Mastodon: Live at Brixton

Los de Atlanta tienen un problema, sobre todo para los que hemos podido ver al grupo en vivo: muchos de sus temas no son capaces de defenderlos en directo. Instrumentalmente sí, van sobrados. Pero en voz, el único que parece estar a la altura de sus composiciones es el batería, Brann Dailor; sigo pensando que sin él, el grupo no hubiera llegado ni a la mitad de su status actua

Es un hecho que el formato digital está ganando terreno a pasos agigantados. Y no me refiero ya a la piratería, sino a las descargas legales o plataformas que te permiten escuchar los discos (o pagar para disfrutarlos). Además de YouTube, tenemos Spotify, iTunes, Bandcamp, Soundcloud… la lista cada vez es más larga. No sólo ocurre con la música, también con las revistas y sus aplicaciones para móviles, los videojuegos, las películas que te puedes comprar para descargar a esa misma videoconsola… y tenía que llegar a los DVD musicales. ¿Va a ser éste el futuro más inmediato para este tipo de material?

‘Live at Brixton’ es un nuevo trabajo de MASTODON, pero sólo ha salido en formato digital. Igual que METALLICA se dedica a vender todos sus conciertos en formato MP3/Flac, otros se conforman con hacerlo de alguno de sus shows. Y eso incluye también el vídeo. En el canal de YouTube del grupo pudimos ver un par de adelantos además del tráiler del mismo… hace casi ocho meses, que se dice pronto.

Los de Atlanta tienen un problema, sobre todo para los que hemos podido ver al grupo en vivo: muchos de sus temas no son capaces de defenderlos en directo. Instrumentalmente sí, van sobrados. Pero en voz, el único que parece estar a la altura de sus composiciones es el batería, Brann Dailor; sigo pensando que sin él, el grupo no hubiera llegado ni a la mitad de su status actual. Pero a Troy Sanders y Brent Hinds les cuesta horrores llegar a sus partes en muchos momentos del show. Sus últimos discos han sufrido una evolución considerable respecto al sonido primitivo y cafre de sus inicios, y tanto ‘Crack The Skye’ como ‘The Hunter’ tenían un punto hipnótico con sus melodías que no te dejaban otra opción: te atrapaban por completo. Así, la experiencia de uno de sus conciertos, si unimos proyecciones como podíamos ver en ‘Live at the Aragon’, debería ser algo mágico; de hecho, en ese mismo incluyeron una película adicional de esas proyecciones por separado. Esa experiencia es lo que intentan trasladar al vídeo de Brixton, dejando de lado las proyecciones y centrándose en la música y en un juego de luces que sin ser la octava maravilla del mundo, cumple su cometido.

Como es evidente, ‘The Hunter’ ocupó casi la mitad de la hora y media de actuación, dejándose sólo cuatro temas de él sin tocar. Junto a él, ‘Blood Mountain’ y ‘Leviathan’ son claves, cinco cortes de cada uno, relegando a a ‘Crack the Skye’ y ‘Remission’ a tan solo un par. De este último, inevitable ‘March of the Fire Ants’, enlazada directamente de ‘Iron Tusk’, como es habitual en ellos, y seguida por ‘Blood and Thunder’, en lo que supondría un final con trío de ases si no fuera porque se dejaron un pequeño bis. Por muy espectacular que queden las luces finales de ‘Creature Lives’ junto a la lluvia de globos rojos y la sobrepoblación del escenario con la gente de RED FANG Y DILLINGER ESCAPE PLAN, no me termina de convencer esa manera de terminar una muy buena actuación. Porque hasta llegar a ese punto, hay mucho momento remarcable entre las más de dos docenas de temas que prepararon. Quizá, por eso de la novedad, me quede con alguna como ‘Blasteroid’ o ‘Bedazzled Fingernails’, por no caer en las típicas. Eso sí, me hubiera encantado que se atrevieran con ‘Deathbound’ o la maravilla que cerraba ‘The Hunter’, ‘The Sparrow’. Ese final sí que hubiera sido la guinda del pastel.

Ya para terminar, una última reflexión. ‘Live at the Aragon’ salió seis meses antes que ‘The Hunter’, basado en una actuación de año y medio de antigüedad. Ahora editan un concierto de febrero de 2012 poco antes de que se anuncie la fecha de salida de su próximo trabajo de estudio en los primeros meses de 2014. Lo mismo soy yo, pero no me terminan de salir las cuentas. ¿Tanto se tarda en editar un concierto? Que no se deben dar cuenta que llega un punto en el que quizá no es obsoleto la palabra, pero sí se queda algo anticuado.