The Quireboys: Black Eyed Sons

Los Quireboys no tienen un disco malo. Su único pecado sigue siendo que jamás podrán acercarse a la perfección de su ópera prima. Toda obra, comparada con semejante joya, palidece. Pero discos como este “Black Eyed Sons” te alegran el día. Ver que siguen en la brecha, con todo su buen humor y con un puñado de grandes canciones que van calando cada vez más les hace realmente especiales.

Alguna vez hemos hablado de esas ediciones que llevan el nombre de “regalo a los fans”, y más que un presente al fan es todo un gol marcado por la discográfica de turno. En las antípodas de esta situación encontramos este maravilloso pack, que por el precio de un disco posees la nueva obra de The Quireboys, un CD extra con un unplugged en directo de 10 temas y un DVD con 20 canciones que supera ampliamente el DVD editado hace unos años bajo el nombre de “Live at London”. Geniales Quireboys, pues estos detallazos hacen que a día de hoy uno continúe comprando novedades en tiendas de discos. Y lo mejor de todo es que su nueva obra cumple todas las expectativas. Los cortes que sonaron en su último directo tenían gancho, pero “Black Eyed Sons” encierra mucho más.

Rock n Roll de pedigrí, clásico, con una voz única, ese piano preciosista y una ejecución perfecta. Buen balance de temas repletos de feeling y clase. Quizá no hay un single tan perfecto como “Mona Lisa Smiled”, pero “What Do You Want from Me” está claro que va para clásico. Medio tiempo sincero e intimista con percusiones de maraca que le da un aire de garito humeante. Otro gran estribillo y todo a medio tiempo. Otra que engancha de buenas a primeras es “Double Dealer”, dominada por bajo y batería, muy presentes pero con un gran riff y unos coros femeninos suaves antes de atacar el solo. Mantienen todo el feeling a pesar de que hay un enorme lucimiento de todos los músicos. “Troublemaker (Black Eyed Son)” tiene todos los tópicos del combo inglés. Ideal para abrir fuego y para demostrarte que nada ha cambiado. Mucha clase… Sorprende la sencillez y calidez de “Stubborn Kinda Heart”, más oscura y con cierto aire western. Quizás su nueva obra cumple todas las expectativas. Los cortes íntimos sirven para que luzca sus rasgadas cuerdas vocales y para que las acústicas de Griffin y Guerin pongan la atmósfera.

“Julieanne” tiene una línea vocal 100% Spike y un desarrollo ya muy visto para el grupo, aunque es su fórmula y vuelve a encandilar. Vuelven las acústicas y el momento íntimo en “Mothers Ruin” y “Monte Cassino (Lady Lane)”. Esta vez han apostado fuerte por estas baladas en las que Spike se mueve como pez en el agua. “Lullabye of London Town” nos devuelve a la electricidad, cargada de un gran riff y otro estribillo de esos que quedan. La nostalgia evocadora golpea en “The Messenger”, otra buena ración de lenta con clase y delicadeza con otro gran solo de guitarra. Y “You Never Can Tell” es otro estándar de los Quireboys, cumplidor y con toda la fuerza. El DVD supera de largo su anterior entrega. Aquí hay hasta 20 temas, muchas más cámaras, los nuevo clásicos y los himnos que siempre tienen que estar. El disco acústico es una maravilla también. Cálido, próximo y con el grupo a un nivel extraordinario. Se desenvuelven con muchísima maestría en el desenchufado y hasta se atreven con un tema como “Sex Party”. Preciosa combinación de acústicas, piano, coros y una de las voces definitivas del rock: Spike.

Los Quireboys no tienen un disco malo. Su único pecado sigue siendo que jamás podrán acercarse a la perfección de su ópera prima. Toda obra, comparada con semejante joya, palidece. Pero discos como este “Black Eyed Sons” te alegran el día. Ver que siguen en la brecha, con todo su buen humor y con un puñado de grandes canciones que van calando cada vez más les hace realmente especiales. Si a eso le sumas un DVD espectacular y un disco acústico, pues la obra se hace imprescindible. Imprescindible para el fan y toda una oportunidad inmejorable para entrar dentro de su música y descubrir a una banda única.