En un atípico día de Octubre, más por las altas temperaturas propias de los meses de verano que por otra cosa, se nos presentaba otra jugosa cita dentro del carrusel que está suponiendo este inicio del Otoño. Con el precedente de la cita del Norte peninsular, no quisimos jugárnosla y fue así como nos personamos en la sala a eso de las seis y media de la tarde. Este hecho supuso que la espera fuese más que considerable, pero es mejor ser precavido, ya que nunca se sabe lo que puede pasar. Y es que no sería la primera vez que un cambio de sala de última hora chafase a muchos de los interesados, una tarde de concierto. Y si no, que se lo pregunten a ICED EARTH.

Una cola más que considerable serpenteaba en las inmediaciones de la sala La Riviera. Entre obras, vallas, puentes provisionales y demás bondades de la capital del reino, dimos una vuelta de reconocimiento para empaparnos del ambiente reinante en este tipo de citas. Con todo el papel vendido para esa noche, la cita se antojaba antológica. Horarios aparte, la sensación de estar ante una de esas bandas que hacen patria en nuestro país era innegable. Y sobre todo, el seguro de vida que supone contar con un público jovencísimo y totalmente entregado desde el primer instante. Además de los clásicos seguidores de Heavy Metal fijos en estas citas, una legión de imberbes fanáticos de los GUARDIAN se agolpaban en la cola en las horas previas a la apertura de puertas del local. El desenlace, para muchos, no fue tan dulce como esperaban; y es que hasta que pudimos recoger las acreditaciones, vimos como no uno ni dos, sino algunas decenas de chicos que no superaban la mayoría de edad, se vieron forzados a revender su entrada. Las caras de los perjudicados eran todo un poema. Hecho que replantea la actual legislación de esta clase de eventos musicales. Pero ya se sabe, lo que ganan unos, lo pierden otros. Con lo cual esta situación requiere la intervención de terceras personas, pero eso es otro tema.

Las acreditaciones pertinentes se hicieron de rogar, y eso supuso que nos plantásemos en el interior de la discoteca cuando los suecos ASTRAL DOORS ya habían comenzado su actuación. Con un sonido bastante bueno, los de Borlänge aprovecharon sus cuarenta minutos de actuación para captar la atención y convencer a los allí presentes. Los temas de su más reciente “Astralism” y de su predecesor “Evil is Forever”, suenan verdaderamente bien en directo. La inevitable comparación con la banda de Ronnie James DIO quedó patente en temas como “Black Rain“ – el título es ya toda una declaración de intenciones – , “Bride Of Christ“ o “Tears From A Titan“. Bajo un telón vertical con las iniciales de la formación, su líder Nils Patrik Johansson no paraba de moverse y trató en todo momento de animar al público. Y en parte lo consiguió. Si bien la gran mayoría prefirió reservarse para el plato fuerte de la noche, otros muchos corearon e hicieron palmas ante los requerimientos del simpático cantante. El gran aspecto de la sala y la predisposición del público, jugaron a favor de ASTRAL DOORS. No todos los días se recibe de esa manera a una banda formada en el año 2002, con apenas un par de discos a sus espaldas y que encima proviene de un sello menos potente que los clásicos alemanes. Este último hecho no tiene por qué ser determinante; sin embargo, me vienen a la mente otras formaciones al mando del sello español Locomotive, que han pasado sin pena ni gloria por el panorama metalero. Parece que ahora, más con la contratación de GRAVE DIGER, Locomotive hace una apuesta fuerte por los sonidos de puro Heavy Metal. Y ASTRAL DOORS van a ser uno de sus referentes clave. “Time to Rock”, “Evil is Forever” con ese estribillo que animó al salto y al disfrute, “London Caves” y “Of The Son And The Father” formaron la siguiente traca de temas. Para dicho instante, la sala ya estaba a rebosar, y los minis de cerveza corrían de un lado a otro con objeto de mitigar el calor.

Pese a todo, es de agradecer que todavía se pudiese andar de forma más o menos ágil, por el perímetro de la Riviera. Desde los diferentes puntos el sonido se apreciaba nítidamente – teniendo en cuenta las limitaciones de la sala -, aunque algo más bajo de lo habitual. Esta es una tónica que se viene produciendo últimamente; y desde luego viendo los resultados, es una apuesta plausible. Para acabar con su actuación, “Hungry People” y “Cloudbreaker“ completaron un set list, que visto lo visto, obtuvo una buena aceptación. Pero sin ánimo de desmerecer a nadie, BLIND GUARDIAN eran la banda con mayúsculas de la noche. Después de su paso por el “Metalway Festival”, las ganas de verles en un recinto cerrado habían aumentado, y las especulaciones acerca de lo que nos depararía la noche, eran de lo más diverso. Personalmente, debo decir que lo que era “previsible” antes del concierto, se cumplió. Pocos secretos quedan por descubrir acerca de los bardos. Puede que de vez en cuando sorprendan con discos inesperados como “A Night at the Opera”, puede que sufran algún cambio de formación, como la acusada baja de Thomen; puede que los tiempos que corren no sean los mejores para su estilo de música…pero pese a viento y marea, BLIND GUARDIAN siguen por encima de todo género de duda.

Pasadas las nueve y media de la noche hacían acto de presencia sobre el escenario. La intro de “War of Wrath” sirvió como música de fondo para que los guardianes se colocasen, uno por uno, en sus posiciones. Solo faltaba Hansi, y cuando este salió a escena, el gentío se volvió loco y sin tiempo para asimilar la salida del cantante, comenzaban los primeros compases de “Into The storm”. El set-list hizo las delicias de todos aquellos ávidos de temas clásicos y de un exhaustivo repaso de la historia discográfica de los alemanes. El primer tema “bandera” de la marca GUARDIAN fue “Born In A Mourning Hall”.

Un sonido compacto pero quizá algo falta de “punch” envolvió a todos los asistentes, y sin mucho esfuerzo Hansi se metió a todo el público en el bolsillo consiguiendo los primeros coros de la noche. Esta tónica se repetiría a lo largo de todo el recital, y sin ir más lejos “Nightfall”, servía de continuación perfecta en el devenir del concierto. Con un escenario bastante soso, sin ningún tipo de atrezzo o adorno especial, la música era lo más destacado en todos los sentidos.“Script For My Requiem” devolvía a la gente a la época dorada del speed/ power metal. Pese a la sobriedad de la puesta en escena, sí hay que decir que un par de pantallas proyectaron en cada tema imágenes relacionadas con cada uno de los temas, con distinto resultado. En “Fly” un texto emergente – bastante feo, por cierto – aparecía sobreimpresionado sobre un fondo de cielo azul. Pero lo importante repetimos, era la música; y qué mejor que un tema como “Valhalla” para continuar la fiesta que tenían los músicos montada. Sonó algo más pesada que otras veces. La voz de Hansi no puede decirse que sea de virtuoso. Pero sin embargo, le vale para jugar con aquellas bazas que han hecho popular a tal timbre vocal. La táctica era clara: pasar lo mejor posible las partes más complicadas de cada canción y aumentar la intensidad en las partes más coreadas. De esta manera, en cada tema, Hansi subía los tonos hasta un nivel superior, y el público le respondía vociferando los clásicos coros que entonaban al unísono. Y es curioso, ya que todo el mundo cantaba las partes más conocidas. De esta manera, la banda germana se vio aupaba hacia las puertas del éxito, y “Time Stands Still” les sirvió para continuar en esta línea ascendente.

Curiosamente el set-list deparó alguna que otra sorpresa, como “A Past Of Future Secret” o “Majesty”. El sobresalto cuando comenzaron a sonar los primeros acorde de “Bright Eyes” fueron muchos, pero por otras razones. Este tema es muy grande y en directo tiene un “feeling” especial. “This Will Never End” y la extensa “And Then There Was Silence” pusieron el punto y final al primer bloque de canciones de la jornada. Pero nadie creyó que aquello tocase a su fin, y estaban en lo cierto.

Los primeros bises consistieron en el maravilloso “Welcome To Dying”. Eché me menos la fuerza de antaño, pero pese a todo, el tema gustó a prácticamente todo el mundo. En segundo lugar llegaba “Another Stranger Me” y posteriormente una de las canciones mejor recibida del día: “Imaginations From The Other Side”. La de veces que se habrá pinchado esa canción en bares metaleros. Esta vez la podíamos disfrutar en directo, y por ello abandonamos las formas para menear las cabezas al ritmo de la música. Segundo parón y segunda vuelta al escenario. A la postre, sería la definitiva. ”Bard´s Song” y “Mirror, Mirror” fueron los temas elegidos. Mágicos, brillantes y llenos de fantasía. Pecaron de cierta linealidad, pero es que el ritmo que impone BLIND GUARDIAN en sus actuaciones es el que es y nadie se queja al respecto. Todo el mundo se limita a disfrutar y a olvidarse de cualquier otro tema. La noche no daba para más y las luces encendidas indicaban que aquello se había acabado. El peregrinaje hacia la puerta de salida comenzó entonces, con caras de satisfacción y de “misión cumplida”.

Pasadas unas horas de la actuación, lo único que podemos decir es que los que buscaban un concierto predestinado al éxito, lo encontraron. Quizá los que se fijaron en otros aspectos, encontraron ciertas carencias en la dinámica de interpretación de temas, la actitud correcta pero fría de los músicos o la falta de elecciones más arriesgadas dentro de un listado de canciones plagada de éxitos. Pero quedémonos con esto: BLIND GUARDIAN hacen lo que hacen, y siguen cosechando grande éxitos. A fin de cuentas, eso es lo que importa.

Alejandro Pérez

Promotor:Rock´n´Rock

Asistentes:2500

Día:06/10/2006

Hora:19:00

Sala:La Riviera

Ciudad:Madrid

Puntuación:8