Toxic Holocaust: Chemistry of Consciousness

En una época donde el neo-thrash sobresatura el mercado día tras día con álbumes poco o nada interesantes en los que escuchamos la misma fórmula violada hasta la saciedad una y otra vez, unos pocos valientes se aventuran a desmarcarse del rebaño mayoritario dirigiéndose hacia otros destinos que no sean el revival del «Kill ‘Em All» o del «Reign in Blood». Una de las maneras de conseguir sobresalir por encima de esa masa de mediocridad es desplazarse hacia el apartado técnico, como hicieron los increíbles Vektor o, en un caso más cercano, Aggression. Otra manera es combinar el estilo con otros géneros, ampliar el abanico de influencias por tal de conseguir un sonido más personal, como han hecho (por poner otro ejemplo nacional) Mutant Squad.

Pero Toxic Holocaust no se decantan por ninguna de esas dos vertientes. Lo que ellos hacen también es ciertamente un ejercicio de revival, pero no de los clásicos del thrash metal. Se trata de un revival de las raíces más sucias del género, una exaltación de la mugrienta gloria del hardcore punk y el speed metal. Si ya con sus álbumes anteriores nos ofrecieron este estilo, en este «Chemistry of Consciousness» siguen enguarrando la fórmula y encima nos lo tiran a la cara con una producción mucho mejor. El sonido es simplemente aplastante en este disco, y si a esto le sumamos que la composición de los temas también se ha visto mejorada y que las canciones se han vuelto todavía más adictivas (intentad escuchar «Awaken the Serpent» y no tenerla en la cabeza durante mes y medio), tenemos un trabajo que personalmente creo que está destinado a convertirse en todo un referente de la música del trío de Portland junto a «Evil Never Dies» y «An Overdose of Death».

Este blackened thrash sobresale fácilmente de la media de discos de thrash que inundan el mercado cada año, y es que sólo por el bidón de fuzz en el que están bañadas las guitarras ya tienes un motivo para escuchar «Chemistry of Consciousness» antes que el resto. Sus 28 minutos de duración son una salvajada no recomendada para aquellos que quieran llevar este CD en el coche y conservar los puntos del carné, y es que la venenosa picadura de esta cobra os va a dejar las neuronas fritas. Y una vez lo haya hecho, querréis repetir una y otra vez. ¡Imprescindible!