Es cierto que no es viable económicamente llevar de gira orquestas, corales, cinco guitarristas, percusionistas, programadores de efectos, etc. Y las pruebas demuestran que el soberano disfruta del espectáculo con ese apoyo extra. Pero ¿Dónde está el límite? ¿Una ayudita en ese agudo tan alto? ¿Una grabación de esa parte del solo tan complicada? ¿Es engañar al público el que parte de la música no sea realizada en directo? El debate está abierto.

Un lunes frío, oscuro y lluvioso acogía en Madrid la primera de las dos jornadas que conformaban la segunda edición del festival MADNESS IN THE VEINS que organizó la promotora Madness Live. El cartel se presentaba muy interesante porque tanto POWERWOLF como BATTLEBEAST son bandas de Power-Metal que comienzan a hacerse notar, especialmente gracias a sus buenas actuaciones en los principales festivales europeos. La tercera en discordia, SERENITY, con un estilo algo más sinfónico, presentaba toda una incógnita a pesar de tener ya cinco discos de larga duración a sus espaldas.

El hecho de que fuera un lunes, oscuro y lluvioso probablemente tuvo mucho que ver en el aspecto desangelado que mostraba “La Riviera”; poca aunque muy entusiasta entrada. POWERWOLF y BATTLE BEAST van acumulando paso a paso una pequeña legión de seguidores acérrimos que se saben al dedillo cada una de sus canciones. Las descargas de las tres bandas fueron de gran calidad y el público se mostró satisfecho. Sin embargo, era inevitable que saltara la polémica por la habitual práctica de muchas bandas de Metal de utilizar partes “pregrabadas” en sus actuaciones en directo, hecho que se hace evidente con POWERWOLF.

SERENITY comenzó su descarga puntualmente a las 19:00. Los austriacos llevan más de una década en la brecha. Con cinco discos a sus espaldas y numerosos cambios de formación son, sin embargo, prácticamente unos desconocidos en nuestro país. Tienen material de sobra y muy diverso donde elegir, así que adaptaron su repertorio a las bandas principales, seleccionando aquellos temas más directos y poderosos.

Una de las desventajas de utilizar introducciones orquestales grandilocuentes mientras entras en escena es que pueden dejarte en evidencia si la calidad de estudio de la “intro” es mucho mejor que lo que sale por P.A. Eso les pasó a SERENITY. Abrieron con la pegadiza “Follow me”, mientras el técnico luchaba por equilibrar el sonido, algo que logró poco a poco. Dispusieron de media hora para demostrar que tienen un buen directo.

Su cantante Georg Hauser no posee una voz impactante pero sí una buena técnica, colocación y afinación y sabe animar al público. Tan solo sufrió durante un momento que se le descolgó el in-ear. Sin oírse, poco podía hacer pero la incidencia fue breve. Además tiene la suerte de alternarse con la voz más agresiva de su bajista Fabio D’amore, quien gana protagonismo en “Sprouts of Terror”. Aunque entre los cuatro realizan unos fantásticos coros, se curan en salud y usan arreglos orquestales y coros pregrabados. Se notó especialmente en “Legacy of Tudors”. No obstante, es innegable que la estrategia tiene su éxito porque fue precisamente con esta canción donde lograron realmente conectar con la gente, obteniendo una gran ovación y manteniéndola ya hasta el final de su breve actuación.

Cuando les llegó el turno a BATTLE BEAST, ya se podían ver camisetas con el león y caras pintadas de seguidores de Powerwolf. Sus credenciales quedaron claras muy pronto. “Let it Roar” rasgó el aire como una motosierra, con una base atronadora, sencilla, compacta y con el claro protagonismo de la portentosa voz de Noora Louhimo. La corpulenta front-woman no tiene fisuras. Domina el escenario con maestría, esgrime variados recursos teatrales para enfatizar sus letras y transmitir al oyente toda su energía, como la coreografía en el pegadizo estribillo de “Out on the Streets”. Y por si fuera poco,  su voz no tiembla ni un ápice, mucho más impactante en directo que en sus discos. Eso sí, BATTLE BEAST también recurre a arreglos orquestales, coros y alguna voz de Noora pregrabados.

La pegada de Pyry Vikk dirige a toda la banda por los senderos del Power más machacón, diseñado para reventar cuellos. Sus guitarristas estuvieron algo fallones, sucios en la ejecución y Janne Björkroth se vio obligado a reiniciar el portátil que controla los sonidos de su teclado lo que le dejó mudo casi toda una canción. ¿Sería por culpa del atracón de cerveza? Tan entregados estaban al espectáculo que en ocasiones hasta se olvidaban de fingir los coros. Pero no pareció importarle lo más mínimo al respetable. La banda saltaba, corría, bailaba y enganchaba a los presentes que alzaban el puño en aprobación. BATTLE BEAST es una bestia del Metal indomable. Aseguraron que su anterior concierto en Madrid hace sólo unos pocos meses, fue el mejor de la gira y claro, con eso se metieron a todos en el bolsillo. La Riviera ya era una fiesta y “Fight, Kill, Die” y “Black Ninja” reventaron la noche.

Dos fueron las principales reacciones ante la aparición en el escenario de POWERWOLF. Por un lado entusiasmo. Desde los primeros compases buena parte de los presentes se entregó sin reparos y el estribillo de “Coleus Sanctus” fue coreado con fervor. Por otro lado, caras de sorpresa e indignación ante el hecho de que los germano-rumanos no tienen bajista. Los bajos, arreglos orquestales y coros están pregrabados. Eso sí, no hacen paripés ni fingen cantar esas segundas voces ni nada por el estilo.

Controversias aparte, su peculiar mezcla de órgano eclesiástico, letras con frases en latín y potente Power-Metal resulta efectiva pues la sala vibraba de emoción. La sotana le duró bien poco a Falk Maria Schlegel, que no paraba de recorrer el escenario incitando al público a abandonarse al frenesí siempre que no tenía obligaciones en las teclas de sus dos órganos. Roel van Helden es una máquina de una precisión milimétrica. Los hermanos Greywolf animaban y disfrutaban claramente sobre las tablas aunque estuvieron muy imprecisos a los solos siempre que se metían en dificultades: sonido pobre, fino y ejecución sucia.

Probablemente los momentos álgidos de la noche coincidieron con el binomio “Dead Until Dark” y “Let There Be Night”. El protagonismo del show se centra en el enorme Attila Dorn y hay que decir que quizás no fue su mejor noche. Desde “Sacred & Wild” se notaba que algo no iba bien. Mantener las notas le requería una concentración extrema y la voz le salía menos gruesa de lo que se espera de él. Se le veía sufrir y en cada descanso se precipitaba a beber del cáliz. En “Saturday Satan” se raspó claramente y un ataque de tos le obligó a parar en el estribillo. Pero es un gran cantante y tiró de carácter y fuerza para salvar el bolo y llegar con gallardía a aquellas notas que el estado de forma le dificultaba. También tiró de tablas compensando con bromas y complicidad con sus fans, quienes disfrutaban de lo lindo. Quizás un show de diecisiete temas con un estilo tan lineal se puede hacer algo largo para mucha gente, pero a pocos de los presentes parecía importarles.

En definitiva, fue una grata noche de Power-Metal, con tres bandas diferentes pero complementarias. SERENITY superaron expectativas dando un muy buen concierto, BATTLE BEAST cumplieron con creces demostrando que están aquí para quedarse. POWERWOLF no defraudaron a quienes sabían a lo que iban y el reducido público se lo pasó de maravilla. En cuanto a la polémica de usar partes pregrabadas, es cuestión de gustos. El que firma no es afín a esa tendencia y menos cuando los músicos no son transparentes al respecto. Es cierto que no es viable económicamente llevar de gira orquestas, corales, cinco guitarristas, percusionistas, programadores de efectos, etc. Y las pruebas demuestran que el soberano disfruta del espectáculo con ese apoyo extra. Pero ¿Dónde está el límite? ¿Una ayudita en ese agudo tan alto? ¿Una grabación de esa parte del solo tan complicada? ¿Es engañar al público el que  parte de la música no sea realizada en directo? El debate está abierto.

Texto: IVN

Promotor:Madness Live Productions

Día:2016-04-04

Hora:20:00

Sala:La Riviera

Ciudad:Madrid

Puntuación:8