Ya nos visitaron el pasado noviembre reventando la sala Sidecar, es por eso que todos aquellos que nos quedamos fuera esperábamos con ansia que los grandes supervivientes del Rock and Roll regresaran para contentar a los que no pudimos, y, como no, también a todos aquellos seguidores ávidos por volverlos a ver tras su comeback en el Sidecar. New York Dolls es una de esas bandas que da gusto de ver en escena. A pesar de que Morrissey no sea precisamente muy amado por los metal heads se hizo un lugar en el cielo al insistirles de lo mucho que merecía su vuelta a los ruedos.

Amenizó el ambiente la banda local Rock and Roll Suicide, grupo de versiones de los Stooges con un líder que intenta calcar todos y cada uno de los movimientos de la iguana. No era una cara nueva pues la banda ha llegado a aparecer en shows televisivos (TV3) en horario de tarde, mostrando lo que es el punk a audiencias de jubilados y compitiendo con el Diario de Patricia. No está mal cargar las pilas en esa franja horaria de telebasura incesante. La verdad es que a pesar de su juventud dejaron una grata impresión y clavaron todos los muchos clásicos que sonaron esa noche. Su líder peca muchas veces de sobreactuación pero a pesar de ello transmite; y a la postre fueron un inmejorable entremés para caldear el ambiente ante lo que se avecinaba. Los clásicos estaban cantados: “No fun”, “I Wanna Be Your Dog”, “Raw Power”… y la final “Search and Destroy”. Desconozco si poseen material propio, pero de ser así será más que interesante echarle una escucha.

Y allí estaban otra vez los Dolls, ante una barcelonesa sala que sin llegar a llenarse hasta los topes registró una gran entrada. Cierto que Murcia, Kane y Thunders ya no están en este mundo pero Sylvain Sylvain y Johansen consiguen en cada concierto un espléndido homenaje a los héroes caídos. Ya no visten tacones pero poco importa, de hecho probablemente Johansen sea el único sexagenario al que le quede bien una blusa rosa comprada en el Zara.

La fiesta fue completa y la entrega de banda y público fue de esas que rozan la magia en el ambiente. “Puss n Boots” encendió una mecha que consiguió explosión varias veces durante la velada. Cayó la inmortal “Babylon” que fue combinada con piezas más recientes como “We’re all In Love”, demostrando que su segunda juventud es todo un hecho. Las sonrisas del grupo estuvieron dibujadas en todo momento, detalle inequívoco de que parece que esta gente disfruta en cada momento del directo y eso se transmite y de qué manera entre el respetable.

Hay que destacar las labores de Sammi Yaffa al bajo, parece incluso todo un miembro fundador de los Dolls. También de última hornada y excelentemente recibida por los presentes fue “Dance like a Monkey”, sin unos coros tan perfectos como en estudio pero intensa y pegadiza. Que sean capaces de facturar himnos como este en pleno siglo XXI es simplemente alucinante. Hubo momento de recuerdo a Bo Diddley con “Pills” y evidentemente cayeron piezas del calibre de “Trash” o “Jetboy”. La entrega del grupo fue sencillamente soberbia, de absoluta sinceridad y capaces de, a su edad, ofrecer un show dinámico y atractivo sin necesidad de recurrir a maquillajes ni a ropas femeninas llamativas que hoy en día quedarían más anacrónicas que provocativas. Personalmente no esperaba “Stranded in the Jungle”, otra de las que mejor acogida obtuvieron entre los entregados fans.

No faltaron tampoco a la cita “Looking for a Kiss” o “Private World”, trallazos y pedazos de historia del Rock en estado puro. Los bises desataron definitivamente el clímax en la sala. Lo que se vivió en “Personality Crisis” fue uno de esos momentos que uno se acordará durante mucho tiempo. La gente se volvió literalmente loca y el griterío y movimiento provocó un subidón de adrenalina que culminó con algún que otro espontaneo subiéndose a las tablas. Tuvo trabajo el chico de seguridad que se mostró realmente disuasivo al pillar a uno por los pelos y lanzarse en plancha con él entre el público. Segundos más tarde ya estaba sobre las tablas empujando a otro como si nada hubiese pasado. El fin de fiesta lo puso “Gotta Get Away From Tommy”, inmejorable despedida pero sin llegar a las vibraciones extasiantes de la anterior.

Pocas bandas pueden volver a la carretera con una formación con tanto carisma a pesar de que entre sus filas falten tantas piezas clave. New York Dolls lo han conseguido sobradamente, y eso es algo al alcance de casi nadie. Los padres de todo el movimiento punk, junto a Stooges y MC5, en pleno 2008 son capaces de sentar cátedra y ofrecer unos shows mágicos. Olvidaros de vuestros gustos musicales o preferencias, lo vivido el 6 de mayo fue una cita con la historia y muchos que los desconocen se perdieron una de las, a buen seguro, pocas oportunidades que tendrán de verlos.

Por cierto, qué grande es asistir a un concierto por 21 Euros y que te vendan camisetas oficiales a 10. Ojalá todos los conciertos fueran como este…

Jordi Zelig Tàrrega

Asistentes:300

Día:06/06/2008

Hora:20:30

Sala:Apolo

Ciudad:Barcelona

Teloneros:ROCK AND ROLL SUICIDE

Puntuación:9