Si ya has leído el fabuloso e imprescindible “Por favor, mátame” – Una historia oral del punk” de Legs McNeil, un poco puedes ya intuir por donde irán los tiros. Mark Yarm amplía un poco el libro que hizo sobre el sello Sub Pop, piedra clave en el movimiento grunge, y firma un libro que va para clásico.

Si ya has leído el fabuloso e imprescindible “Por favor, mátame” – Una historia oral del punk” de Legs McNeil, un poco puedes ya intuir por donde irán los tiros. Mark Yarm amplía un poco el libro que hizo sobre el sello Sub Pop, piedra clave en el movimiento grunge, y firma un libro que va para clásico. Si viviste intensamente los 90 o quieres indagar y descubrir lo que supuso el fenómeno Seattle a principios de esa década, este es definitivamente tu libro. Hablan los protagonistas: músicos, representantes, sellos discográficos, roadies… Todo de forma amena y adictiva.

Yarm lo hace de forma cronológica y tiene el gran acierto de dar cancha a las bandas que nunca llegaron pero allí estuvieron y a los pioneros como Malkfunkshun o sobretodo los U-Men. Hay capítulos preciosos dedicados a las muertes de los mitos del grunge mas allá de Kurt Cobain. Definitivamente la heroína en la escena fue devastadora. Esa aura de leyenda en Keith Richards y Johnny Thunders y sus adicciones fue un imán que terminó con muchas estrellas.

Andrew Wood es la personalidad más arrebatadora y la muerte de Mia Zapata de The Gits es tratada con delicadeza y cariño sin caer en el amarillismo. Cobain y Layne Staley quedan como fulgurantes estrellas inmersas en un espiral descendente de adicciones. Otro que sobresale es Buzz Osborne de los Melvins y Courtney Love definitivamente es un personaje oscuro y delirante, pero se agradece que hable claro. Por otro lado me parece espectacular el tratamiento a los malditos Candlebox y a su lucha infructuosa por que les tomaran en serio.

Hay toda la genialidad de la gente que estuvo en Sub Pop, la grabación mítica de discos esenciales, la lucha de Pearl Jam contra Ticketmaster o el injusto ostracismo que sufrieron The Screaming Trees y Tad por no ser guapos. Y se agradece la presencia de Duff McKagan (Guns N’ Roses) o las declaraciones de las hermanas Wilson de Heart. Incluso, y de paso, hay una referencia a Sanctuary, oriundos de Seattle a pesar de no estar en el movimiento.

Uno termina el libro con ganas de marcharse a visitar esa ciudad lluviosa que fue el centro del universo musical por unos años mientras devora de camino todos esos discos imprescindibles. Bandas dispares aunque metidas en un mismo saco y que nos brindaron la que fue quizá la última gran revolución musical masiva en la historia del rock. Puedes completar el libro con el especial de este mes en Popular 1 o lanzarte a por las reediciones de “Badmotorfinger” de Soundgarden o la caja de Temple of the Dog. Esperemos que todo esto sirva de revival y se reivindique todas esas bandas, aunque sea bajo esa maldita etiqueta llamada “grunge”.