Noche entre amigos para ver a uno de nuestros piratas favoritos, genio y figura y barcelonés de adopción durante 10 largos años, los que vivió en la Ciudad Condal. Todavía son muchos los que recuerdan sus muchas correrías y aventuras nocturnas, pues el bueno de Tyla es tan artista dentro como fuera de los escenarios.

 

Los que pensábamos que estaría presente la nueva encarnación de los Dogs Damour nos llevaríamos un chasco pues Tyla había dispuesto ya su taburete y mesa para apoyar guitarra y botella de vino. La velada iba a ser acústica e intimista. La escasa cincuentena de almas estaban ávidas de rock and roll y sabían a lo que venían. Es la gracia de ver a Tyla, la comunión perfecta entre músico y fans, digna de estudio y de envidia.

 

Mantiene su look a medio camino entre pirata del caribe y Juan Tamariz y sigue tirando del peso de unos temas excepcionales, para muchos auténticos tesoros que nunca han sido descubiertos por el gran público. Es curioso pero el excepcional material de los Dogs siempre ha estado a la altura de otras muchas bandas consagradas, lástima que lo conozcamos cuatro gatos.

 

Empuñando la Gibson negra atacó una excepcional “Billy Two Rivers” con la que empezamos a rugir y a animarnos. Tyla estaba mucho mejor de voz que la última vez que le vimos junto a Spike (The Quireboys). Si bien los Dogs no estaban de cuerpo presente si que estuvieron en forma de canción pues únicamente cayeron cuatro temas de su etapa en solitario.

 

Con su cazallosa voz dio buena cuenta de viejas joyas como “Satellite Kid”, “Empty World” o la espectacular “How Come It Never Rains”. Hubo momentos de puro karaoke especialmente en “Last Bandid” o “I Dont Want You to Go”. Tyla juega bien con los volúmenes y consiguió desde el delirio hasta el silencio sepulcral marcando el respeto. A pesar de su larga estancia en Barcelona sigue dirigiéndose al respetable en inglés haciendo gala de su particular humor.

 

En los bises apareció con su infaltable sombrero de copa y empuñando su copa de vino tinto. Nos regalaría las excepcionales “Drunk Like Me”, la coreable “Errol Flynn” o la imprescindible “Princess Valium”. Ya en el final rompió la quinta cuerda a pesar de que continuó inmutable. Quizá hubiese acaecido un nuevo bis, pero nos quedamos con las ganas a pesar del jolgorio que armamos para que volviese el bandido inglés.

 

Nada nuevo, pero es precisamente el tipo de velada que esperábamos. Ojalá hubiese sido en un pequeño club humeante, con copas baratas y ambiente enrarecido. El Apolo 2 quedó grande, cierto, pero la capacidad que tiene Tyla de crear ese ambiente familiar y acogedor le hace único. Sin duda una de esas grandes personalidades de la escena, lástima que haya caído en el saco de grupo de culto.

Texto: Jordi Zelig Tàrrega / Fotos: Sergi Ramos

Promotor:Robert Mills

Asistentes:65

Día:02/10/2009

Hora:22:00

Sala:Apolo 2

Ciudad:Barcelona

Puntuación:8