Los barones, la más mítica y querida banda hispana que más alto ha volado del metal español, se despedía en el formato pequeño del Sant Jordi.  Fueron muchos años de espera e insistencia de mucha gente que les pedía que volvieran a volar juntos, un vuelo final. Posiblemente pocas heridas ha tapado esta unión, pero está claro que el público es el gran beneficiado. Tres horas y media de puro disfrute nostálgico con un grupo que mantiene el tipo y bien defiende su legado, pero al que se le notan constantemente las muchas rencillas irreconciliables. Pero poco importa cuando la mítica banda ataca todo su catálogo clásico.

El Sant Jordi Club presentó una buena entrada a pesar de que podía haber sido bastante mejor. Los Barones le tienen un gran cariño a la Ciudad Condal y lo recordaron en repetidas ocasiones, incluso el bueno de Sherpa en catalán. La escenografía es pobre, correcta sin más, dándole todo el protagonismo a su música. A Sherpa se le ha relegado al flanco y se autorreivindica con una camiseta en la que lucía su propio nombre. Las voces se turnaban entre los De Castro y él y Hermes estuvo en su sitio, siempre efectivo y competente. Abrieron de cine con una impreionante “Concierto para ellos”. Sonaron  también míticos cortes como “El Malo” o “Son como hormigas”. El público, en su mayor parte mayor de 30, pero especialmente mayor de 40, disfrutó de un ritmo trepidante. Pocos parones, las palabras justas y total protagonismo para la música.

Genial la inclusión de la instrumental “El Barón vuela sobre Inglaterra”, “Rockero indomable” o “Chica de Ciudad”. Hubo algún momento en el que Sherpa y los hermanos se pisaban a la hora de hablar, pero hubo cordialidad y respeto entre ellos. Pero todo quedaba olvidado cuando el grupo hacía sonar sus instrumentos. “Tierra de Vándalos”, “Con las Botas Sucias”, o “Hermano del Rock & Roll” hicieron cantar a un respetable muy entregado y dispuesto a corearlo todo. Parece mentira, pero han pasado más de 30 años cuando esta gente llegó a lo más alto de todo. Sólo Héroes del Silencio se han acercado un poco a los hitos del grupo madrileño. “Incomunicación”, “Buenos Aires” con homenaje a Argentina incluido, un “Hijos de Caín” precioso o un “Tierra de Nadie” que también caló hondo entre los seguidores.

Llevábamos más de dos horas y las joyas de la corona permanecían intactas, esperando pacientes a ser desgranadas. “Larga vida al Rock & Roll”, “Barón Rojo”, “Breakthoven”, la colosal “Cuerdas de Acero”, la oscura “Herencia letal” o “Los rockeros van al infierno levantaron a toda la parroquia. Cada corte era parte de la banda sonora de un país entero. Y en la recta final la salva de despedida con “Las flores del mal”, la espectacular balada “Siempre Estáis allí”, la hímnica “Resistiré” o un “Czardas” festivo muy emotivo. Más de 30 temas es todo un regalo para el más acérrimo fan.

A pesar de que el Sherpa considera que Barón Rojo están ya muertos y enterrados esta opinión contrasta enormemente con la versión de los hermanos De Castro, los cuales siguen insuflándole vida al Barón con otra formación. Supongo  que tiene que doler que el que fuera tu mítico cantante se esfuerce tanto en vender que todo está finiquitado. Lo que si que hay que darle gran parte de razón es que la versión actual de los Barones no llega al nivel de emotividad ni de entrega que la original. Poca culpa poseen los miembros asalariados del combo, pero difícilmente su versión actual podrá llegarnos a emocionar tanto como lo hicieron la pasada noche de sábado. Mereció mucho la pena ver a los auténticos barones, ya veremos si estos conciertos con “los originales” resistirán hasta dentro de poco… o hasta el fin.

Texto: Jordi Zelig Tàrrega / Fotos: Marcelo González

Promotor:Rock N Rock

Asistentes:2500

Día:11/02/2012

Sala:Sant Jordi CLub

Ciudad:Barcelona

Puntuación:8