NIGHTWISH (6/10)


Y llegaba la hora para una de las propuestas más melódicas del
festival y, lastimosamente, el sonido no acompañó la ocasión
desluciendo cualquier atisbo de virtuosismo vocal.



Antes de todo, decir que la noche se adueñó de Villarobledo haciendo
que el terrible sol pasara a mejor vida en el día de hoy. Después
de la discreta actuación de la sombra de lo que fueron SEPULTURA años
ha, la banda finlandesa NIGHTWISH aparecía en escena al son de "Bless
the child", uno de sus temas más interesantes de su último
"Century child".



A primera vista, la banda de Tuomas Holopainen parecía sentirse descolocada
en lo que se refiere a situación escénica, haciendo especial hincapié
en la supuesta diva Tarja Turunen, la cual, parecía una vaga sombra de
sus interpretaciones de estudio. NIGHTWISH siguieron su camino con "The
kinslayer", percantándose la audiencia del pésimo sonido
del que disponían para efectuar e interpretar tan limpias melodías.
Aunque a duras penas se intuía la voz de Tarja, "Come cover me"
supuso un ansiado espejismo en lo que se refiere a mejora de sonido, pero, aún
así NIGHTWISH no lograba convencer ni con sus mejores cortes de "Oceanborn".
Demás títulos de su último lanzamiento como "Dead
to the world" evidenciaban también una discretísima actuación
por parte del guitarrista Erno Vuorinen, demasiado despistado para la ocasión.




Evidentemente, y como era de esperar, la banda iba mejorando minuto a minuto,
pero, dicha ansiada mejora llegó un tanto demasiado tarde. "She
is my sin" y "Slaying the dream" deambularon sin pena ni gloria
hasta que llegó el clásico más clásico de la banda,
la esperada "Wishmaster". Fue aquí donde la banda parecía
encontrarse más a gusto cuando, de repente, desaparecieron de escenario
en un simulacro prematuro de despedida.



Poco más a partir de aquí ya que la fascinante versión
del clásico himno del irlandés Gary Moore "Over the hills
and far away", simbolizó también la despedida de NIGHTWISH,
ciertamente, un concierto muy desilusionante en cuanto a teóricas expectativas
creadas.


Manu Estrada.