HAMLET

HAMLET le han pillado el gustillo a esto de hacer "giras remember", sin lugar a dudas. Ni más ni menos que la tercera en apenas cinco años. Y no sabía que esperarme. Porque si bien cuando recalaron en la sala Apolo para tocarse temas de "Sanatorio de Muñecos" y "Revolución 12.111" aquello fue algo apoteósico, no corrió la misma suerte el concierto que tuvo lugar en Razzmatazz 2 con motivo de los tres discos de oro recibidos por las ventas de "Revolución", "Insomnio" e "Inferno". Una banda menos en forma que otras veces, un público escaso que no consiguió animarse del todo y, en definitiva, un concierto algo apático, nos dejó una sensación bastante agridulce.

En esta tercera ocasión tocaba celebrar los 15 años desde que se editó "Insomnio". Cuando Molly lo dijo sobre las tablas lo primero que pensé fue "¿en serio? ¿quince años hace ya que me compré ese cd?" Pues sí amigos, el tiempo nos devora. Para mí era una incógnita con qué banda me iba a encontrar esa noche. Bien, en realidad miento. He visto a la banda más de diez veces en directo y la gran mayoría de veces han resultado ser una apisonadora. El gran concierto de este verano en el Costa de Fuego, además, me hacía tener ese recuerdo muy vivo. Llegados a este punto hay que decir que, de nuevo, arrasaron con todo en un concierto que fue claramente de menos a más y que podría estar en cualquier manual de "Cómo arengar a un público adormecido". Y es que pocas veces he visto tal transformación. La quietud que se vivía entre el respetable mientras sonaba un trallazo como "¿Quién cree que Raquel se suicidó?" no era normal. El que posiblemente sea el tema más rápido de HAMLET se merecía como mínimo un buen pogo. Sobre las tablas, un sonido de notable alto. Quizá no todo lo espectacular que podríamos esperarnos de una sala como Bikini, pero realmente bueno. La banda, un torbellino. Salvo el bajista Álvaro y, obviamente el batería Paco, el resto no pararon de correr de un lado a otro, con Molly a la cabeza. Lo del voceras es de otro mundo, no paró de esprintar y saltar ni un instante, demostrando una gran forma física. De hecho, al único frontman al que he visto llegar a ese nivel en escena es a Bruce Dickinson, al que, por cierto, Molly se encargó de tildar de "gilipollas" durante el concierto, ante la extrañeza de muchos.

Los temas de "Insomnio" se fueron desgranando uno a uno hasta el final. La polivalente "Tortura-Visión", el crescendo en clave de canción que es "Tu Medicina", la afilada y muy coreada "Dementes Cobardes"… El punto de inflexión llegó en el momento en el que Luis Tárraga nos empujó a hacer un "wall of death", por primera vez esa noche. A partir de ahí empezó a caldearse el ambiente hasta altos niveles. Y de ahí el acabóse. El segundo wall of death tuvo como protagonista al mismísimo Molly sin dejar de cantar ni una sola palabra a lo largo de toda la canción mientras participaba en el pogo. De entre el playlist, cabe destacar "Antes y Después" y "Muérdesela" como otros de los dos temas más celebrados del "Insomnio". El concierto también contaría con una selección de temas de "El Inferno" que ayudarían a completar el playlist, como "Denuncio a Dios" o "Mi Nombre es Yo". Molly acabaría subido a la barra de la sala Bikini y lanzándose al público como en los mejores tiempos y como en los mejores shows de la banda. Tras desaparecer por segunda vez, todavía volverían para interpretar un tema más. La mayoría nos pensábamos que sería "J.F." Pero no, esa locura llamada "Irracional" que a muchos nos hizo perder la cabeza en nuestros años mozos sonaría para el regocijo y desvarío general. El frontman no pararía de agradecernos una y otra vez nuestro presencia y entrega, recordándonos que sin nuestro apoyo ellos no son nada nada y que gracias a ello hace 20 años que siguen al pie del cañón. Molly se mostraba orgásmico. Nosotros también. Mientras sigan dando unas descargas tan brutales en directo, va a ser difícil que no vayamos a los shows. Un intercambio justo.