De Suecia conocemos muchos estereotipos: mujeres rubias, días que parecen noches, arenques o frío. Fue esto último lo que los suecos OPETH trajeron consigo hasta la capital del reino, en otra invernal noche de Diciembre. Aquellos que comenzamos a hacer cola a tempranas horas de la tarde pudimos ver cómo aumentaba la cantidad de gente conforme el frío se hacía fuerte en la calle, y cuando nos informaron que AMPLIFIER habían cancelado su set por problemas con el autobús de gira, ya nos hicimos a la idea de que habría que esperar un buen ratito más al fresco.

Por suerte, no tardaron mucho más de lo planeado en abrir la sala y sobre las ocho y media pudimos ir tomando posiciones para la descarga de OPETH, quienes a la postre ofrecerían otra de las cosas que más solemos asociar con los suecos: una buena ración de metal para el respetable.

Con una entrada rozando el lleno, puede decirse que parte del éxito de la noche ya estaba conseguido: pocas han sido las bandas este año que, volviendo en tan poco tiempo, han tenido una respuesta de público tan excelente como OPETH. No podemos olvidar que ya llenaron hace casi exactamente un año antes, por lo que ya sólo quedaba ver qué serían capaces de ofrecernos en las ¿mismas? condiciones que el año pasado.Para entender la importancia de este concierto hay que remontarse a algo más de un año atrás, cuando comenzó la gira de “Ghost Reveries”. Por aquel entonces, Martin López volvió a fallar y el habitual reemplazo llegó de la mano de Martin Axenrot. Parece que sólo hay músicos llamados Martin, pero servidor se pregunta si ese nombre siempre es garantía de habilidad y destreza, porque parece la tónica habitual. A lo que íbamos; Axenrot ha sido el batería de esta última gira de OPETH, y cuando pasaron por aquí en 2005 ya nos encontramos a este señor rubio a los parches.

La sombra de López es alargada, eso está más que claro. En aquella ocasión Axenrot lo hizo lo mejor que se puede hacer teniendo en cuenta las circunstancias: todas las miradas sobre ti y la inevitable comparación con un batería que ha hecho muchísimo por OPETH no son cosas fáciles de llevar, y esto, unido a la complejidad de los temas y del trabajo de Martin López en general, hace que sea difícil unirse a una banda como la de los suecos. Básicamente, a Axenrot se le ha puesto un poco a caldo, principalmente porque se le vio que iba un poco justo.

Un año después, ha llegado la hora de que la gente se trague en cierto modo sus palabras, porque en estos momentos, ya confirmado como batería oficial de la banda tras la salida de Martin López, Martin Axenrot es el indiscutible rey y señor de las baquetas del grupo, y no sólo porque no haya más baterías en el grupo: Mr. Axe se ha ganado más que a pulso el respeto de todos nosotros con la exhibición que se pudo presenciar en este concierto.

Cuando OPETH subieron al escenario entre un ensordecedor griterío ya nos olíamos que la cosa empezaría como empezó, es decir, igual que el año pasado: subir, coger los instrumentos y comenzar “Ghost of Perdition” como quien lo lleva haciendo toda la vida. Sin dar tiempo a respirar, el primer tema de “Ghost Reveries” comenzó dejando ver el primer problema que nos aquejaría a lo largo de la noche: se escuchaba poco a Mikael, y con Per Wiberg, el hombre en la sombra, ocurría más de lo mismo. Al poco tiempo de comenzar la actuación, los técnicos irían haciendo lo suyo con Mikael, pero el problema con Per se mantuvo casi toda la noche, salvo en momentos puntuales. Una pena pues no poder disfrutar de todos los arreglos que este hombre tiene hechos para los temas más clásicos de la banda.

Aún así, el excelente estado de forma de la banda era más que patente. El nivel de compenetración entre ellos es máximo, y la ejecución de las canciones no puede ser más perfecta. De esta forma el grupo se fue deslizando por “Ghost of Perdition” mientras el público disfrutaba claramente del espectáculo y Axenrot empezaba a deslumbrarnos con una primera actuación excelente. El sonido fue mejorando conforme los técnicos ajustaron bien hasta el más mínimo detalle y en la apoteosis del tema ya estaba todo vendido, como quien dice: público contento, grupo sonando y todos en general calientes.

Con el intermedio entre canción y canción Mikael comenzó con sus habituales paridas: es increíble ver cómo un tío tan serio es capaz de ser tan cachondo sobre un escenario. Actuando en plan monólogo nos saludó y nos presentó la siguiente canción: “When”. El público enloquece y empieza este bestial tema del “My arms your hearse”, el único que cayó en toda la noche para desgracia de todos los que pedían a gritos “Demon of the fall”. Y no eran pocos.

Teniendo en cuenta el brutal comienzo del tema todavía me extraña que tengamos tímpanos los de primera fila. Es curioso ver cómo los temas más recientes de la banda suenan como si hubieran sido compuestos ayer, con una fuerza bestial y, sobre todo, con el refuerzo melódico que aporta Wiberg, al cual se le oye poco pero se le nota. Aún así es una pena que se le oiga tan poco, insisto. Sobre todo cuando Peter Lindgren te dice en el DVD del Ghost Reveries que es el mejor músico del grupo: entonces que nos lo dejen oír, leches. No sólo queremos coros, queremos disfrutar plenamente de todo lo que aporta y no sólo escuchar bien las partes suaves, porque desde luego que en las partes duras de los temas no. Es el único punto negativo del grupo actualmente, que no ajustan bien a Wiberg.

“When” fue enlazada hábilmente con “Bleak”, con lo que ya hacíamos tres canciones que se tocaron el año pasado. A pesar de que no estaba Steven Wilson en el escenario, Per Wiberg se las basta él solito para hacer el apoyo de coros a Mikael y el tema queda más que bien. No obstante podrían haber tocado cualquier otra del “Blackwater park”, para repetir menos…pero bueno, tampoco se iba a quejar nadie, porque llega un momento del concierto en el que OPETH idiotizan de tal forma al público que pueden hacer lo que les de la gana.

Con el fin de la canción Mikael volvió a hacer de las suyas, vacilando al personal, haciendo chistes graciosos y, mientras tanto, de fondo sonaba un teclado que a los que habíamos escuchado la versión de “Soldier of fortune” comenzaba a hacernos pensar que iba a caer esta gran revisión de un tema que es de los favoritos de Mikael. Desgraciadamente la sorpresa no fue tal, porque no fue Soldier of fortune la canción que comenzó a sonar…fue “Face of Melinda”, así que no pasa nada, sorpresa igualmente. Este precioso tema del “Still Life” fue sin duda una de las revelaciones de la noche, con un Axenrot delicado, guitarras perfectamente entrelazadas, un Méndez cuidadoso y Per Wiberg dando el sonido perfecto. Sí señor, así es como debe sonar OPETH sin duda alguna. La canción experimentó alguna variación al final, básicamente consistente en que el riff final era más cortante, lo que le dio un sonido bastante distinto al final. Muy bien, vaya.

Al finalizar Mikael intentó tocar “Free Falling” de Tom Petty, pero debe tenerlo prohibido por copyright o algo así, porque decidió no hacerlo y presentar la gran excepción: “The night and the silent water”, un tema absolutamente inesperado hasta que en esta última parte de la gira comenzaron a tocarlo con motivo de su serie de conciertos "Chronology MCMXCIV-MMV – A Live Observation By Opeth". Siendo una canción rescatada recientemente y que no había sido tocada nunca en directo hasta hace relativamente poco, sonó totalmente increíble, sobre todo la parte suave, más intimista, que destacó por encima del resto del tema. Será un placer re-escucharla en el DVD en directo que se grabó hace poco, y que esperamos poder tener en nuestras manos en algún momento de 2007.

Cuando terminó la canción Mikael siguió comentando sus cosas: que si la siguiente canción era una canción malvada, que si le daba igual tener 32 años y componer canciones que hablaran de Satán, que si no nos gustaba pues que nos dieran por el culo…poesía pura, vaya. Fuera de bromas, este hombre sabe cómo animar al público, y así, entre carcajadas de la gente, atacaron “The Grand Conjuration”, uno de los temas más violentos escritos por la banda. Para ser el segundo y último tema de “Ghost Reveries” podrían haber escogido alguno que no hubiera caído la vez anterior, por ejemplo “Harlequin Forest”, pero aún así fue bien recibido, ya que hay que insistir que los OPETH que nos han visitado esta vez se diferencian bastante de los de la vez anterior, y la culpa de todo la tiene Axenrot, que en lo que quedaba de concierto iba a darnos el recital de su vida.

El tema sonó salvaje de principio a fin, sin fisuras, notándose que lo llevan tocando casi en todos los conciertos desde que salió a la venta “Ghost Reveries”. Tan brutal sonó que chocó con la siguiente canción: “Windowpane”, canción que compusieron, según Mikael “We make cock rock” Åkerfeldt, porque les gustan las mujeres. La belleza y fragilidad de este tema sorprenden al oyente siempre, ya que, de entre todas las canciones del “Damnation”, seguramente sea la que más sobresale del conjunto. Fue un placer ver esta canción en directo, ejecutada con una exquisitez absoluta. Un delirio sin duda alguna, pero cuando pensábamos que ya no se podía mejorar lo visto y oído esa noche, que lo que faltaba era lo predecible y poco más…justo en ese momento Mikael nos pidió que cantáramos lo que Per Wiberg tocaba en su monstruo repleto de teclas. Y lo que teníamos que cantar era la introducción a “Blackwater Park”..

La canción perfecta, salvaje, potente, y tocada con una perfección sin igual. Una de las canciones más infravaloradas del grupo, algo absolutamente incomprensible, teniendo en cuenta cómo sonó aquella noche. Será algo a recordar, sobre todo con esas entradas en las que los guitarras cabecean, el enano ese que tiene un bajo arrasa las cuerdas, el teclista desaparece en una maraña de cabellos y el batería destruye sus rótulas en un vano intento los cinco de vencer a una canción que tiene vida propia. Malvada y oscura, pero cautivadora al tiempo, con su final marcaba el momento en el que el grupo abandonaba el escenario, aunque todos sabíamos que el trabajo no se había terminado aún.

Unos dos minutos de ovación del público, pidiendo que volvieran, tuvo su resultado. La gente estaba calentita y quería terminar a lo grande, y ellos lo sabían, así que Mikael nos presentó la canción favorita de Barbra Streisand: “Deliverance”. Ignoramos todos el estado físico de Axenrot, pero si los demás ya parecían pasaditos después de “Blackwater Park”, que tiene uno de los finales más salvajes que se pueden concebir, el comienzo de “Deliverance” se planteaba como algo brutal…y así lo fue. Este tema es a OPETH como “Smoke on the water” para DEEP PURPLE: hay que tocarlo siempre porque la gente lo pide (aunque, honradamente, aquella noche se pidió más “Demon of the Fall”), siempre gusta y siempre deja contentos a todos. No puede haber muchos finales mejores a una noche como esta sin duda, sobre todo cuando suena como sonó esta vez, aunque en directo y desde que está Per Wiberg pierda ese sonido crudo y pase a sonar más gruesa, con más cuerpo.

El espectacular cierre del tema vería un final alternativo en el que Méndez acabaría por desenchufar el bajo de las tortas que le pegaba. Es lo que pasa cuando nos emocionamos. Sólo le faltó tirarse por los suelos y reventar el bajo a mordiscos, qué tío más cafre…y qué bueno es el jodío. Esto no evitó que todo pudiera terminar como está planeado, y así llegaba a su fin el concierto. 

Hay un balance que hay que sacar de todo esto: si en menos de un año OPETH han llenado o casi llenado del todo dos veces una sala significa que el estado del grupo es, tal y como está la escena musical actualmente, increíble. No pegan bajón hagan lo que hagan, y viendo la progresión que llevan no parece que esto vaya a ocurrir. Su base de fans cada día crece más, y bueno, no podemos pedir que salgan en los 40 Principales (por Dios, que no se les ocurra ni nombrarlos), pero son la más clara demostración de cómo hay bandas de calidad que, como ellos, tienen un hoy y un mañana totalmente intachables y hoy en día son marginados por la escena musical, y aún así pegan fuerte.Les deseamos todo lo bueno que se puede desear a un grupo que, como ellos, lleva años alegrándonos la vida con discos coherentes, sólidos y con un directo absolutamente deslumbrante. Es de esperar que su próximo disco, que comenzarán a componer en algún momento de 2007, sea más de lo mismo pero mejor, como ya estamos habituados. Sea así. 

Set-lits OPETH 

  • Ghost of Perdition
  • When
  • Bleak
  • Face Of Melinda
  • The Night And The Silent Water
  • The Grand Conjuration
  • Windowpane
  • Blackwater Park
  • Deliverance

Texto y Fotos: J.Díaz-Otero

Promotor:Cap-cap / Gamerco

Asistentes:650

Día:08/12/2006

Hora:20:00

Sala:Heineken

Ciudad:Madrid

Puntuación:9