WHITESNAKE
Tenía muchas ganas de ver a WHITESNAKE en directo, aunque ir a conciertos en pleno mes de julio sea más una putada que una bendición. El último disco de la banda ha calado hondo entre fans perpetuos de Coverdale como quien suscribe estas lineas y una banda con un buen disco nuevo en la calle siempre me motiva más a asistir al concierto que una banda tocando el mismo setlist exacto de la última vez. Ya había visto en tres o cuatro ocasiones a la serpiente interpretando los mismos temas exactos, entre el 2004 y el 2006, cuando la gira de reunión dio sus primeros y segundos pasos en España. El motivo de ésta visita ya no era la simple nostalgia –al menos no para Coverdale, sí para una buena parte del público- sino la confirmación de que WHITESNAKE son lo que se suele llamar una banda “activa”, es decir, que compone y graba nuevas canciones a estas alturas de su carrera. Y ese es el verdadero valor por el que el público debería regirse ante giras como éstas. El esfuerzo que ha hecho David Coverdale y su banda para dar un disco en la onda del sonido clásico de la banda y contentar a los fans de toda la vida ha sido digno de ser reconocido y más de 2000 personas lo han reconocido en Barcelona cuando el show ha comenzado con uno de los mejores nuevos temas: “Best Years”.
La velada comenzó puntual como un reloj suizo. A las 21:30 exactas se apagaron las luces y la banda salió a escena con la naturalidad habitual y con esa misteriosa intro que ejecuta la banda mientras va tomando posiciones en el escenario. Como siempre, el inicio de procedimientos viene marcado por un gran “Are You Ready?” de Coverdale, como mandan los cánones. Y entonces, el gigantesco riff del nuevo tema favorito de Coverdale inunda el muy cascado Razzmatazz con la potencia de mil ejercitos (mil ejercitos cabreadísimos). El único problema fue que la voz de Coverdale no se oía, que el bajo estaba saturadísimo y que hacia un calor horrendo en todo el recinto.
Las dos cosas que tenían arreglo no se arreglaron o, mejor dicho, se arreglaron a medias, pues la voz de David no se escuchó en todo el concierto, demostrando que o sigue estando muy escasito de recursos a su edad (voto por ella) o que el técnico no pudo mover el fader de la voz principal en toda la noche (poco probable). No me importa en absoluto, de todos modos. Los que ya hemos visto a WHITESNAKE varias veces en los últimos años sabemos lo que nos vamos a encontrar: que David apenas puede llegar al final del concierto sin hacer esfuerzos sobrehumanos y utilizar todos los trucos posibles para dosificar su voz. Duelos de guitarra, solos de batería, presentación de la banda, que cante el público…e incluso me arriesgaría a decir que alguna que otra parte pregrabada que suena sospechosamente bien pese a que David se separe el micro tres metros de la boca. Ojo, no estoy afirmando nada. Estoy diciendo que da la impresión desde el público de que algunas partes vocales de Davod son susceptibles de poder ser ejecutadas de manera poco natural, algo común hoy en dia, y más en artistas lóngevos que no pueden igualar sus registros de antaño por una simple cuestión de edad y recursos vocales. La cuestión es que las partes “dudosas” son interpretadas con tanta convicción por parte de David que cuesta diferenciar si realmente estamos ante una grabación puntual o no. Lo que si es cierto es que, como en el caso de Rob Halford y Paul Stanley, el reverb hace milagros en las notas más agudas. Nada en contra, reitero, pero es obvio que la edad no perdona y debemos reflexionar sobre lo que exigimos a nuestros artistas favoritos frente a lo que ellos pueden ofrecer fisicamente. Cuando se falsea algo es porque ya no se puede hacer naturalmente y en algo tan digno como el arte, el falseamiento no debería estar presente. Pero, oh, tan solo es mi opinión.
El grueso del show estuvo marcado por los nuevos temas intercalados entre clásicos de toda la vida renovados respecto a las últimas visitas de la banda. Tras “Best Years” sonó “Fool For Your Lovin’”, para tratar de captar la atención de aquellos que vieron a la banda por última vez en el Velódromo en 1990 y no sabían muy ni quiera el tipo rubio de la guitarra ni quien era ese tipo parecido a Mercedes Milá que había en el centro del escenario y que cantaba tan parecido a David Coverdale. El público merece mención a parte: nunca he visto un consumo de cocaína tan intenso como en el concierto de Whitesnake. La cantidad de “reventaos” con serios problemas que vi en el show fue alarmante, aunque poco considerable en relación a la cantidad total de gente. No obstante, creo que el asunto merecía especial mención. Por lo demás, me sorprendió a muchos jovenzuelos entre el público que probablemente nacieron alrededor de la salida de “Slip Of The Tongue”, y con suerte. No se muy bien si fueron los carteles de última hora que anunciaban la gira por la ciudad condal, una fuga de un instituto cercano o que finalmente Coverdale ha aprendido a conectar con las generaciones más jovenes gracias a su similitud con la presentadora de “Gran Hermano”. Probablemente lo último.
Volviendo al set-list, que me voy por las ramas, hubo muchas canciones nuevas, quizá incluso demasiadas. Fue una buena manera de renovar el setlist y, por suerte, el público demostró su aprobación coreando y vitoreando muchos de los temas de “Good to Be Bad” como si fueran viejos clásicos de la banda. No obstante, y como suele pasar, la reacción en los nuevos y en los antiguos no fue comparable. “Can you Hear The Wind Blow” suscitó una leve brisilla en comparación con el revuelo que levantó “Love Ain’t No Stranger”, por poner un simple ejemplo. Porque parece que lo de intercalar temas Coverdale lo preparó al dedillo. Después de entretenernos con la nueva “Lay down Your Love” llegó el turno de la clásica “Is This Love”, demostrando que si, que el esquema estaba muy bien hecho y que Coverdale no se iba a desviar ni un milímetro del mismo.
Tras “Is This Love” llegó el turno de un largo duelo de guitarras, al más puro estilo de lo que solían hacer Vandenberg y Vai hace casi veinte años antes de “Crying In The Rain”. Como siempre, Reb Beach demostró que el es el más flashy y que Aldrich es el que tiene más feeling, nada nuevo. La nueva “A Fool In Love” nos devolvió al esquema habitual, seguida de un también largo solo de batería del nuevo Chris Frazier. Acostumbrados a varios años de solos de Tommy Aldridge, cabe decir que Frazier no tiene nada que hacer con su solo. Sono vacío y poco original. El de Aldridge, al menos, te deja con la boca abierta. “Ain’t Gonna Cry No More” fue coreada por toda la sala, con Doug Aldrich tocando la acústica en un taburete que Coverdale le limpió con la mano antes de que depositara sus posaderas el rubio guitarrista. “Mirad” dijo Coverdale “Whitesnake tiene mobiliario y todo!”. “All For Love” fue otro de los nuevos temas más aplaudidos de la noche, con ese solo salvaje que tanto ha gustado a los que poseemos el nuevo disco.
El final de fiesta llegó con tres clásicos absolutos. El primero de ellos, el espectacular “Guilty Of Love”, que sonó muy energético, aunque algo cojo debido al deplorable estado de voz de Coverdale a esas alturas del concierto. “Give Me All Your tonight”, al ser algo menos exigente con su garganta, sonó bastante mejor, pero igualmente lejana de lo que se puede esperar de un gran vocalista como fue David. Fue curioso, eso sí, que Chris Frazier decidiera comenzar el tema antes de lo esperado provocando una mirada de alucine por parte del vocalista. Finalmente, “Here I Go Again” fue el momento-himno que todos estábamos esperando y que finalizó el concierto cuando el reloj marcaba una hora y media desde el inicio del mismo.
Los bises no se hicieron esperar y un sudadísimo Coverdale salió a escena para dar las gracias al público croando un gran “Still Of The Night” que parecía completamente instrumental de no ser por el grito ocasional en el intermedio del tema. Cuando parecía que la cosa ya había llegado a su final, el vocalista miró al resto de la banda y les hizo saber que se atrevía con otra más, que fue el clásico “Burn” de DEEP PURPLE. Por así decirlo, aquí la voz ya ni existía. Y no era una cuestión de sonido: es que Coverdale ya no podía más. Ni un minuto más. Fisicamente se conserva, nadie lo niega, pero vocalmente está totalmente acabado. Hay que tener en cuenta que es el final de gira y que las canciones de la serpiente son muy exigentes, pero nada justifica que el sonido del show fuese tan paupérrimo y que Coverdale rindiera tan escasamente. No se, ponganle un chute de algo, pero no se puede cobrar el auténtico pastón que WHITESNAKE cobran por show para luego dar un show en el que la figura principal no puede con su alma. Extrapolemos esto al mundo operístico. Si Carreras o Caballé salieran a escena con una voz jodidamente hundida, nadie iría a verlos. Los rockeros sí, y pagando una burrada, todo sea dicho.
Texto y fotos: Sergi Ramos
Promotor:Last Tour International
Asistentes:2000
Día:25/07/2008
Sala:Razzmatazz
Ciudad:Barcelona
Puntuación:6
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