Mucho se habla en esta época de que el metal agoniza, que el metal se muere y se empiezan a leer escritos analizando el porqué. Todos ellos concluyen en que en alguna parte (comprando entradas de conciertos, comprando CDs, comprando, comprando, comprando…) están los fallos.

Es lo fácil. Buscar “culpables” y “pedir más dinero”. Porque para lo difícil, llegar a otras conclusiones, nadie le echa un par de huevos a señalarlas. Pongamos la primera piedra: El metal está como está no por lo que le falta, es por lo que le sobra.

Que sobran según que personajes ya lo vengo diciendo tiempo, lo cual me ha granjeado nuevas “simpatías” y críticas infundadas -pues nada molesta más a estos personajes que se les quite las máscaras-, pero hace tiempo que Lujuria canta “Cae La Máscara” y seguiré tirando al suelo antifaces y máscaras me caiga lo que me caiga.

Mi camino está prácticamente recorrido. Me queda la última etapa, la más difícil, la que nadie se está atreviendo a recorrer… y considero que es la misión que debemos afrontar las bandas veteranas: dejar el camino tan limpio como lo encontramos (y si se puede más, porque mierda ya había) para quien venga detrás y no lo que veo: antes de irme, a ver si os saco hasta el último céntimo y luego, quien venga detrás que arree.

En estos días ha aparecido una enciclopedia del metal auspiciada por una gran editorial. ¿Cuántos libros de heavy metal tiene esa editorial hasta ahora? ¿Por qué le interesamos ahora?

Ahora interesamos porque tenemos una edad, lo que suele conllevar dos cosas, un poco más de poder adquisitivo y la pasión por el coleccionismo que nos recuerda etapas juveniles. ¿Les interesa el metal? No. Le interesa nuestro dinero. Es muy taxativo esto, ¿no? Bueno la prueba es que si les interesase el metal no habrían confundido a Motörhead con Raven ni a Deep Purple con Rainbow. Si les interesase el metal no habrían incluido grupos que tienen de metal lo que Paquirrín con una chupa y, lo que es más grave, no habrían obviado a grupos claves en el desarrollo de nuestra historia.

Y si lo hace una editorial española, hombre, qué menos que meter algún grupo más de nuestra historia -que no fue solo Barón Rojo-. Y si la editorial es catalana, coño, qué menos que algún grupo catalán. Y ya, rizando el rizo, si quieres hacer una enciclopedia del metal hazla con los tres apartados mínimos: Presente, pasado y futuro… pero qué va, a lo fácil, al pasado que está más que investigado y sabido, al copia pega de cuatro páginas (no vais a descubrir nada que no sepáis es esos tomos que anuncian) a hacer un buen número de tomos y a ver si no se enteran de que a lo bobo les hemos tangado 800 pavos.

Y mientras, los nuestros, los nuestros de verdad, los que investigan, escriben y aportan (Iván Allué Montilla, Mariano Muniesa, Fernando Galicia, El Pirata, Sergio Martínez García, Xavi Méndez Algarate, Javier Menéndez Flores, Julia María Martínez Lombó, Andrés López Martínez, Sergio Linares, Rafael Escobar Contreras, Matías Uribe, Luis Clemente… etc) luchando para que lleguen a vosotras y vosotros sus libros llenos de investigación, de datos, de cosas que no se sabían hasta entonces y, sobre todo de amor, amor al metal porque son libros de metal hechos por metaleras y metaleros.

Hay una literatura riquísima y creciente de nuestro amado metal como para que alguien venga a decirnos: “Hombre, para una vez que una gran editorial se acuerda de nosotros, hay que apoyarla”. Se ha acordado de tu dinero, no de nosotros. Por 800 euros os hago una lista de libros que os iban a encantar hecho por metaleras y metaleros y os sobraban 400 para CDs y conciertos y eso sí sería apoyar el metal, pero esto… esto es… pues como la comida rápida, que ni alimenta, ni es sana ni nada que se le parezca-pero anda que no se petan los burgers y la peña cree que ha comido-. O, como cuando nos sacan en la tele, que para sacarnos como nos sacan sería mejor que no nos sacasen.

¿Qué hay que apoyar qué? No lo creo, creo firmemente que el metal está como está no por lo que le falta, sino por lo que le sobra. Cada día estoy más convencido de que la solución es volver al underground, a la autenticidad, a las entradas a color sin gastos de gestión, a librarse de tanta tontería y hacer heavy metal, pero eso no parece que se lleve ya…. ¡ay, el puto rock and roll!

Óscar Sancho