Thundermother: Thundermother

Durante el año pasado, el grupo se desbandó dejando sola a Filippa Nässil, guitarrista, que proclamó bien fuerte que ella no se largaba a ninguna parte y se quedaba a defender el bastión. Reclutó a Mancini para la voz, Petterson para la batería, y Johansson para el bajo, y las cuatro se echaron a componer un disco que a finales de Febrero lanzarán al mercado en una gran fiesta en Estocolmo. Como la capital sueca nos pillaba un poco lejos, les hemos pedido que nos mandaran el disco - ¡aquí os dejamos nuestras impresiones!

2017 no ha sido un año fácil para Thundermother, el grupo sueco íntegramente formado por mujeres que está volviendo a llevar el hard rock clásico por los escenarios de medio mundo con la misma pasión que si estuviésemos a finales de los 70.

Durante el año pasado, el grupo se desbandó dejando sola a Filippa Nässil, guitarrista, que proclamó bien fuerte que ella no se largaba a ninguna parte y se quedaba a defender el bastión. Reclutó a Mancini para la voz, Petterson para la batería, y Johansson para el bajo, y las cuatro se echaron a componer un disco que a finales de Febrero lanzarán al mercado en una gran fiesta en Estocolmo. Como la capital sueca nos pillaba un poco lejos, les hemos pedido que nos mandaran el disco – ¡aquí os dejamos nuestras impresiones!

El álbum abre con “Revival”, un tema muy marcadamente AC/DC con pasajes de coros que recuerdan a TNT o de riff de guitarra que hacen eco a Back in black. Es la carta de presentación de la banda, que establece que “con su batería, bajo y guitarra harán que te sangren las orejas”. Empezamos bien.

En “Whatever”, de ritmo mucho más rápido, Mancini se vuelve guerrera para cantarle las cuarenta a la pobre alma destinataria de la canción. Nässil y Petterson se compenetran bien para conseguir un ritmo galopante y bien ajustado. “Survival Song”, por otro lado, cede el protagonismo a la batería de Johansson, que enmarca el estribillo pegadizo del tema.

Al llegar al cuarto tema, “Racing on mainstreet”, ya está claro que la fuerza de la banda se encuentra en ritmos rápidos y bien equilibrados, y estribillos pegadizos que hacen que te dé ganas de coger el coche y ponerte a hacer kilómetros sin que te importe el destino al que vas a llegar. Es por ese motivo que “Fire in the rain” nos coge desprevenidos al tratarse de una tema mucho más lento y reflexivo. La voz de Mancini se torna íntima para relatarnos una tragedia sentimental.

“Hanging at my door” le da un poco de giro a las convenciones del género, sonando como un tema sereno y maduro, con un aire a Myles Kennedy. “Rip your heart out”, a diferencia de lo que pueda parecer por el título, es divertida y cañera, ideal para disfrutar en los directos. Contrasta bien con “The original sin”, un lento muy emotivo, que recuerda a Aerosmith a ritmo de bajo.

Seguimos con “Quitter”, un tema corto, rápido y cañero, a caballo entre Motörhead y Airbourne. “We fight for rock n roll” es la imperativa canción enaltecedora del género – aunque presenta una batería retumbante y unos arreglos acústicos que nos llevan directamente a Hells Bells, cae un poco plana por lo que quizá no haya sido la mejor elección convertirla en el single del álbum.

Entremos a la recta final del álbum con “Follow your heart”, otro de los temas más sosegados y tranquilos. “Children on the rampage”, penúltimo tema, vuelve a ser una canción que se desarrolla con un ritmo preciso y bien encajado entre todas las integrantes de la banda.

Finalmente, “Won’t back down”, de corte lento, cierra el álbum.

En general, estamos delante de un disco equilibrado, cuyo mérito reside en que está sorpresivamente estructurado y ejecutado con mucha compenetración entre los miembros de la banda a pesar de su situación. El grupo sueco no presenta nada nuevo, pero aunque nos regalen melodías y riffs cuya raíz nos sabemos de memoria, estos están jodidamente bien hechos. Y hoy en día ya cuesta lo suyo encontrar, simplemente, eso. ¡Dadles una escuchada y venid a verlas cuando se dejen caer por estos lares!