TABÜ es una de las bandas de hard rock melódico con mayor proyección de nuestro país. Herederos del sonido americano de los años 80 que capitanearon Bon Jovi en USA, Europe en Suecia y Sangre Azul en España, la banda de Barcelona editó hace unos meses su tercer disco, "Destino".

TABÜ es una de las bandas de hard rock melódico con mayor proyección de nuestro país. Herederos del sonido americano de los años 80 que capitanearon Bon Jovi en USA, Europe en Suecia y Sangre Azul en España, la banda de Barcelona editó hace unos meses su tercer disco, «Destino». Desde entonces han fichado por la agencia Krea Musica para desarrollar su carrera (casa de 7Almas o Tete Novoa entre otros) y las cosas van viento en popa. Presentaron oficialmente el disco en Barcelona el pasado mes de febrero, pero el tema no queda ahí: en breve la banda volverá a la carretera con más conciertos para defender su disco. Sergi Ramos se reúne en un bar del Eixample barcelonés con David, Jordi «Periko» y el resto de la banda para hablar de la actualidad y de la grabación de «Destino».

Tercer disco para TABÜ ¿cual es la principal mejora entre esta banda y la de hace tres o cuatro años?

«Hay una gran diferencia desde el primer disco. Básicamente lo que hemos aprendido. Antiguamente sabíamos lo que queríamos hacer pero no teníamos la experiencia necesaria para hacerlo. Hoy en día la tenemos.»

El sonido de la banda en estudio ha mejorado muchísimo.

«Esto hay que agradecérselo al señor David Palau que ha sido nuestro productor en el disco.»

Las comparaciones son Sangre Azul imagino que son odiosas, pero también habituales. ¿Son un punto de partida para vosotros?

«No. Los coros fueron idea de David Palau y se que el no se fijaría en Sangre Azul en la vida. Yo reconozco que me he criado escuchando a Sangre Azul y son referencia en el sentido de cantar hard rock melódico en castellano.»

«Es un halago, obviamente.»

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Bon Jovi también son una influencia, especialmente sus dos primeros discos. Especialmente en el sonido de la guitarra.

«Perico tiene un rollo muy Sambora a la hora de tocar».

¿Fue el disco de los GURU de David Palau lo que os llevó a trabajar con él?

«La verdad es que el aún no había editado el disco de su banda. Perico contactó con él y entonces fuimos a su casa. Allí nos enseñó el disco de Guru y alucinamos. Cuando escuchamos las voces y el sonido de la batería dije ‘hostia’. Si eres guitarrista hay muchos sitios donde puedes sonar bien, pero sacar esas voces y esa batería con un sonido tan americano y bien producido fue lo que nos hizo decidirnos sin ninguna duda».

¿Cuando comenzasteis a trabajar en el disco?

«Primero tuvimos una preproducción. Grabamos una demo, se la entregamos a él y a partir de ahí comenzamos a trabajar en las canciones para tocar cosas. El proceso del disco ha durado un año».

«Nosotros grabamos la demo y Palau iba proponiendo ideas. Al tener la demo, la estructura y arreglos ya estaban muy definidos. Lo complicado era la parte de los detalles. A veces no sabes como explicar de manera precisa el tipo de coros que quieres, por ejemplo, y limar esos detalles lleva más esfuerzo. Cambiar cosas sustanciales es algo que solo pasó en tres canciones. Lo demás es muy parecido a la demo inicial. No ha habido grandes cambios estructurales».

«Teníamos muy claro lo que queríamos pero Palau dio las pinceladas».

El es muy fan de Toto.

«Y tanto. Las ideas que soltaba en el momento eran muy de músico, no de productor. Es un músico tremendo: lo hemos visto en chiringuitos de Blanes y en escenarios grandes en la tele con Serrat. Y el tio llena el escenario allí donde va».

¿Ha sido una gran inversión grabar el disco o están las cosas más asequibles que nunca?

«Con los primeros discos pagamos un precio muy caro pero las cosas han bajado en los últimos tiempos. A ver, estábamos grabando en los Sonido XXI en su momento y tenían su caché. Es un estudio con nombre. Pero creo que para nuestro estilo no terminaba de casar, especialmente una vez hemos buscado ese sonido más americano».

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¿Trabajáis todos juntos en el estudio o cada uno graba sus partes independientemente?

«En la demo y en el disco trabajamos igual: primero la batería, luego el bajo, luego guitarras, etcétera.»

Una de las cosas buenas de David, como vocalista, es que conoce sus limitaciones y no se excede. Cantas siempre en un rango medio que te es cómodo y no te vas a por grandes gorgoritos tres octavas por encima.

«Esto lo hago ahora, porque en el primer disco quise subir mucho y no podía. En el segundo incluso bajé demasiado. Y ahora creo que he encontrado el punto medio necesario».

«Tienes que tener una voz muy bonita para poder subir de tono sin que sea estridente».

«A mi un Mike Matijevic de Steelheart, por ejemplo, no me gusta. Escucho dos canciones suyas y me canso porque canta demasiado, demasiado arriba. Es impresionante, pero excesivo».

Es decir, que un tipo como Erik Grönwall sería más cómodo para vuestros oídos.

«Esos son unos cabrones, son demasiado buenos. Van muy sobrados. Habrá que ver en unos años como están pero ahora mismo son una gran banda. Cuando tocamos con ellos, flipamos con Erik: se bebió seis medianas en un momento. Es un grande. Ni media hora. Como si fuesen agua. Pero luego el concierto fue impresionante».