JEFF BECK

El exYardbirds siempre ha sido uno de los más grandes, pero a diferencia de sus compañeros de generación y de banda, véase Eric Clapton o Jimmy Page, nunca ha destacado por algo que es absolutamente fundamental: la composición. Nunca ha llegado a grabar un tema mil veces radiado por las FMs mundiales, y por ende su trabajo es considerado menor. Error, grave error, pues Beck es un virtuoso avanzado a su tiempo, de currículum ejemplar y padre de muchos de los grandes guitarristas de hoy en día.

Aterrizaba en Barcelona para tocar en la serie de conciertos veraniegos del presente año, por cierto, una maravilla poder asistir a George Benson, Jeff Beck y Roger Hodgson, lástima que el precio de las entradas fuera tan elevado. El emplazamiento era perfecto y, curiosamente, los precios de comida y bebida tras los muros del Poble Espanyol, bastante más asequibles que en muchas salas barcelonesas.

Con puntualidad británica y con un look desafiante al paso del tiempo apareció el divo junto a una banda que quitaba el hipo: Vinnie Colaiuta tras los parches, la virtuosa Tal Wilkenfeld al bajo y Jason Rebello al teclado. La lástima fue que el concierto fuera enteramente instrumental y no se atreviera a atacar ninguna de sus más célebres composiciones como “Hi-Ho Silver Lining”, “You Shook Me” o el material de los Yardbirds. Qué le vamos a hacer, tampoco ha sido un gran cantante, es por eso que en sus inicios contaba con todo un Rod Stewart para el Jeff Beck Group.

Abriría con la famosa “Becks Bolero” haciendo que la cosa prometiese y mucho. La audiencia estuvo en todo momento atenta, demostrando respeto y expectante. Los lucimientos dactilares se sucederían en todos y cada uno de los temas en los que la bajista y sobretodo Colaiuta deslumbrarían tanto como el propio Beck. Lo de Colaiuta es de otra dimensión, su lección de funk, jazz y rock fue espectacular, pero más lo es cuando piensas que este tipo graba con Megadeth. Lo dicho, un extraterrestre en su instrumento.

“The Pump”, “You Never Know”o “Behind the Veil” servirían para que Beck demostrara su enorme paleta de estilos y posibilidades. Hubo momentos en que el derroche guitarrero podría calificarse de excesivo y podría haberse solventado sin problemas con un tema cantado, pero esa noche no habría espacio para vocalistas. “Blast From the East” y la espectacular “Space Boogie” llevaron al delirio a muchos de los presentes, que nunca perdieron la compostura ni se dejaron llevar por la orgía de estilos y colores.

Hubo solos por parte de todos y en cuanto a versiones cayó el Stratus de Cobham y una muy aplaudida “A Day in Life” de los Beatles, pero la sorpresa llegaría al final. Caerían las dos partes de “Blue Wind”, “Jerusalem” y “Big Block”, posteriormente presentaría la banda y atacaría los bises. Empezaría con “Where Were You” y terminaría con todo un “Peter Gunn”, original de Henry Mancini pero muy popularizada por los enormes Emerson, Lake and Palmer. Probablemente la mejor despedida posible, a pesar que todos soñábamos con un “Shapes of Things”…

El concierto fue de menos a más, toda una lección de virtuosismo pero por momentos llano, autocomplaciente y rozando el “solo pajillero” del que hizo gala Gary Moore hará unos meses. Es una leyenda, y viendo quienes le acompañaban en escena mucho mayor de lo que el gran público considera. Su destreza y buen gusto con su instrumento han marcado a generaciones enteras y verlo fue un enorme placer, lástima que no tocara apenas nada de lo que yo esperaba. Otra vez será.