A pesar de que en Norte América ya gozan de una gran repercusión y también en Centroeuropa, España apenas les conoce y su estatus no es suficientemente reconocido en el Viejo Continente. Las Muñecas de Dresden son eclécticas y diferentes, pero sobretodo originales. Cabaret Punk para todos los públicos a pesar de que su batería, Brian Viglione, es un fanático del punk y del metal. Sus únicos instrumentos son batería, piano y voz, pero eso no les impide tocar versiones de Black Sabbath. Actualmente el futuro de la banda está en el aire debido a que su fama ha hecho que Amanda y Brian hayan empezado carreras en solitario. Sería una gran pérdida si finalmente este dúo decide dar carpetazo a una de las propuestas más frescas de la escena internacional.

TMC: La primera vez que escuché a The Dresden Dolls pensé que era una de las bandas más originales de toda la escena internacional. ¿Era eso una meta para vosotros a la hora de formar la banda?

Brian Viglione: “La única meta que nos planteamos fue la de hacer la música más vigorosa que pudiésemos. Incorporamos todo tipo de ideas eléctricas e influencias y tuvimos claro eso de seguir la naturaleza de las canciones  y el tocar para ellas, mucho más allá que seguir unas reglas establecidas de un género o estilo concreto. Coincidimos ambos en el gusto por la oscuridad y lo evocativo de las composiciones de Nick Cave, Swans, Diamanda Galas, Einsturzende Neubauten, los Doors y Tom Waits. Pero a la vez teníamos gustos dispares. Amanda estaba muy influenciada por el pop, la música experimental, la música teatral… Yo tengo unas influencias mucho más heavies, punks y del jazz. Así que en los primeros días, antes que intentar componer en un estilo concreto solíamos improvisar juntos durante horas. Una especie de jam de ideas. Nos llevó eso a un nivel más alto de comunicación y familiaridad entre nosotros y nos permitió ser una única voz y funcionar como una unidad”.

TMC: ¿Se suele utilizar para The Dresden Dolls la etiqueta de “cabaret punk”… Por qué os decidisteis por este estilo?

BV: “Nuestro estilo se desarrolló a la hora de tocar juntos, en ningún momento fue nada premeditado. Eso sí, nos decidimos a catalogarlo como cabaret punk a la hora de empezar a mandar nuestras primeras demos ya que esta etiqueta capturaba la personalidad de la banda. Por un lado la actitud y por la otra la estética de la formación. Ambos conceptos ayudan a que la gente que no nos ha escuchado nunca se pueda hacer una idea inicial sobre cómo sonamos. ¡Tomamos el control de cómo definir nuestro propio estilo antes de que los periódicos de Boston empezaran a “bastardizarnos” como les diese la gana!

Eso fue en un principio, pues ahora intentamos dejar bastante de lado el aspecto visual y nos vestimos con la ropa con la que habitualmente vamos por la calle. Una noche nos invitaron a tocar en una fiesta de burlesque, así que nos vestimos con trajes de los años 20 y la verdad es que supuso un gran cambio para nosotros. Vimos que ese elemento visual era realmente muy divertido y creemos que nos ayuda a dar lo mejor de nosotros mismos en los conciertos. Nuestro montaje, estética, maquillaje, mi bombín, los leotardos rotos de Amanda… todo se inspira de los films mudos de los años 20. Pero nuestro look va evolucionando desde ese momento inicial y vamos añadiendo todo lo que nos gusta o sentimos. Esta música es muy teatral ya de por naturaleza, tanto por Amanda como para mi, así que todos estos elementos de la banda son vehículos de expresión de nosotros mismos y de nuestra personalidad”.

TMC:  The Dresden Dolls han girado con Nine Inch Nails, Cyndi Lauper… y vuestros primeros singles, “Coin Operated Boy” y “Girl Anachronism”, son totalmente diferentes. ¿Podemos afirmar que de The Dresden Dolls podemos esperar lo inesperado?

BV: “Sí, podríamos decir que The Dresden Dolls son una gran piñata musical”.

TMC: ¿Cómo conociste a Amanda Palmer y cómo se gestó la banda en sus inicios?

BV: “Nos conocimos en una fiesta de Halloween en su loft de Boston en el año 2000. Vi como ella tocaba un set en solitario esa noche y me di cuenta de que encajábamos perfectamente a nivel musical. Tocó con mucha convicción, balanceándose de un lado al otro del piano y me pareció como si esa música llorara pidiendo que una batería ayudara a conducirla. Fue misterioso; era uno de esos extraños momentos en los que uno ve el futuro de su banda en un flash y en el que comprende que todo se limita a ir hacia ella y decirle: “hola” en algún momento de la noche. Fue un momento realmente profundo y especial para mí; nunca lo olvidaré.

Así que me presenté a ella e hicimos planes para tocar a la semana siguiente. Ya en los primeros momentos en los que nos sentamos para tocar juntos quedó claro que teníamos que tocar juntos. Esa noche estuvimos saltando y bailando de alegría y terminamos corriendo arriba y abajo de excitación. Decidimos que no había vuelta atrás: ambos estábamos en la misma banda. Yo tenía 21 años y ella 24. Ambos compartíamos el mismo sueño infantil de llegar a tocar en una banda. Cuando nos conocimos comprendimos que cada uno hacía de catalizador del otro. Nos llevó más cerca de lo que las palabras pueden llegar a describir. Trascendió de la mera amistad para llegar a ser un estado de pasión en el centro de ambos corazones”.

TMC: ¿Cuáles son las grandes diferencias entre vuestro primer disco y “Yes, Virginia”/ “No Virginia”?

BV: “La verdad es que tenemos visiones diferentes para cada álbum. El primer disco tenía temas a los que queríamos añadir en el estudio elementos sonoros y una cierta magnificencia cinematográfica. Temas como “Missed Me”, “Coin-Operated Boy”,

“Slide” o “Gravity” son un ejemplo inmejorable de ello. La verdad es que Martin Bisi estuvo puliendo todas esas ideas junto a nosotros. Pero nosotros teníamos todavía un limitado número de shows en directo cerrados en 2002. Cuando grabamos “Yes, Virginia”, ya en septiembre de 2005, teníamos por delante dos años de gira y terminábamos de haber girado con Nine Inch Nails; así que ya teníamos mucha más confianza en nosotros mismos y tocando éramos mucho más agresivos. Cuando escucho “Girl Anachronism” y la comparo con “Modern Moonlight” veo esas diferencias evidentes.

Queríamos pues que “Yes, Virginia” fuese un dibujo que mostrase el cómo tocaba la banda en directo en esos momentos. Hay sólo unos pocos añadidos en estudio y la mayoría de veces tienen como objetivo el potenciar el final de los temas o son guitarras que suelo tocar yo mismo en directo. Con el primer disco estuvimos dos meses seleccionando temas y con el segundo sólo dos semanas. Las cuatro composiciones que grabamos para “No, Virginia” fueron editadas y retocadas en sólo cuatro días, todo muy fácil. Paul Q. Kolderie y Adam Taylor grabaron “Yes, Virginia”, y Sean Slade junto con Benny Grotto grabaron “No, Virginia”.  Sean Slade produjo ambos discos y con su entusiasta intuición capturó la energía que requerían los temas.

TMC:  Hace unos años Amanda editó un disco en solitario y muchos especularon sobre el futuro de los Dresden Dolls. ¿Editará Brian Viglione un disco en solitario también?

BV: “Por un lado, sí. He estado produciendo el disco de mi otra banda en formato dúo con el guitarrista Ron Arra, junto con el que suelo componer muchos temas. Es el material más heavy que he grabado hasta la fecha. Hay elementos de bandas como The Melvins, Slayer, Ministry o Queens Of The Stone Age. Visitad mi web www.brianviglione.com dónde hay material en directo y el disco estará disponible para descargar y para Itunes.

No he tenido todavía la necesidad de ir en solitario, mi actual pasión es la de colaborar con gente y trabajar en la música juntos. Hasta día de hoy sigo sin esa necesidad de ser “cantante y compositor” ni de querer ver mi dirección musical bajo mi nombre y apellidos, pues me siento realizado ya en las bandas con las que colaboro o trabajo”.

TMC: ¿Cómo fue la experiencia de girar con Humanwine?

BV: “Fue realmente grande el girar y tocar con alguien como Holly Brewer. Ella y yo estábamos en el mismo rango y estatus ya que somos viejos amigos. Ella posee una presencia maravillosa gracias a su genial sentido de la diversión y sobre cómo interpreta la música cuando canta. Su música es muy ecléctica e interesante de tocar. Los temas de Humanwine están compuestos siguiendo una historia conceptual y los protagonistas de las letras pertenecen a una tierra llamada Vinland, así que hay una cohesión argumental en ellas. Hay personajes principales y una escenografía para ilustrarlo todo. Toda esta imaginería puede ser fácilmente trasladada a la música, y creo que definitivamente es espectacular por su imaginación”.

TMC: Creo que empezaste a tocar en bandas de punk. ¿Sigue siendo este estilo tu favorito?

BV: “Mis gustos siempre han sido muy eclécticos. Soy capaz de escuchar a Bad Brains, Billie Holiday, Black Sabbath, James Brown o Leonard Bernstein en una misma hora. Voy teniendo episodios vitales en los que escucho un estilo u otro, absorbo técnicas de un estilo determinado… pero vaya, creo que lo que me gusta es la música en general. Siempre me atraerá la música expresiva y pasional. Afortunadamente esta puede venir en muchas formas diferentes. Actualmente estoy muy metido en la música sinfónica del siglo XX. Mahler y Shostakovich son los que me tienen actualmente más cautivado”.

TMC: ¿Por qué tú y Amanda os decidisteis por el nombre de The Dresden Dolls?

BV: “Porque refleja perfectamente la yuxtaposición de la luz y la oscuridad, la violencia y la suavidad. El nombre hace referencia al bombardeo que padeció la ciudad alemana de Dresden durante la Segunda Guerra Mundial y a la delicadeza de sus muñecas de porcelana que se construían en ella. Nos inspiramos de la era Weimar en Alemania, así que el nombre era capaz de ligarlo todo”.

TMC: “Coin Operated Boy” es sin duda vuestro hit más famoso y uno de los más originales. ¿Fue muy complicado tocar y dar la sensación de que el tema está rayado en uno de sus pasajes?

BV: “En el disco es bastante simple: está en tiempo 5/4. En directo, nos anticipamos con más firmeza. Pero es básicamente el equivalente a quitar un par de semicorcheas del último beat. Es divertido y hace que todo quede un poco más desplazado”.

TMC: ¿Por qué los Dresden Dolls siempre trabajan con Michael Pope en sus DVDs y videoclips?

BV: “Sencillamente porque él es puro talento y es capaz de entendernos a la perfección”.

TMC: No es nada habitual el escuchar a una banda haciendo una versión de Black Sabbath, concretamente el “War Pigs” realizada sólo con piano, batería y voz. ¿Cómo se os ocurrió atacar ese tema?

BV: “Optamos por ello en 2002. Amanda nunca había escuchado nada de heavy metal y me dijo que quería hacer un tema de Black Sabbath, así que optamos por “War Pigs”. Yo estaba exultante de alegría. La parte de la guitarra pasó a ser a piano y yo, la verdad, es que llevaba esa parte de batería en la sangre desde que era un crío. Llegó a ser uno de nuestros puntos álgidos en los conciertos. Resumía perfectamente todos nuestros sentimientos contrarios a la guerra que Bush había empezado en Irak”.

TMC: No hay sangre en vuestros conciertos, pero la verdad es que vuestro directo es muy chocante. ¿Consideras a The Dresden Dolls como una banda de Shock Rock?

BV: “No. Charlie Parker, John Cage, The Beatles y Madonna, todos ellos han sido considerados como rompedores y chocantes pero ninguno de ellos llegó a utilizar nunca sangre. Todos aquellos artistas que consiguen nuevas ideas y las llevan mucho más allá, del nivel medio hacia otro mayor, son mucho más interesantes para mí que todos aquellos que sólo están interesados en conseguir publicidad. Trabajamos de manera instintiva y siempre hacemos lo que nos gusta y lo que queremos, y la verdad es que con ello nos lo pasamos genial y dejamos que cada uno abra su mente al vernos. A veces el chocar a la gente puede ser usado como una estrategia para despertar a la gente del aturdimiento y hacer que todos te miren de forma diferente y hacerles ver las cosas desde otro punto de vista. The Dresden Dolls intentan que la gente aparque sus ideas preconcebidas de lo que esperan de nosotros y abran su mente”.

TMC: Vuestros shows siempre van amenizados por preciosas actuaciones. ¿Por qué os decidisteis a trabajar con la gente de The Brigade?

BV: “El grupo empezó en fiestas particulares y en casas en las que estábamos rodeados de actuaciones de otros artistas, así que esa era la evolución natural, ya no sólo de invitarles a tocar cuando empezamos con el circuito de clubs, también de invitar a la audiencia a participar de manera que la interacción entre todos fuera de lo más positiva. Eso nos ayudó a desarrollar nuestro espíritu hacia los fans de forma muy directa y positiva. La gente estuvo muy orgullosa de estar involucrada y formamos una comunidad fuerte y especial que incluye incluso a nuestros propios fans”.

Jordi Zelig Tàrrega