Lo de la renovación en el hard rock y el heavy metal es una cuestión perdida. Es un género musical elaborado, de consumo lento y que no casa con las maneras de consumir música de la gente joven. Algo que, por otra parte, no deja de ser una obviedad en los tiempos que corren pero, seamos realistas, lo del metal y la juventud es una batalla perdida. Por cada Parkway Drive o cada Motionless in White que moviliza al voto jóven, al heavy metal lo vota la gente mayor. Algo así como el PP de los géneros musicales. Inamovible, inmovilista y a veces encantadoramente rancio. No es sorprendente pues que, cuando un enorme astro de la guitarra como Michael Schenker viene a tocar a Barcelona, el análisis demográfico del público (que colmó la sala Apolo hasta los bordes pese a la baja de Erik Grönwall) sea el que es. Por un lado es bello (la pervivencia del género a través de quienes lo mamaron desde pequeños) y por el otro lado es tremendamente decepcionante. Salgan ustedes a la calle a preguntar quien es Michael Schenker. Suerte si la respuesta más cercana es que es una marca de calderas.
Centrándonos en lo positivo: Michael Schenker. Lleno. Barcelona. Año 2025. Ni tan mal, estando el patio como está. El setlist tampoco estaba nada mal: 50 años de carrera con UFO celebrados a través de una serie de himnos imperecederos que ya nadie puede defender en directo desde la desaparición de facto de los de Phil Mogg hace tres años. Quince años atrás, Pete Way se revolcaba por el suelo de la sala Apolo tocando “Too Hot to Handle”. Ahora Michael Schenker dedica la misma canción a Way y a su también compañero de UFO Paul Raymond, que en paz descansen.
Sin Grönwall
No era una ocasión cualquiera, por desgracia. El ciclo de disco y gira, que contaba con el vocalista Erik Grönwall en su estado de gracia habitual, llegó a España con problemas. La difícil salud del padre de Grönwall motivó el súbito retorno del vocalista a Suecia para estar con él ante la inminencia de una operación de corazón. Schenker, que de vocalistas conoce a unos cuantos, siguió adelante con el tour con la colaboración deRoberto Dimitri Liapakis , quien sacó adelante el set sin mayor problema. Lo cual nos hace pensar en qué pintaba Grönwall en la gira, más allá de su portentosa voz. ¿Necesitaba Schenker a Grönwall para vender entradas? Claramente no. Podría haber salido desde buen principio con un vocalista como el mencionado Liapakis y se habría quedado tan ancho.
El anochecer de su carrera
Pasadas las 20:30 de la tarde, Schenker salió a escena con el clásico “Natural Thing”. A partir de ahí y durante hora y media, aquello fue un festival del hard rock británico clásico: “Only You Can Rock Me”, “Doctor Doctor”, “Mother Mary”, “This Kid’s”, “Lights Out”, “Love to Love” (con épico solo), la célebre “Rock Bottom” y “Shoot Shoot” nos transportaron a otra era: donde las guitarras mandaban, donde si preguntabas por la calle quién era Michael Schenker alguien podía darte una respuesta correcta y donde el propio Schenker se codeaba con los mejores músicos a sueldo de la historia. Eran otros tiempos. 50 años después de su paso por UFO, como mínimo Schenker está en un buen lugar. Lejos de sus demonios personales y viviendo el anochecer de su carrera como una puesta de sol en primavera.
Con el cierre de “Too Hot To Handle” algunos padres de familia del segundo piso de Apolo se vinieron arriba: volteaban sus camisetas en el aire como si fuese una boda gitana. No era para menos: Schenker había sentado cátedra ante nuestros ojos. No cabe duda de que pocas bandas tienen un repertorio tan redondo como UFO. Cincuenta años después ahí estaba quien nunca duró demasiado como su guitarrista rindiendo homenaje póstumo al legado de una banda influyente como pocas.