosa. A partir de aquí, se irían sucediendo de uno en uno todos los temas que componen su obra de estudio. Tras la oda a tierras germanas, el tema “Tale Of The Sea Maid” fue interpretado con igual soltura y nitidez de sonido, aspectos que ayudarían a mantenernos francamente atentos a todos hasta el final del concierto. Por supuesto, a lo largo de la actuación también hubo momentos para dosis de caña dosificada por cortesía de las voces guturales de Alex Krull que apareció sobre el escenario por primera vez bajo la ovación del respetable para interpretar junto a su mujer “Ocean’s Way”. Le tocaba el turno a una de las baladas del disco, “Lovelorn”, durante la cual Alex permaneció en el escenario introduciendo ráfagas de percusión haciéndose uso de dos timbales. Los focos especiales que tanto LEAVES EYES como ATROCITY llevaban en la gira ayudaron a recrear una agradable sensación en los temas lentos como éste. A continuación la pegadiza “The Dream” hizo que muchos movieran las cabezas, de lado a lado en las suaves partes lentas y en vertical durante el headbangero estribillo y la parte final comandada por las voces de Alex.

Liv Kristine se acercaba de vez en cuando a las primeras filas para tocar las manos de algunos fans. Lamentablemente “Grasa Feliz” se encontraba por allí y, en uno de los acercamientos de la cantante a la valla de seguridad el ínclito la cogió de un brazo y estiró, estando a punto de hacerla caer del escenario y provocando un fallo en la interpretación del tema. Si hubiera tenido a mano una sierra mecánica hubiera eviscerado a “Grasa Feliz” sin piedad, os lo aseguro. Tras indicarle con el dedo que no lo volviera a hacer, nuestra diva volvió a su posición sobre el escenario y siguió interpretando temas como “Secret” o “For Amelia”, ésta última con guitarras acústicas incluidas. El momento más cañero vino de la mano de “Temptation”, con Alex Krull desgañitándose y las guitarras y la batería construyendo melodías notablemente más afiladas y agresivas. El single “Into your Life” y el tema que cierra el disco (“Return to Life” sirvieron para dar por acabada un concierto perfecto.

A título personal, hubiera sido toda una alegría que interpretaran algún tema de “Aègis” o del disco homónimo de THEATRE OF TRAGEDY, pero por lo visto Liv no está mucho por tales menesteres y el rencor hacia sus compañeros puede que juegue un papel clave a la hora de ser reticente a recordar tiempos pasados. Dejar claro, por último, que tal y cómo se demostró sobre el escenario, la magia de la voz de Liv no tiene que ver con pasmosas cualidades técnicas como podría tratarse del caso de Floor Jansen de After Forever, sino con un registro singular que sugiere belleza, intimismo e impacto pragmático a nivel sensorial. Si realmente sintonizas con ella, te enamorará.

Y por último les llegó el turno a los veteranos y cabezas de cartel ATROCITY, con la particularidad de que ya habíamos visto a todos los componentes del grupo sobre el escenario durante la actuación anterior, aunque en esta ocasión saldrían ataviados con unos ropajes distintos. Si bien los principios death metal de los alemanes dieron paso en un momento dado a una serie de discos de tendencia claramente gothic metal, su última y completísima obra “Atlantis” volvía a situarlos en una posición a medio camino entre ambos estilos, recuperando algunos de los sonidos más extremos. Tras hacer sonar un fragmento de la banda sonora de Conan el Bárbaro, compuesta en su día por el griego Basil Poledouris, a modo de solemne introducción, dejaron constancia de esa nueva mirada hacia el extremismo con un comienzo demoledor y apabullante con la que considero una de las mejores canciones de este año, la brutal “Reich of Phenomena”, trallazo black metal que abre su última obra de estudio. El headbanging demoníaco y posesivo se apoderó por un momento de un servidor y parte del público en lo que vino a ser el momento más intenso de la noche. De hacer los coros femeninos que aparecen medio sepultados en el tema, salió a escena Liv Kristine, por lo cual la interpretación ganó en grandilocuencia y fidelidad a la grabación original. Ya desde un principio nos dimos cuenta de que el sonido no iba a ser tan bueno como lo había sido en las actuaciones anteriores, muy probablemente debido a que ATROCITY era el grupo más extremo del cartel y por lo tanto la muralla sónica más notable. A pesar de ello, en ningún momento costó distinguir las canciones ni nada por el estilo.

El segunda tema en caer fue, “Necropolis”, dejando claro que empezaban el bolo fuertes, sacando la artillería pesada del baúl de los recuerdos. No en vano, este tema pertenece a una de sus primeras obras de estudio (“Todessehnsucht”). Cuando finalizó la canción, y mientras “Grasa Feliz” gritaba continuamente y sin sentido alguno “Are you Ready?”, Alex aprovechó para lanzar un dardo envenenado a las religiones en general para introducir el siguiente tema, Con “God of Nations” volvimos a la más rabiosa actualidad del grupo, aunque esta vez con un corte mucho menos intenso y bastante más contemporáneo. Quizás el hecho de que las guitarras estuvieran sonando un tanto enmarañadas la melodía vocal del estribillo se vio bastante ensombrecida. A continuación, dos temas más de “Atlantis” serían tocados uno tras otro (no en vano, más de la mitad de las canciones que tocaron pertenecieron a esta última obra de estudio). El primero de ellos fue la bastante cañera “Clash of the Titans” que sirvió para meter algo de doble bombo entre el anterior tema y el que vendría después, “Enigma”, en el cual las reminiscencias más comerciales volvieron a hacer acto de presencia. A pesar de ello, este tema me parece verdaderamente bueno. En ambas, Liv Kristine volvió a aparecer para hacer los coros femeninos.

Tras este tema, Alex Krull sacó una bufanda del Barça (que jugaba esa noche), dijo cuatro tonterías y la tiro al público. Veamos, en seis días tres conciertos (THERION, EPICA y ATROCITY) y en todos ellos los grupos principales se ponen a hacer referencias al F:C: Barcelona a mitad de la actuación. A mí, como no me gusta el fútbol, pues como que me sobra mucho que reincidan una y otra vez con la chorradita, llegando incluso a cortarme bastante el rollo. Pero bueno, así son las cosas, supongo que habrá a quien le resulte muy gracioso.

A continuación le tocó el turno a un tema del curioso disco de versiones “Werk 80”, siendo “The Great Commandment” (del grupo CAMOUFLAGE) el elegido, que a decir verdad les quedó bastante redondo. Con un ritmillo básicamente electrónico y produciendo que en la cara de más de uno se dibujara una maliciosa sonrisa, interpretaron también el discotequero “Seasons in Black” de su anterior disco “Gemini”. Mientras, Alex, no suficiente ocupado con tener que interpretar sus partes vocales tuvo tiempo de animar al público y hacerle dar palmas hasta un nivel casi exagerado, así como juguetear con los guitarristas Mathias y Thorsten y darse algún que otro paseíllo por el pequeño escenario, lo que le llevó a estar a punto de caerse de él tras tropezar estrepitosamente con uno de los focos móviles que habían sembrado por todas las tablas. Afortunadamente, recuperó el equilibrio y siguió disponiendo de todos sus huesos enteros para interpretar otro de los temas más antiguos, “Blood Lust Ondead Trance” (“B.L.U.T” para los amigos). Antes de desaparecer por primera vez del escenario tendrían tiempo para tocar “Apocalypse” en compañía de Liv.

A la vuelta, y con el corte orquestal “Omen” sonando, aparecieron solamente la pareja sobre el escenario, leyendo Alex inscripciones de un antiguo pergamino que sostenía y aportando Liv Kristine las fantasmales voces operísticas. Tras este interludio, caerían pegadiza y solvente “Cold Black Days” y una nueva versión del “Werk 80”, “Shout” de TEARS FOR FEARS, que fue muy bien recibida por el público, erigiéndose así como distendida despedida del evento.

En definitiva, un concierto de bastante calidad compuesto por un set list concienzudamente muy variado que dotó de dinamismo la velada, que tan solo se vio ensombrecida por un sonido algo marrano y un marrano algo sonado, es decir, nuestro querido “Grasa Feliz”.Ojalá se pudra.

Texto y Fotos: Penumbra

Datos:

Mephisto
Barcelona
Promotor: Rock’n’rock
Público: 275 personas

Día:24/11/2004

Puntuación:8