Las cosas están como están en España, así que para que uno pueda disfrutar de uno de los mejores espectáculos del mundo del rock, hay que salir fuera de nuestras fronteras. Carretera y manta hasta Ámsterdam, pues la gente de Paul O’Neill realizaba, por vez primera, una gira a nivel europeo. Hace años, Jon Oliva nos comentaba que calculaban que en Europa la cosa podía funcionar mejor incluso que en los Estados Unidos, pero todavía el proyecto sigue en estado embrionario, por lo menos, en el Viejo Continente.

Para los que desconozcan al grupo, decir que la Trans-Siberian Orchestra es una banda paralela del grupo de Florida, Savatage, y que con el paso del tiempo, ésta, se comió a la banda madre. Primero se dedicaban a hacer villancicos metal, pero viendo que la cosa cuajaba, han terminado ofreciendo esos mismos discos conceptuales de los Savatage de los 90, sólo que con más presupuesto y bajo el nombre de la Trans-Siberian Orchestra. Curiosamente, en Estados Unidos todo el mundo conoce a la Orquestra, pero pocos a Savatage; mientras que en Europa, se nota que el tirón de la banda de los hermanos Oliva sigue siendo enorme.

El Heineken Arena está al lado del estadio del Ajax, y la verdad es que es un recinto precioso y con una acústica exquisita. Todo el mundo iba a estar sentado, pero lo realmente alarmante es que la cerveza, en Holanda, salga más barata que en España. Y ya no sólo la cerveza… Algo no cuadra cuando ves que en tu país los precios son iguales o superiores a Europa mientras que los sueldos están a la mitad. En fin, quien quiera entender que entienda. Puntuales, a las 20:00 en punto, empezaba el espectáculo mientras los seguratas avisaban a la gente que se espabilara a sentarse en su sitio. O estábamos todos en nuestros respectivos asientos o no se empezaba.

Presentaban el excepcional “Beethovens Last Night” (2000), sólo que esta vez Jon Oliva no podía asistir por motivos personales. Su lugar lo ocupó Jeff Scott Soto, y realmente lo bordó. En “Overture” hubo un despliegue de luminotecnia asombroso con dos plafones que emitían imágenes y que daban una profundidad al escenario excepcional. De telón, había tres ventanales góticos en los que se proyectaban videos e imágenes. Pasaron por allí un cielo estrellado, rayos, helicópteros, relojes y unas cortinas digitales que se movían con el viento. Desgraciadamente no era el show completo. A pesar del fuego trasero, no había ni pantallas laterales para ver los detalles técnicos y los primeros planos, ni el derroche de pirotecnia que suelen utilizar en USA.

La estructura del show sigue la historia del disco, contando con el excepcional narrador Bryan Hicks. Muy presente, protagonista y expresivo. Hicks va hilvanando la trama y aparece entre tema y tema. Espectacular es el arranque con “Midnight” y “Fate” a la vez que contemplas a Chris Caffery, Al Pitrelli (guitarras), Johnny Middleton (bajo) y Jeff Plate, o lo que es lo mismo: la plana mayor de Savatage. El cuarteto de cuerda es exquisito y las apariciones de los vocalistas se suceden. A ello hay que sumarle la presencia del virtuoso violinista Roddy Chong. El público permaneció en todo momento sumamente respetuoso y callado, nada que ver con un show de rock en España. Había momentos que estábamos más cerca del visionado de una pelícua de Walt Disney que de un concierto de los exSavatage.

Desgraciadamente hay ese toque excesivamente americano, azucarado e incluso cursi, pero ver a la banda clavándolo todo y ejecutar con suma maestría “What Good Is Deafness”, es una gozada y un privilegio. Espectacular fue ver a las coristas ejecutar las corografías. Soto se lució en “Mephistopheles”, pero cabe remarcar que el trabajo de Andrew Ross y John Brink es de 10.

En “What Is Eternal” se lució la vocalista, y en “Mozart and Memories” se visitó su último disco “Night Castle” y de paso, esa maravilla del disco “Dead Winter Dead” llamada “Mozart and Madness”. La banda ha ido adaptando los temas de Savatage a la orquesta. Todo fan de Savatage tuvo que contener la emoción. Si te levantabas extasiado a cantar y bailar las filas de detrás se quejaban. Definitivamente los temas del “Beethovens Last Night” ganan más en directo. “Mozart” y “Vienna” fueron apoteósicas, como también lo fue “The Dreams of Candlelight”. Cabe decir que el cometido de Georgia Napolitano a las voces fue sensacional. Se hace realmente complicado destacar a alguien por encima del resto. Caffery, Pitrelli, Chong y Middleton se mueven absolutamente “a lo metal”, con mucha posturita y derrochando esteroides.

Uno de los mejores tramos de la velada incluía “Requiem (The Fifth)” (de lo más aplaudido), y “The Dark”. Tras la narración de Hicks, Derek Wieland tocó el “Für Elisa”, que aún no siendo tampoco muy espectacular, queda absolutamente mágico con las luces, lásers y esas cortinas movidas por el viento. Muchos se emocionaron, con razón. Desgraciadamente, sigo sin poder comprender como el grupo obvia el mejor tema del disco: “Mephistopheles Return”. Así se lo hice saber a Chris Caffery posteriormente, pero se limitó a sonreír y a decir: “la próxima vez…” Claro, segurísimo que lo haréis…

Tocaba “After the Fall”, “A Last Illusion” y “This Is Who You Are” (muy intensa y evocadora), preciosos cortes en los que los protagonismos se sucedían. La obra está más cercana a los musicales londinenses que a un concierto propiamente dicho. En “Beethoven” momento para el lucimiento de Pitrelli, Chong y Caffery. Hasta en los temas instrumentales la banda consigue emocionar. El momento de “Misery” fue exquisito con un Soto bordando al Mephistopheles. Qué maravilla si hubiera estado Oliva… La 100% Savatage “Who Is this Child” emocionó al respetable. Estos temas a voz y piano que los Savatage hicieron célebres en el “Streets” vuelven a la vida con este tipo de composiciones. Con “A Final Dream” terminaba la historia de la última noche de Beethoven y nos preparábamos para las sorpresas finales.

Primero cayó la “Toccatta” de Wagner, pasada por el filtro del grupo, para continuar con “Mountain”, tema del último disco, y que es un guiño al “Hall of the Mountain King” que ya grabó Savatage, su versión personal de la maravillosa composición de Edvarg Krieg. En ese momento apareció Paul O’Neill y avisó de que el grupo preparaba un proyecto blues. Sentado en un tamburete, y armado con una acúsica, atacó “Sleep” de Savatage con Georgia Napolitano a las voces. Preciosa voz negra y momento realmente intenso. La fusionaron con una personalísima versión de “Help” de los Beatles. Rizando el rizo, salió toda la banda para atacar el “O Fortuna” de Carl Orff. Se lo habíamos visto a Therion, pero la verdad es que la Trans-Siberian Orchestra consigue más espectacularidad. Finalmente el grupo tocó “Another Way You Can Die” de su última obra y despidió a lo grande con “Chance”. Posiblemente el tema que ha terminado creando la Trans-Siberian Orchestra tal y como la conocemos. Momento mágico y ya con todo el pavellón puesto en pie. Falló el cánon polifónico, pues no puede ser que consigan más fuerza los propios Savatage que toda la Trans-Siberian. Le faltó algo de fuerza, pero se les puede perdonar todo. El concierto fue absolutamente mágico y eso que no desplegaron, ni mucho menos, todo su potencial. Tras el concierto la banda dijo que estarían todos firmando discos a la salida. Así fue. ¿Cuántas bandas hacen esto? Pudimos charlar con ellos, decirles que veníamos de Barcelona y reclamarles que tocaran más temas de Savatage. Evidentemente…

Mereció la pena viajar hasta Amsterdam para disfrutar de algo que en España difícilmente llegaremos a ver. Posiblemente estemos ante la primera piedra puesta de la Trans-Siberian en Europa, y habrá cada año una gira de primavera. Faltaron el “Carol of Bells”, “Wizars in Winter”, el “Believe”… En fin, mil canciones, pero recuerdo: el grupo llega hasta las 2 horas y 45 minutos de show. Así que difícilmente podemos quejarnos de nada. Me viene a la memoria ahora cuando en el Machina entrevistamos a Jon Oliva y le dijimos: “¿Por qué Savatage no llenan estadios?” Jon Oliva no lo tenía muy claro: “Yo tampoco lo sé”, dijo. Finalmente el tiempo le ha dado la razón. Savatage llenan estadios, a pesar de que lleven el nombre de la Trans-Siberian Orchestra. Supongo que irán colando todo su repertorio en los próximos discos. Criss Oliva, desde el cielo, puede estar sumamente orgulloso de hasta dónde han llegado. Es una lástima que se lo haya perdido, pero la vida es así de injusta. IMPRESCINDIBLE verles, aunque te guste el Fary, Cannibal Corpse o Iron Maiden. Es uno de los más grandes espectáculos que uno puede ver en la actualidad. Palabra…

Texto: Jordi Zelig Tàrrega / Fotos: Facebook Trans-Siberian Orchestra

Promotor:-

Asistentes:3000

Día:26/03/2011

Sala:Heineken Arena

Ciudad:Amsterdam

Puntuación:10