PAIN OF SALVATION

Grandioso, enorme, excelso… Hay muchos adjetivos positivos, y todos se los lleva de calle el show de ayer de la banda sueca Pain Of Salvation. Hora y cincuenta minutos de rotundidad musical, eclecticidad absoluta, desenfado y un sonido perfecto. Puede que sí, que echáramos de menos a su guitarrista Johan Hallgren y que algo distara del sonido clásico y genuino del combo; pero es alucinante ver cómo encaja el islandés Ragnar Zsolberg, con su gran voz y su gran presencia. El comentario tras la salida era evidente: “mucho tardaremos en volver a vivir un concierto como este”.

Antes estuvo la banda Cryptex pero por motivos ajenos me perdí su descarga. Como suele ocurrirme muchas veces, a la salida me felicitaron al creer que era un integrante del grupo (aunque parezca mentira, suele ocurrirme). Saltaron PoS a lomos de la intro “Road Salt Theme” para luego atacar “Softly She Cries”. Sonido excepcional, coros de cine y una disposición de los músicos en el espacio muy diferente a lo habitual. Daniel y Ragnar toman el centro, pero se suben cuando quieren a la plataforma de los teclados, que está detrás e incluso pueden subirse en una plataforma lateral que da mucha profundidad y está iluminada por unos focos especiales. Léo Margarit está de lado, a lo Stryper y muy cerca del público, pudiéndose apreciarse sus enormes dotes técnicos.

Viendo que es ya un clásico ver a grupos con el sonido enlatado, qué emocionante y enorme es ver a una agrupación capaz de poner unos coros que te ponen la carne de gallina. Alucinantes “Ashes” y “Linoleum”. Pronto las ovaciones se hicieron constantes y hasta algún “ohhh” se escapaba de la audiencia. Cuando el grupo tocaba una balada rápido el mundo callaba y se invitada a que todos hiciéramos silencio. El respecto fue absoluto. “The Deeper Cut” precedió a la colosal “1979”, una obra maestra absoluta. El grupo suena ecléctico y huye de los temas más comerciales. Definitivamente hacen lo que les da la gana y cuando les da la gana. Están a otro nivel.

Tras “To the Shoreline” recuperaron temas del exquisito de “Remedy Lane”: “Chain Sling” y “Ending Theme”. Daniel Gildenlöw maneja al público como quiere y es un tipo afable y divertido. Hizo gritar al público , bromeó cuando empezó un tema y se le estropeó la guitarra y dio protagonismo a todos los integrantes de la banda. Grande fue también “The Perfect Element”, “Healing Now” pero sobretodo “Stress”. Con ella volvían a recuperar el “Entropia”, su primera obra y para muchos la mejor de todas ellas. Aquí si que hay un metal progresivo más genuino. Pero el grupo es capaz de mutar disco a disco, de las composiciones medievales, al metal, la música 70era o la disco o atacar mandolinas acústicas y dejarte ojiplático.

Tras “Kingdom of Loss” fue recibida ya como un clásico “No Way”, uno de sus mejores temas hasta la fecha. La ovación fue rotunda. “Enter Rain” fue la primera despedida, pero quedaba lo mejor. Los bises empezaron con “The Physics of Gridlock”. Monumental. Con ese final cantado en francés, rozando el jazz y un René Margerit excepcional a las voces. El final con “Sisters” fue extraterrestre. Absolutamente demencial. Grandiosa balada de la que sí detecté que los redobles de fondo de la batería estaban pregrabados, también la flauta y la instrumentación. Pero el juego de luces y la entrega de su líder total. Un momento de directo digno de vivir. Música en mayúsculas. Simplemente y llanamente.

Había ganas de ver al grupo sueco en directo y no defraudaron. Hubo gente que prefirió su anterior venida teloneando a Opeth en la que también enamoraron. Pero su show completo es maravilloso, y eso que hay mucho clásico y tema legendario guardado en la chistera. Incluso hubo voces pidiendo el “Disco Queen”. Daniel es enorme. Capaz  de hacernos sonreír y emocionar caudno quiere. Los coros y juegos vocales son escandalosos y el nivel de intensidad que alcanza el grupo está a la altura de muy pocos. Si realmente alguien se atreve a decir que esta banda es aburrida… es que o A: No los conoce, o B: No tiene ni idea de música.