Calidad y entrega en pequeñas dosis: Viva Belgrado

Muchos alentaron al cuarteto para que siguieran tocando. Aunque fuera una más. Pero se pusieron a recoger el tinglado como si la cosa no fuera con ellos. El concierto fue de sobresaliente, su entrega también, pero quizás un pequeño detalle para el centenar de personas que se acercaron a verlos, les hubiera hecho dignos de la matrícula de honor.

Tenemos que reconocerlo. Nos encanta meternos en pequeñas salas, achucharnos con las primeras filas, inhalar el olor a sudor imperante, y pedir permiso al de al lado para poder invadir un pequeño espacio vital y darle un buen trago a la cerveza que tenemos entre manos. También para descubrir buenas bandas que toman este tipo de salas como marco de presentación de sus novedades discográficas. En esta ocasión, nos presentamos en la sala Velvet Club para disfrutar de otro cartel de Goetia Session que nos traía a los cordobeses VIVA BELGRADO, como pistoletazo de salida de su nueva gira por el país, acompañados de los malagueños SHONEN BAT, como banda calienta sala de la noche.

Los locales aprovecharon su tiempo en escena, para darnos a conocer sus últimos trabajos “Until forever, on it goes”, publicado el pasado mes de agosto, y «Bad Character», puesto a disposición desde febrero de este mismo año. Y si bien es cierto, que en estudio su math-core/emo-core palidece de dinamismo, el trío demostró que el escenario es el sitio idóneo para disfrutar de su potente descarga. Casi sin descanso, y alargando todo lo que pudieron su show, dejaron más que satisfechos a los asistentes. Los que gusten de guantazos sónicos breves y con estruendos, que no se lo pierdan.

Llegaba el turno de VIVAL BELGRADO, con cierto retraso sobre la hora pactada. Pero fueron salir a escena y aplastar a los presentes con su post rock con tintes screamo, gozando de un gran sonido desde el primer minuto. Se dejaron de aspavientos, y al son de canciones como “La reina pálida”, “Báltica”, “De Carne y flor” o “Madreselva”, fueron dejando noqueado a todo el personal. No dejaba de ser curioso, que su bajista se pasó todo el concierto en el centro del pequeño escenario, de espaldas al público, mientras que el resto de sus compañeros iban alternando esas partes instrumentales evasivas con golpes de crudeza rítmica y lírica a partes iguales. No se olvidaron de su debut “El Invierno”, y nos regalaron una inspirada interpretación de “Reykjavík” en el ecuador de su actuación

Tan acelerados iban, que a muchos nos sorprendieron cuando se vislumbrada el final tras la esperada “Osario”, otra visita a su disco de estreno con “El Gran Danés”, y si la memoria no me falla, una versión de “Arcarsenal” de AT THE DRIVEN-IN. ¿Calidad en pequeña dosis? Muchos alentaron al cuarteto para que siguieran tocando. Aunque fuera una más. Pero se pusieron a recoger el tinglado como si la cosa no fuera con ellos. El concierto fue de sobresaliente, su entrega también, pero quizás un pequeño detalle para el centenar de personas que se acercaron a verlos, les hubiera hecho dignos de la matrícula de honor. Eso sí; sus mordidas, fueron a la yugular.