Blaze Bayley toca ante setenta dedicados fans en Barcelona

Blaze es un currante del metal, como Udo, Doro o Biff. Se pasa la mayor parte del tiempo tocando y grabando y como el mismo dice “lo que gano de una venta de cd’s lo guardo para grabar el próximo”. ¿Cuantos artistas así de dedicados y honestos hay en el heavy metal actual? Muchos menos de los que debería.

Poca gente podría acusar a Blaze Bayley de complacencia después de dejar Iron Maiden hace casi veinte años. Pese a que una gran porción de los fans de Iron Maiden y del heavy metal han decidido ignorarle (apenas setenta personas acudieron a la llamada en la sala Razzmatazz 3) y dejarle a su suerte, el vocalista ha grabado grandes discos en solitario (el primero, “Silicon Messiah” fue una auténtica bomba para quien quiso escucharlo) y ha girado imparablemente por todo el mundo. Además, más allá de vivir íntegramente del pasado, como su ocasional compañero de escenarios Paul di’Anno, Blaze se ha intentado mantener vigente y ofrecer algo más que nostalgia en sus shows. En ese sentido, en 2018, ha finalizado la tercera parte de la trilogía “Infinite Entanglement”, un dosis de ciencia ficción y futurismo en la forma de treinta y tres canciones grabadas a lo largo de los últimos tres años. Esas canciones fueron el hilo conductor de la actuación que realizó el vocalista británico, que salió con su habitual energía al escenario de Razzmatazz 3 sin dejarse amilanar por la escasa asistencia.

Blaze Bayley en Barcelona (Foto: Sergi Ramos)

La trilogía por delante de Iron Maiden

De la gran cantidad de canciones generadas por la trilogía, Blaze apostó por la mayoría de las más conocidas y queridas por los fans. Así pues “Escape Velocity”, “Independence”, “Endure and Survive” y, sobretodo, “A Thousand Years” fueron las más celebradas. A lo largo de toda la actuación el público rompió ocasionalmente en gritos de apoyo a Blaze o cánticos de celebración. Un ambiente que ya querrían muchas bandas que llenan salas y que no logran ni la mitad de conexión con el público que logró el británico anoche en Barcelona. No es para menos: desde que Blaze decidió tomar una ruta absolutamente independiente a mediados de los 2000, el vocalista depende íntegramente de los ingresos de la venta de camisetas, cd’s y cachés de conciertos para mantenerse. Lo que para una banda con una mega-estructura sería un fracaso (70 personas en una sala) para Blaze es, según sus propias palabras, “poder seguir viviendo su sueño”. No lo decía en vano: en ningún momento aflojó la marcha y estuvo cordial y bromista con el público en todo momento, disfrutando del show.

Blaze Bayley en Barcelona (Foto: Sergi Ramos)

Los clásicos infaltables

Evidentemente, aunque la nostalgia no sea el elemento conductor del show, Blaze no podría salir con vida de ninguna sala si no tocase algunas de las canciones de su época con Iron Maiden. Así pues, “Futureal” abrió la veda bastante pronto en el concierto, para regocijo de los presentes. La otra escogida fue la oscura “Virus”, que apareció en aquel lejano recopilatorio “Best of the Beast” de 1996 y que es un pequeño clásico de culto de la era Blaze que los propios Iron Maiden nunca han tocado en directo. Al final del concierto se lanzó a por las otras dos favoritas: “The Angel and the Gambler”, en una versión adaptada, y “Man on the Edge”, con la que puso en pie de guerra a toda la sala, que coreaba “faalling doooown” a voces. Cerró el show con la mencionada “A Thousand Years” y “Infinite Entanglement”, con la que se despidió del público antes de pasar a la mesa de merch y dedicarse a departir con el público un buen rato.

Posiblemente, a nivel artístico, que Blaze Bayley no siga en Iron Maiden fue lo mejor que le podía pasar. Nunca iba a lograr equiparar su estilo al de su predecesor y el desgaste de tener a los fans recordando que no eres quien ellos desean ver no deja de ser inmerecido. Blaze es un currante del metal, como Udo, Doro o Biff. Se pasa la mayor parte del tiempo tocando y grabando y como el mismo dice “lo que gano de una venta de cd’s lo guardo para grabar el próximo”. ¿Cuantos artistas así de dedicados y honestos hay en el heavy metal actual? Muchos menos de los que debería.