Sin duda, éste ha sido el año de AC/DC en España. Desde finales del año pasado ya se podía observar que los niveles de histeria desatada por la banda australiana de cara a su gira hispana estaban por encima de cualquier cosa antes vista. Demonios, si en la gira de “Stiff Upper Lip” tocaron una sola noche en el Palau Sant Jordi de Barcelona y nadie se quejó. Éste año, en comparación, han tocado ante más de 80.000 personas en la misma ciudad y la gente aún ha quedado con ganas de más. Lo de Madrid ya era otro asunto: la continua historia de amor que ha habido entre Madrid y los australianos está más que documentada. Por tanto, llenar el Vicente Calderón con 50.000 almas y el Palacio de los Deportes con 16.000 un par de meses antes cuando Madrid siempre ha acogido tres noches de AC/DC en las últimas giras es algo que no sorprende. En conjunto, y contando el show de Bilbao de abril, más de 150.000 entradas para ver a AC/DC en nuestro país durante el 2009.

El fenómeno es curioso. Mientras que una buena parte del público sigue estando compuesto por tipos que vieron a la banda ya por el 81, en la gira de “Back In Black”, la cuestión es que muchísimos asistentes –mirando el computo general- no habían visto a la banda antes. La sensación era la de “primera vez”. Nervios, muchos nervios y esa constante pregunta de “¿será como hemos visto en los videos y en las revistas?” (lo que pasa con todas las primeras veces, vamos). Expectación, incluso. No obstante, ya querrían muchos púberes que sus primeras veces duraran dos horas y cuarto y que fueran la mitad de electrizantes que un concierto de AC/DC.

La excursión comenzó el 5 de junio en Madrid, donde la banda invadió, como decía, el Calderón. Allí se pudo ver la configuración que tiene el show de estadios de AC/DC. El escenario es gigante –mucho más que el de la gira por recintos cerrados- y está coronado por las sempiternas gorras de Angus encima de cada lateral. La pasarela central del estadio es mucho más larga y al final de la misma se encuentra una plataforma gigante en la que Angus realiza un largo solo en “Let There Be Rock”. La pirotécnia es más abundante, el sonido mucho mejor y hasta la banda está más animada que hace un par de meses. El set-list, decepcionantemente, es el mismo, a excepción de “Dog Eat Dog”, que se añade. Pero siguen faltando temas como “Riff Raff” – que quedaría bien con la actual voz de Brian-, “Jailbreak”, “Money Talks”, “Sin City”, algún breve recuerdo al “Blow Up Your Video” o al “Who Made Who” e incluso alguna gema olvidada como “Have a Drink On Me” o “High Voltage”, que hace dieciocho años que no tocan en directo.

Si el show del Calderón fue especial fue por la conexión obvia entre la banda y la capital española. Cuando arrancaron el concierto con “Rock N’ Roll Train”, tras ver el video de introducción con el que todo el mundo enloqueció, quedó claro que aquello iba a ser una fiesta. No hacía falta ni que empezara el concierto, de hecho: solo con ver los alrededores del Calderón en aquella tarde de junio uno se llenaba de energía. AC/DC sonaron bien, con Brian en mejor forma vocal que en Barcelona, donde tuvo la voz en un estado algo más catastrófico. El set list fue idéntico en ambos shows. Tras “Rock N’ Roll Train”, fue el momento de “Hell Ain’t a Bad Place To Be” y “Back In Black”. Podrían haberse marchado en ese momento y ya habrían cubierto el precio de la entrada. Pero siguieron con “Big Jack”, “Dirty Deeds Done Dirt Cheap” – durante la cual, en Madrid, comenzó a caer una fina lluvia que amenazaba con empañar el concierto-, “Shot Down In Flames”, la poderosa “Thunderstruck”, la aburrida “Black Ice”, el strip-tease de Angus en “The Jack”, las campanadas de “Hell’s Bells”, el boogie de “Shoot to Thrill”, “War Machine”, “Dog Eat Dog”, “Anything Goes”, “You Shook Me All Night Long” y en la parte final “TNT”, “Whole Lotta Rosie” y “Let There Be Rock”. Los bises, como viene siendo habitual, constaron de “Highway to Hell” y “For Those About To Rock”, donde seis cañones en Madrid y doce en Barcelona dispararon las temidas salvas conmemorativas. Ir por la M-30 madrileña o la Ronda Litoral barcelonesa y escuchar los cañonazos de AC/DC debe ser una experiencia religiosa. Uno de estos años debo acordarme de salir antes del show para experimentarlo. Así mismo, la banda trajo un buen castillo de fuegos artificiales con el que festejar el fin de cada concierto (una de esas tácticas habituales para retener al público unos minutos más hasta que la banda ha abandonado el recinto y evita el caos viario posterior a cualquier concierto masivo).

Las comparaciones son odiosas, pero pese a la voz de Brian Johnson algo más cascada, el show de Barcelona fue muy especial: desde la mayor amplitud del estadio y la enorme asistencia que hubo (lo dicho, más de 62.000 almas…algo que solo consigue Springsteen y U2 en la ciudad condal) pasando por el nivel de entrega de Angus, quien fue un torbellino como siempre, pero aún más de lo que lo fue en Madrid. Estas cosas no se pueden explicar con palabras, obviamente. Hay que vivirlas. Solo diré lo obvio: cuando ves a un tipo de 54 años semiasfixiado en el suelo de un macroescenario, exprimiendo notas de su guitarra como si le fuera la vida en ello, cubierto en un charco de sudor, mientras 62.000 personas están patidifusas como si se les hubiera aparecido la Virgen y aplaudiendo al unísono…si no te emocionas, es que no eres humano.

Texto y fotos: Sergi Ramos

Promotor:Live Nation

Asistentes:60000

Día:07/06/2009

Sala:Estadio Vicente Calderon / Estadi Olimpic

Ciudad:Madrid / Barcelona

Puntuación:9