Burning Witches: Dance With The Devil

El nuevo disco de Burning Witches es un ejercicio académico de perfecto old school en el que las composiciones y la ejecución podrían figurar en un manual de iniciación al estilo pero que suena un poco a mucho de lo ya oído anteriormente.

Tras el EP ‘Wings Of Steel’ se esperaba con interés este larga duración a ver qué deparaba, después del casi-paso-en-falso de aquel sobre todo por la aportación de Laura Guldemond a la banda y si su estilo vocal marcaría la nueva etapa de Burning Witches.

La dicotomía del ultraclasicismo

Burning Witches tienen la particularidad de ser una All-Female Band en un mundo en el que la presencia de la mujer va cogiendo fuerza y protagonismo con grandes y firmes pasos, lo que puede provocar por parte de los sectores más cerrados un exceso de celo a la hora de valorar las propuestas musicales de las mujeres.

‘Dance With The Devil’ arranca de veras tras la vaga introducción de “The Incantation” cuando nos entregan “Lucid Nightmare” una composición tan perfecta en su clasicismo que pasa desapercibida mientras suena dado que no llama la atención ni predispone al oyente para una escucha proactiva.

El tema que da título al disco “Dance With The Devil” debería ser la Gran Carta de Presentación pero ya desde el vídeo nos dejan un poco perplejos con el exceso de sonidos clásicos hasta la médula, poses de manual y una actitud a medio camino entre la banda de high school y la creada quirúrgicamente por una major para arrasar el mercado.

Los temas que nos lanzan de seguido, “Wings Of Steel” (novedad, novedad, no es) y “Six Feet Underground” están, como todo el disco, muy bien compuestos y ejecutados, pero provocan una sensación de dejá-vu demasiado fuerte de tal suerte que casi apetece rebuscar para confirmar que no son versiones en vez de temas propios.

Ausencia de fisuras

“Black Magic” se puede convertir en uno de los himnos de los más fieles seguidores de la banda siendo un magnífico resumen de los postulados de Burning Witches dado que cuando se hace una escucha profunda quizá la banda que más viene a la memoria es Judas Priest y por extensión Accept, pero bueno hay sonidos de muchas otras bandas.

Y aquí puede estar la verdadera miga del disco: jugar a descifrar dónde están los orígenes de cada tema, dónde radica la inspiración que les llevó a crerar pelotazos de old school puro y duro como “Necronomicon”, “The Final Fight” y “Threefold Return”, verdaderos homenajes a las grandes líneas maestras del estilo.

Parece como si las chicas solamente tuviesen la meta de aplicar todo aquello que les gustó cuando eran crías en su actual banda sin preocuparse de sacar del todo el talento que demuestran y plasmarlo en un disco más personal e interesante. Ejemplo de lo expuesto es sin duda “Sea Of Light” en sus cinco minutos de duración hay donde elegir para señalar con el dedo, lo cual no es malo por sí mismo tan sólo implica una cierta reiteración de postulados que puede resultar cansina.

Otro gran ejemplo de tema que puede instalarse en su setlist en un puesto privilegiado es “The Sisters Of Fate”, tema dotado de una gran estructura y que ejerce de gran enlace entre el gran clasicazo de “Sea Of Lies” y la concatenación de posibles hits de old school que comienzan con “Necronomicon”.

Para los fans del clasicismo bien concebido, mejor creado y tocado con perfección, sin más pretensiones que disfrutar con los sonidos que es sabido que van a funcionar bien, con letras que no van a decepcionar y con ritmos traídos de décadas atrás, entonces ‘Dance With The Devil’ y el cierre con “Battle Hymn” es la herramienta casi perfecta para transmitir todo eso, incluyendo la colaboración de Ross The Boss (Dictators / Manowar) y Michael Lepond (Symphony X).

Siendo ya su tercera entrega debería haber sido ese punto de inflexión en el que asientan los cimientos de un estilo propio para seguir creando trabajos con fuerza e interés, dotados de una personalidad propia capaz de atraer a seguidores que buscan algo más que referencias a los grandes clásicos de turno. A tiempo están.